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BALONCESTO - ADECCO ORO

El Melilla Baloncesto asalta Oviedo y se sitúa como líder (71-82)

melillahoy.cibeles.net fotos 1016 OVIEDO 1

Pumarín vivió un duelo muy igualado entre dos equipos que nunca se dieron por vencidos. La dupla interior, Wright y Tsiaras, rayó a gran altura, adueñándose de la ‘pintura’. Por último, cabe destacar que el arranque del último cuarto fue determinante, con un parcial de 0-5 que arrebató el ánimo local. Nadie esperaba que fuese fácil y no lo fue. Ganar en Pumarín es complicado, aunque esta temporada el polideportivo ovetense cuenta sus partidos en casa por derrotas. Pero hay que saber sufrir y aguantar mucha presión para sacar un triunfo a domicilio y el Melilla Baloncesto fue capaz ayer de hacerlo, sabiendo manejar los pocos momentos de desequilibrio para decantar poco a poco el resultado a su favor. Los once puntos de ventaja finales (71-82) son tan merecidos como trabajados, ante un Oviedo que hasta el último aliento buscó algo positivo. Cabe destacar a nivel individual la aportación de Wright, Bravo, Tsiaras y Eric Sánchez, todos ellos en dobles dígitos de anotación.

La esperada igualdad se vivió en todo momento en la pista de Pumarín durante el primer cuarto. Si Kyle Tresnak abría el marcador para los locales, Carles Bravo, aún recordado en la capital del Principado por la ‘avería’ que hizo a los de Guillermo Arenas en las filas de Palencia, respondía con un triple y daba inicio a un continuo toma y daca. Con sus dos pívots cargados pronto con dos personales cada uno, el Oviedo intentó anotar desde el juego exterior, pero el decano supo cortar las líneas de pase y abortó los intentos de abrir brecha en el electrónico.

Los de Alejandro Alcoba estuvieron muy imprecisos en los lanzamientos y perdían el balón con facilidad, pero consiguieron finalizar el cuarto un punto arriba (18-19), con una magistral jugada final de Pelayo Larraona, que se introdujo hasta el aro local a su aire.

Carles Bravo y Garrido comenzaron a poner distancias en el inicio del segundo acto, aunque Tresnak, de nuevo en pista, fue el arma de los locales para no verse atrás. Beau Levesque, con un triple, igualó el partido (25-25) pero Tsiaras, Almazán y Wright llevaban la distancia a siete para los de Alcoba y obligaban al primer tiempo muerto de Guillermo Arenas.

Los asturianos ni lograron mejorar el acierto exterior ni arreglar la floja defensa bajo aros, lo que permitió al Melilla Baloncesto asentarse en la contienda. Pelayo Larraona volvió a ser el arma en la recta final para presionar a Ferrán Bassas, lo que le costó dos personales. Los locales aprovecharon la última posesión para recortar la ventaja a seis puntos (30-36). Así se llegó al tiempo de asueto de un encuentro sumamente igualado en tierras asturianas.

El descanso sentó muy bien a los de Arenas, que empezaron con un parcial favorable de 6-0, gracias a Schreiber y Bassas, pero Wright tomó la batuta en los de la ciudad autónoma y evitó que los ánimos ovetenses se impusieran. Lo intentó Álvaro Muñoz en un fácil mate que buscaba tanto los dos puntos como meter al público en el partido. Los locales se metieron pronto en bonus y el Melilla Baloncesto supo sacar provecho de esa situación, tomando ventaja desde la línea de tiros libres para afrontar el último periodo con cinco puntos de renta (53-58). Y un hombre menos, pues Joan Tomàs tuvo que retirarse con problemas en su pie derecho.

Cinco que tenía, más otros cinco que logró el decano llevaron la diferencia a diez para los de Alejandro Alcoba en los albores del definitivo y decisivo periodo en Pumarín. Los arreones locales los cortaban Eric Sánchez y Devin Wright ante la presión del seguidor local, que apretaba como es habitual. El Oviedo parecía sin ideas, perdía balones con facilidad y encontraba el aro muy pequeño, pero un triple de Álvaro Muñoz volvía a acercar a los asturianos y el técnico melillense optaba por un tiempo muerto para ajustar el equipo de cara a los últimos cinco minutos.

El que más ajustó fue el Oviedo en defensa, provocando que el Melilla Baloncesto agotase la posesión sin lanzar. Pero el desajuste ovetense seguía arriba, con un desaparecido Víctor Pérez, desconocido desde el 6,75 (por fortuna para los de la ciudad autónoma). Cuando apretaba Oviedo, apareció de nuevo Devin Wright, impresionante ayer en la ‘pintura’ el pívot azulón, y Bravo, con un triple desde siete metros, estableció la diferencia en diez (61-71), con 2’34 por jugar.

Edu Gatell amplió la ventaja y Wright situaba en catorce la diferencia con minuto y medio por delante. La presión local se mantenía, más fruto del escenario que de las sensaciones reales de poder dar vuelta al choque. Aún tuvo tiempo Wright de rematar una extraordinaria tarde con un triple. Los últimos compases bajaron la intensidad y sólo sirvieron para que Levesque pudiese maquillar un poco el resultado con un triple que dejaba las cosas en 71-82.

Guillermo Arenas: "Tuvimos opciones en el último cuarto pero no entraron”
El técnico local vio bien a su equipo en defensa pero desacertado en ataque. El entrenador del cuadro ovetense declaraba a la conclusión del partido que “al final si no metemos puntos no podemos ganar”, resumió Guillermo Arenas, que lamentó el hecho de haber dispuesto “en el último cuarto de varias opciones de meternos en el partido y nos empeñamos en el tiro exterior”, faceta en la que el Melilla Baloncesto “nos controló y el resultado está ahí. No pudimos hacer más”.

Alejandro Alcoba: “Nuestro esfuerzo defensivo tuvo su justo premio”
“Creo que fue un encuentro que dominamos desde la defensa”, afirmó Alejandro Alcoba, que incidió en que hicieron “un esfuerzo titánico en defensa y no dejamos a Oviedo los tiros que busca, sobre todo de los exteriores”. Eso permitió al decano llevar el timón del encuentro, complementado “con una muy buena lectura en ataque, fundamentalmente en situaciones de poste bajo y en el pick & roll”. Al final, “nos llevamos un partido cómodo”.

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