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Los melillenses siguen prefiriendo el entierro tradicional aunque aumentan las cremaciones

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El melillense sigue siendo una persona tradicional, aferrada a sus costumbres, como lo demuestra el hecho de que dos de cada tres fallecimientos que se producen en la ciudad, en la comunidad católica, prefieren ser enterrados, aunque comienza a despuntar el número de quienes se decantan por la cremación, un servicio que presta la Ciudad Autónoma al precio de 133 euros y que se incluye en los gastos que la familia del finado abona a la funeraria. También aquí se ha dejado sentir la crisis, porque las familias reducen gastos en temas como las esquelas, coronas y la calidad de los mármoles. Con cielos algo nubosos se espera que comience este sábado 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, una festividad que con altibajos aún mantienen los melillenses de religión católica que acudirán al camposanto de la Purísima Concepción donde depositar flores en los sepulcros de sus seres queridos. Será una jornada en la que los más rezagados harán las últimas compras de flores, que con ocasión de esta festividad han aumentado su precio entre 50 céntimos y un euro, llegando a costar un ramo de margaritas unos seis euros.

De cara a cualquier incidencia, la Ciudad Autónoma ha establecido un retén de operarios integrado por barrenderos, fontaneros y de mantenimiento. También se reforzará el personal administrativo encabezado por Mariano Carralero, administrador del Cementerio, que atenderá las consultas de los visitantes. El deseo de todos, es que la jornada se desarrolle con la máxima normalidad.

Cifras
Según Mariano Carralero, a lo largo de este año 2014 se han producido en entre 340 y 350 fallecimientos de melillenses y de ellos, unos 120 ha preferido ser incinerados. Las cifras son similares a las de otros años pero sí reconoce que se está produciendo un paulatino aumento en aquellas familias que se deciden por la incineración en vez por el entierro tradicional. El precio no encarece demasiado el coste de los servicios funerarios a contratar con las empresas de pompas fúnebres, puesto que la cremación cuesta 133 euros, dinero que recibe la Ciudad Autónoma.

Mariano Carralero se ha convertido en todo un experto en el uso del horno y según señala, el instalado en Melilla incluye la quema también del ataúd, aunque estos restos no llegan a la familia. De hecho durante el proceso se utilizan una serie de chorros de aire que retiran las cenizas de la madera antes de iniciar el proceso de cremación del cuerpo, restos que después pasan por un proceso de molido. "Es decir, que lo que los familiares reciben en la urna son las cenizas de su ser querido y nada más". Las urnas se pueden enterrar en algunas de las tumbas y panteones familiares, o bien en la galería de columbarios del recinto, en la que aún queda espacio para un par de años. Otros prefieren llevarse a casa la urna, con el correspondiente certificado.

Crisis
Pero también en el negocio de la muerte se ha visto afectado por la crisis económica, y el fallecimiento de un familiar, además de un momento doloroso de transición y pérdida, obliga a las familias, si el finado no contaba con un seguro de defunción, a tener que abonar las costas del sepelio y enterramiento.

En este sentido, los servicios funerarios en la ciudad también se han visto afectados por los recortes y las funerarias han visto como en unos años si era relativamente común que alguien contratase el llamado sepelio de lujo, que podía ascender hasta los siete mil euros, en estos momentos la tónica es acogerse al paquete económico, que puede rondar entre los dos mil y los dos mil quinientos euros. Otros ahorros añadidos son, por ejemplo, solicitar menos coronas de flores, reducir las esquelas en el periódico y solicitar mármoles que no sean de primera calidad.

En cuanto a preferencias, las familias se decantan en su mayoría por el enterramiento tradicional en tierra o nicho, dependiendo de la disponibilidad de espacio en el camposanto y de los recursos económicos. Lo que no cambia es la tradición de los melillenses de acudir, por obligación o devoción, cada 1 de noviembre, al Cementerio de la Purísima Concepción para visitar a sus seres queridos, esos que nunca se olvidan.

Buena acogida al libro dedicado al Soldado de los Milagros
Muchos melillenses se acercarán también a la tumba del Soldado de los Milagros, la de Benito López Franco. Este año su familia de Zaragoza no ha podido desplazarse a la ciudad por motivos de salud de José, el hermano pequeño del soldadito. La familia agradece a los melillenses el cariño con el que guardan los restos del Soldado de los Milagros, el joven cetinero que muriera en extrañas circunstancias mientras realizaba el servicio militar en Melilla.

De su historia se han elaborado cientos de artículos y programas de televisión y desde hace unos meses existe una publicación que al precio de 10 euros los interesados pueden adquirir en la oficina del propio Cementerio. El libro lo ha editado la familia y no buscan ganar dinero con él, sólo dar a conocer la figura de Benito. Los 10 euros son para pagar los gastos de edición y transporte. Mariano Carralero se ha convertido en el custodio de los libros y afirma que son muchos los melillenses que se acercan y lo compran.

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Redacción

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