Uno de los momentos de mayor emotividad de la entrega de las Medallas de Oro se vivió ayer cuando uno de los dos premiados, el oficial de Policía melillense Carlos Javier López Martínez, tomó la palabra ante un concurridísimo Salón Dorado. Los mayores aplausos fueron para él tras pronunciar en apenas cuatro minutos su discurso, en el que no hizo referencia al hecho heroico que le ha valido esta recompensa, salvo para hacerla extensiva a los otros dos oficiales que también intervinieron en el rescate arriesgado a un hombre que cayó a las vías del tren cuando el ferrocarril estaba a punto de pasar. “El espíritu de servicio a los ciudadanos que impregna el Cuerpo Nacional de Policía va más allá del normal cumplimiento del servicio”, aseguró. Por ello, además de compartir la Medalla de Oro con sus compañeros Daniel García y Miguel Marchán, el melillense Carlos Javier López Martínez también la hizo extensiva a todos los miembros del Cuerpo Nacional de Policía que, “como el resto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, realizan una labor permanente para proteger la seguridad de los ciudadanos con múltiples actuaciones diarias que en su gran mayoría permanecen en el anonimato”.
López Martínez puso de manifiesto en su discurso el honor que siente al recibir la Medalla de Oro como melillense y como policía. Así, explicó que siempre ha sentido orgullo de la tierra donde nació hace casi 28 años, no solo por la belleza y el “importantísimo patrimonio cultural, histórico y arquitectónico” que tiene, sino también por la población que vive en ella.
El oficial de Policía hizo gala del “valor esencial” que tiene la sociedad melillense, formada por personas de diferentes religiones y culturas que conviven en paz, “con armonía y naturalidad”, y demostrando que esos “hechos diferenciales, en vez de ser motivo de confrontación, pueden implicar un enriquecimiento cultural mutuo y progreso conjunto”.
También destacó el honor que como policía recibe la Medalla de Oro, dado su “profundo orgullo de pertenecer a esta institución” por la entrega de sus 70.000 agentes a la hora de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana, tal y como encomienda la Constitución Española a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en su artículo 104.
Carlos Javier López dejó claro que el día de ayer será inolvidable y permanecerá siempre en su recuerdo. También aprovechó sus últimas palabras para felicitar a la otra institución premiada, la Universidad de Granada, en la que él mismo estudió su carrera con “gratísimo recuerdo” de profesores y compañeros, y para felicitar a Melilla por su 517 aniversario después de un “largo camino, no exento de dificultades y sacrificios de anteriores generaciones, que ha llevado a lo que es la Melilla actual: una ciudad dinámica, abierta y multicultural”.
