El presidente de la Ciudad Autónoma se mostró ayer “preocupado”, tras el caso de Ébola detectado en Madrid, pero “como cualquier ciudadano español o melillense”. Imbroda pidió cierta calma para no crear más alarma de la necesaria. Se mostró a disposición de las autoridades sanitarias para tomar las medidas que sean necesarias. Se reunirá con estas y con la Delegación del Gobierno para hablar del tema. Imbroda reconoció que era “profano” en el tema del Ébola, como para opinar con los conocimientos necesarios, pero dejó clara su lógica “preocupación”, como la de cualquier ciudadano, “de cualquier melillense o español”, ante las últimas noticias sobre la enfermedad, tras la enfermera infectada en Madrid y los posibles casos posteriores que puedan darse.
El presidente de la Ciudad mostró su confianza en los médicos, “confío plenamente en ellos, en la calidad de nuestro cuerpo facultativo y de nuestros profesionales, sé que ellos sabrán tomar una decisión oportuna, que son los que tienen que tomarla”. Los políticos, considera, tienen que hacer lo que los expertos digan, por lo que, como presidente de la Ciudad Autónoma se mostró a disposición de lo que digan las autoridades sanitarias competentes que haya que hacer al respecto, “hay que apoyarlas, por todos los medios necesarios”, aunque, por otra parte, el máximo dirigente local rogó que no se cree más alarma de la necesaria.
El sindicato médico solicitaba el martes a la ministra de Sanidad un hospital de campaña en Melilla, formación del personal sanitario, mayor dotación de medios y recursos y un control más estricto en la frontera. El presidente de la Ciudad aseguró que mantendría conversaciones con el delegado del Gobierno y las autoridades sanitarias para informarse de en qué punto está la situación en Melilla, para conocer las medidas que aquí se han tomado, aunque “yo estoy seguro de que estarán bien tomadas”, pronosticó.
Mientras se producen todas las noticias en relación al Ébola y aunque con la correspondiente lógica preocupación, Imbroda pidió no crear una alarma social desorbitada innecesaria, porque, “a lo mejor luego no tiene tanto calado”, pidiendo que se esperara al devenir de los acontecimientos y se confíe en los sanitarios españoles y en su modo de proceder.
