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Melilla en mi recuerdo, años 50 y 60

Eran los tiempos de la radionovelas

melillahoy.cibeles.net fotos 1030 Antonio Salido

Hoy toca hablar, escribir mejor dicho y recordar cosas y hechos de aquellos años vividos en nuestra querida y añorada ciudad, por lo menos para mí que estoy lejos de ella y por circunstancias personales y particulares ya hace mucho tiempo que no recibe mi visita, lo siento yo más que nadie.

Aparco “mi mala lait interior y exterior”, por unos momentos, no quiero que me amarguen otro día estos ¡Desvergonzados cotidianos acopiadores muy “comisionados de o ajeno, o de lo de todos! ¡Que les den por “cofa misiana” (perdón si lo escribo mal, así creo que lo pronunciábamos en aquellos años), banda de delincuentes! Hace tan solo unos momentos que “cotidianamente también” durante la sobremesa, me he tenido que tragar ese programita ¡Mujeres, hombres o viceversa! “cualquiera cambia de canal”, ni se me ocurre y no por falta de ganas, “bronca en casa segura”. Escribiendo esto me acuerdo de mi madre o más bien de nuestras madres de aquellos años, se echarían las manos a la cabeza contemplando con estupor, este cúmulo de programas “rosas, verdes, rojos y amarillos”, creo que se lleva la palma Tele 5, incluso con el recién inaugurado de la cuatro, que no se como se llama, pero salen en porretas y posiblemente no solo para exhibirse o hacer comparaciones, como no he visto ninguno no quiero opinar.

Las madres y padres de ahora que casualmente son nuestros hijos y algunos de nosotros también, es lo que tenemos y lo que vemos. En aquellos tiempos eran más de las radionovelas, que recuerdo hacían llorar a nuestras madres en ocasiones desconsoladamente. Guillermo Sautier Casaseca, Matilde Vilariño, Juana Ginso, Fernando Dicenta, con el gran narrador Julio Varela. “El Conde Montecristo”, Se abren las Nubes”, “Lo que nunca Muere” “Ama Rosa” creo que fue la más famosa y la que más lágrimas hizo derramar. También eran y éramos adictos a aquellas películas que para ver un simple beso había que recurrir a las americanas o francesas, o también a las de nuestra internacional “Sarita” o Sara Montiel, con aquellos morritos rojo carmín bien carnosos, con esa mirada pícara y provocadora, piernas primorosas y pechos exuberantes, nos enamoraba hasta a los más jovencitos. Eran los tiempos del No-Do y de los dibujos animados de Porki, El Conejo de la Suerte o Ton y Jerry.
¡Sí eran los tiempos del anuncio radiofónico del Cola-Cao!, “yo soy aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola-Cao………lo toma el futbolista para entrar goles, también lo toman los buenos nadadores (……)”. Cómo disfrutaba mi madre Carmela, mis tías Ani y Lola, mis vecinas Dolores, Antonia, Angelita, Rosario (todas ellas recordadas siempre con mucho cariño y mucho más en estas fechas de todos los Santos). Mientras tanto, nosotros pegábamos cuatro patadas al balón de goma, de plástico e incluso de trapo, luego vendría el de cuero, con aquellas boquillas hinchables que después había que remeter y esconder entre el cordón de material también y cuidado con darle de cabeza por ese abultado lugar. Anda que no hemos pedido y gastado cebo de las carnicerías de la Plaza, yo conocía algo al boxeador “Conejito”, tenía o trabajaba en una de esas carnicerías parceladas, al lado de la Plaza de los huevos, siempre me daba un buen trozo de cebo para que el balón nos durase el mayor tiempo posible. Lo hinchábamos en el taller de bicis y expendedor de combustible “el Gasolina” en García Cabrelles, cerca de la fuente del Bombillo. Fue un buen ciclista melillense, menudas vueltas arriba y debajo de la Avenida y Plaza de España, ¡Prima a la llegada!, gritaba micro en mano el locutor para la siguiente vuelta casi a mitad de la Avenida, más o menos a la altura de casa Boix y de la Iglesia del Sagrado Corazón, donde nos han bautizado, hicimos la primera comunión (y quizás la última para algunos) y nos hemos casado muchos paisanos. Esprintaban que daba gusto para ganar esas “primas” que podrían ser de 25, 50 o 100 pesetas, no creo que más. Recuerdo que casi siempre ganaba un ciclista creo que malagueño, otro de Marruecos apodado “el Seganga” ó “el Gasolina”, se repartían los premios parciales y los finales también en unas u otras carreras.

Eran muy temerosas nuestras madres, sobre todo por el “qué dirán” y siempre nos aconsejaban buenos comportamientos con nuestras amigas o novias y que no llamáramos la atención. Lo dicho, con aquella mentalidad, ahora se escandalizarían un montón. Por recordar algo, nuestros besos eran en las últimas filas de nuestros cines, en butaca o anfiteatro, en general ni se nos ocurría, menuda se podía armar. Un lunes o martes me dijo mi madre (yo tenía ya novia, la que es mi esposa), <>, yo le contesté que lo normal entre novios, bien cogidos de la mano, o con el brazo en el hombro de ella y ella cogida de mi cintura, eso era ya por 1968, << si, si eso me ha dicho Sabina que la llevabas así cogida por la puerta de su casa>>. Sabina y Pepe eran amigos de mis padres y vivían por el camino de vuelta a casa de mi novia en la C/A de Horcas Coloradas, creo que en Padre Lerchundi. Eso sería un domingo de regreso del cine o de dar una vuelta. Muy inocentes éramos en esos tiempos. Si que es verdad que aprovechando ya ese camino y la oscuridad junto a los eucaliptos cercanos al cementerio y a la famosa “casa del cura” algún que otro inocente beso y abrazo caía añadido, no mucho más por si acaso “las malas lenguas”. Nuestras madres, incluso nos contaban que cuando salían con el novio, o bien pretendiente, tenía que acompañarles una amiga o familiar “haciendo de carabina” como se decía vulgarmente.

No quiero abusar de la gentileza de Melilla hoy y valiéndome de la “redundancia” por hoy lo dejo. Entre “escándalos, imputaciones, comisiones ilegales y demás chorizadas” seguiremos hablando o escribiendo de Melilla, pero, como el Gobierno y oposición van a hacer “caso absoluto de la lideresa impoluta, la gran Esperanza Aguirre” y su “sexteto maravilloso para acabar con la corrupción política” y a pesar de todas sus amistades “colocadas” aquí, acá y acullá… ¡Ella, salir en hombros por la puerta grande! Igual ya se nos acaban los argumentos, noticias y hechos delictivos bochornosos ¡Per sécula, reculón, seculorum! ¿Le habrá dictado su amigo el Rouco Varela esos puntos “doctrina de decencia”?

PIE DE FOTO:

1 El cobrador o "DITERO" (Foto Juan José Bartomeu)

2 Melilla La Vieja en el siglo pasado (Foto José Casademunt)

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