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Imbroda pide a la patrona porque “la paz, respeto y solidaridad sigan siendo válidos frente a los fanatismos”

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El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, rogó ayer a la patrona, la Virgen de la Victoria, porque en nuestra ciudad sigan siendo válidos valores como "la paz, el respeto y la solidaridad, en especial en estos tiempos en los que el fanatismo en el mundo está haciendo tanto daño". La petición se producía en una ceremonia religiosa de especial calado, puesto que el vicario episcopal, Roberto Rojo invitó a todos los melillenses a formar una única familia en Dios, descendientes como son los melillenses de las tres principales religiones, del tronco común de Abraham. La Parroquia de la Purísima Concepción se quedó ayer pequeña a la hora de acoger a las más de 400 personas que se dieron cita para participar de la ceremonia religiosa en honor de la Virgen de la Victoria, Patrona de la ciudad, en su festividad. Los asistentes siguieron con devoción la ceremonia religiosa concelebrada por los párrocos de la ciudad y presidida por el vicario episcopal, Roberto Rojo. La ceremonia religiosa contó en esta ocasión con el acompañamiento musical de la Orquesta y el Coro de la Ciudad Autónoma, que interpretaron la bellísima partitura que confeccionara Mozart en su misa de la Coronación.

Homilía
El vicario episcopal, Roberto Rojo, recordó que como cada 8 de septiembre se celebra la natividad de la Virgen María, "madre de todos los hombres porque así se lo encomendó Jesús desde la cruz, para que ella nos condujera a Dios". Afirmó que el de ayer era un día "grande para Melilla, un día histórico" al conmemorarse el aniversario de la proclamación de la Virgen de la Victoria como patrona de la ciudad.

En su intervención, el vicario señaló que en la novena a la patrona se ha constatado la importancia de la familia, como vehículo de transmisión de valores, como la escuela que enseña a amar a Melilla como el amor a Dios. Pero señaló que en Melilla nadie se siente extraño porque "hay una madre, la Virgen María, que nos acoge a todos". Manifestó además que nuestra ciudad tiene la suerte de acoger a los descendientes de las tres grandes religiones de la humanidad, herederas de Abraham, padre de judíos, cristianos y musulmanes, un hecho que debe conducirnos "a la unidad como pueblo", cumpliendo además aquello que promulgara Jesucristo, el mensaje de "amaos los unos a los otros como yo os he amado". Apostilló que en esta gran familia melillense tiene también cabida la Comunidad Hindú.
"Que la Virgen de la Victoria nos proteja a todos los melillenses. Desde esta atalaya de Melilla la Vieja, ora por nosotros, porque seamos esa familia en Dios, formando un árbol unido que siga creciendo". El vicario recordó a los presentes que el próximo 18 de septiembre, a las siete de la tarde y en la Plaza Menéndez, la mesa interconfesional celebrará una oración por la paz en el mundo. A este acto están llamados los melillenses de todas las confesiones y culturas, al objeto de poder trasladar al mundo esos lazos de hermandad, paz y convivencia que reinan entre las comunidades melillenses.

En el apartado de ruegos, se pidió porque "Melilla siga siendo ejemplo de convivencia; porque siga siendo la ciudad de las cuatro culturas, y porque los inmigrantes alcancen su meta".

Discurso
El presidente de la Ciudad Autónoma también mantuvo fiel la tradición instaurada hace 258 años por el mariscal de Campo, Antonio de Villalba y Angulo, quién prometió y juró que cada 8 de septiembre el Primer melillense dirigiría sus ruegos, gracias y homenaje a la Virgen. De rodillas ante la imagen de la patrona, Juan José Imbroda pidió a la Virgen su ayuda y consejo. El mandatario local le agradeció en nombre de los melillenses "la paz, respeto y solidaridad que ha reinado en la ciudad durante este año para que sigan siendo válidos en especial en estos tiempos en los que el fanatismo en el mundo está haciendo tanto daño". Por ello pidió a la patrona "que siga iluminando a los melillenses".

Pidió también por "cuantos nos precedieron, para que hayan encontrado el descanso eterno y des consuelo a sus familias"; por todos aquellos que sufren; por todos los parados para que encuentren pronto un trabajo, por los inmigrantes para que "alcancen su sueño", por los que "sufren incomprensión para que alcancen la paz y derechos que persiguen". Por último, ofreció a la patrona "un trabajo honesto para que Melilla sea cada vez más próspera, justa e igualitaria".

Juramento
En 1756 el alcaide de Melilla, Antonio de Villalba y Angulo elevó una súplica al Rey Fernando VI para que se ratificara pública y solemnemente la proclamación de la Virgen de la Victoria como patrona de la ciudad, de la que venía siendo benefactora desde tiempos inmemoriales. El 3 de febrero de ese año el notario preguntó al vecindario y guarnición si juraban su fidelidad a la Virgen de la Victoria como patrona de Melilla.

La pregunta se formuló ayer de nuevo a los asistentes por parte de Mª del Carmen Martínez Lázaro, secretaria de la Real y Franciscana Congregación de Nuestra Señora de la Santísima Virgen de la Victoria: "¿Promete y jura esta plaza, sus naturales y moradores y vecinos por sí y en el nombre de sus familias la perpetua firmeza del voto de Patrona a María Santísima, nuestra Madre y Señora de la Victoria, ratificando el antiguo nombramiento y legítima posesión en que está este título según y el modo en que queda expresado? Sí, juramos. Este juramento que el pueblo de Melilla acaba de pronunciar ha hecho posible que hoy 8 de septiembre, se siga celebrando su patrona como lo ha venido haciendo a pesar de crisis políticas y sociales, guerras civiles y épocas de apatías religiosas".

Por último, los responsables de la Federación de Casas de Melilla en la Península, las casas de Melilla en Málaga, Almería, Alicante, Valencia, Toledo, Barcelona, Sevilla, Granada, Valladolid, Madrid, las damas de la Virgen de la Victoria de Valencia, la Comunidad Hindún, el comandante general Fernando Gutiérrez, el delegado del Gobierno Abdelmalik el Barkani y el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, hicieron sus ofrendas florales a la Patrona. Con este acto concluyó la ceremonia religiosa, no sin antes entonarse el himno de la patrona y desear el vicario "que la bendición de la virgen nos acompañe siempre".

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Redacción

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