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El joven agredido en la frontera vuelve a urgencias y pasa la noche bajo observación

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Fernando Romero, el joven de 23 años que acusa a agentes de la UIP de haberle agredido mientras esperaba en el paso de Beni-Enzar, tuvo que volver a urgencias aquejado de mareos, por lo que tras nuevas placas se confirmó no sólo el traumatismo en la cabeza sino que se aconsejó que permaneciera en casa bajo observación por si se producían síntomas que aconsejaran su hospitalización. La familia de Fernando mantiene que tras haber sido golpeado permaneció seis horas sin atención médica, por lo que teme que pueda sufrir alguna secuela. Luisa, la madre del joven, manifestó ayer a este diario que a las siete de la tarde del viernes, tuvo que llevar de nuevo a su hijo Fernando a urgencias porque "no se encontraba bien, tenía muchos dolores y estaba mareado". Afirma que el brazo en cabestrillo estaba inflamado, que le había surgido un bulto en la cabeza, junto al hematoma del golpe recibido en la nunca, al tiempo que "decía que por el oído izquierdo oía como hueco".

Observación
En urgencias, además de inmovilizarle el brazo izquierdo, le realizaron nuevas radiografías en la cabeza confirmando el traumatismo. "Me dijeron que lo llevar a casa y estuviera toda la noche en observación y que "si tenía mareos, estaba desorientado, tenía vómitos o no sabía quién era, que rápidamente lo llevara al hospital para ingresarlo, así que estuve toda la noche sin dejarlo dormir, preguntándole cada hora para ver si seguía bien". Afirma Luisa que "ha sido una noche muy larga, una noche de mucha preocupación y miedo por si le pasaba algo a mi hijo".

Según la familia, el joven fue golpeado por un agente de la UIP en el puesto de Beni-Enzar y que a pesar de que perdió el conocimiento, estuvo más de cinco horas sin atención médica en un calabozo. "A las cinco de la tarde lo llevaron al ambulatorio y le pusieron el collarín. Ese golpe lo podía haber matado", dice la madre. Asegura que en la noche que permaneció en el calabozo detenido por atentado contra la autoridad, a la espera de que por la mañana prestara declaración en el juzgado junto a otras tres personas más, el joven tuvo que ser atendido de nuevo por el servicio médico.

Luisa mantiene que su hijo fue golpeado sin mediar provocación, por parte de un agente de la UIP que se extralimitó y que también la zarandeó a ella cuando acudió a la frontera cuando fue puesta en sobre aviso por su hijo de que lo habían retenido. Por estos y otros motivos, la familia ha presentado denuncia contra el agente. La preocupación de Luisa es que el golpe pueda provocarle u ocasionarle a su hijo algún daño o secuela. "Dice mi hijo que cuando recibió el golpe en la nuca sintió como un calambre por todo el cuerpo y se quedó rígido e inmóvil en el suelo, y que lo arrastraron por el suelo y lo llevaron a un cuartillo donde también le pegaron", según afirma Luisa en la denuncia interpuesta. "Lo que no hay derecho es que a los melillenses y a la gente del país vecino que viene a buscarse la vida, nos traten como a animales en la frontera", dijo.

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Redacción

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