El drama de la trata de personas, el tráfico de seres humanos, se ha convertido hoy en día en "uno de los negocios más lucrativos del mundo; lucrativo y delictivo que además cuenta con las menores penas y consecuencias para los tratantes". Así lo dejó de manifiesto ayer Mila Núñez, técnico de Cruz Roja en Atención Humanitaria a Inmigrantes llegados por costas o a través de Ceuta y Melilla, organizadora del curso que sobre la trata de personas se viene impartiendo esta semana en Cruz Roja Melilla con la participación de expertos de distintos campos y alumnos procedentes de ongs y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Mila Núñez, técnico de Cruz Roja en Atención Humanitaria a Inmigrantes llegados por costas o a través de Ceuta y Melilla, explicó que el curso sobre la trata de seres humanos que se viene desarrollando esta semana en Cruz Roja, tiene por objeto "mejorar las capacidades que todos los agentes podemos tener en la detección e identificación de las víctimas de trata y de sus hijos, que también tienen esta consideración". Es decir, la idea es se dé una mayor comunicación e información entre los agentes que puedan enfrentarse a esta situación y "lograr una mayor protección de las víctimas y sus hijos".
Negocio
Manifestó que el tema de la trata de personas es un problema que se da en cualquier punto del globo y que "se ha convertido además en uno de los negocios más lucrativos a nivel mundial; lucrativo y delictivo que además cuenta con las menores penas y consecuencias para los tratantes, con lo cual se convierte en un negocio muy interesante para las redes que se dedican" a esta labor delictiva. Señaló que no hay que olvidar que la trata es una "gravísima violación de derechos humanos que atenta contra todos ellos, desde el de la libertad, pasando por la dignidad personal, la libertad sexual y reproductiva, libertad de movimiento, derecho a la familia, etc., es decir, una violación integral".
Afirmó que en la trata existe una clara cuestión de género (superioridad del hombre sobre la mujer) y de desigualdad que afecta a los más débiles y vulnerables: las mujeres y sus hijos. Por ello indicó que es preciso sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre este drama y dejar de manifiesto que "gran parte de lo que identificamos como locales de ocio o prostitución, lo que hay detrás es mucho sufrimiento y víctimas de trata que no ejercen libremente".
Añadió que en el drama de la inmigración resulta complejo determinar si las mujeres que llegan han sido, son o serán víctimas de explotación sexual, por lo que se intenta "estar en alerta" para intervenir. Por eso dijo que a las organizaciones no les gusta que se utilice el concepto del 'niño ancla' porque "estigmatiza tanto al niño como a la madre". Explicó que aunque se conoce la casuística de que una mujer inmigrante que llega con un hijo "se dificulta su evolución", dijo que no hay que olvidar que muchas veces los menores son usados por las redes “para coaccionar a las madres a que cumplan con las obligaciones que les imponen los tratantes".
Apostilló que llega a sorprender que la práctica de este comportamiento delictivo tenga tan escasa repercusión desde el punto de vista legal y penal. De hecho, señaló que "el delito de trata hasta ahora no existía; podía ser un tema de prostitución coactiva, pero no trata". Confía en que con el tiempo todas las investigaciones que se vienen desarrollando y las sentencias de los tribunales traigan las consecuencias deseadas. Pero "hoy por hoy las penas por trata, en relación a otros delitos como tráfico de drogas y armas, son muy bajas y además aquí interfieren varios factores" que dificultan los procesos puesto que "el peso de la carga testifical recae mucho en la víctima y es muy difícil".
Aplaudió, en este sentido, la labor de investigación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado al perseguir estos delitos. Por eso "hay que insistir en la formación", con cursos como el que se imparte en Cruz Roja, porque "somos muchísimas las entidades e instituciones las que debemos colaborar" en este objetivo.
Añadió que distintas organizaciones a nivel mundial trabajan en reducir las alarmantes cifras de la trata de personas. "Hay organizaciones que intentan actuar en los países de origen (de las mujeres) en cuestiones de desigualdad; otras lo hacen en países de tránsito para la inmigración y también está la intervención que se hace en los CETIs, que son lugares de tránsito donde pueden confluir posibles víctimas y tratantes. El objetivo es estar alerta a estas situaciones", afirmó.
