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La perspectiva de Nezar

Recetas ciudadanas para la economía

El pasado sábado leí un artículo sobre algunas recetas que puso sobre la mesa el Consejo Empresarial para La Competitividad, y éstas están basadas primero, en un intervencionismo estatal sobre todo basado en el suministro energético y segundo, en un intervecionismo político y en cotizaciones sociales. (Estas medidas me recuerdan a tiempos pasados.)
Desde mi perspectiva, creo que el pueblo español en su conjunto no ha asumido los roles de lo que implica una economía liberal en democracia.

En este sistema las medidas y las estructuras están hechas para los ciudadanos y no al contrario. Aquí no hay recetas mágicas, ni grandes pensadores que valgan, solo moral y buenas intenciones. De esta forma, cuando ambas cosas cohexisten las recetas y las soluciones surgen como el trigo en el mes de Abril.

En la actualidad, no ha disminuido el desempleo, sino que ha empeorado el mercado laboral. El empleo en sí mismo, sigue siendo el mismo, aunque se reparta de manera diferente, y esto es algo que dará y está dando una fuerza desmesurada al estrambotismo político actual de nuestro país.

La base de la economía no reside en las empresas, ni en los bancos, ni en el valor del dinero, sino en el valor del trabajo. Porque el capitalismo ha de ser una filosofía productiva; con ese fin fue creada, y no especulativa: eso es jugar con el sistema y con sus reglas más esenciales.

Para centrarnos en el levantamiento de la economía, tenemos que centrarnos, no en medidas políticas intervecionistas estatales, sino en medidas sindicales.

Es cierto que nuestro tejido industrial es débil, pero precisamente el hecho de que debe engrandecerse es la esperanza misma de ver una posibilidad real de crear empleo, no por el hecho de crearlo, sino por el hecho de crear un empleo que sea productivo.

Según mi opinión, cuando hay un crecimiento económico solvente y con ello me refiero al crecimiento del 1´5% en adelante, el Gobierno de la Nación debería convocar de inmediato un nuevo pacto social entre todos los sindicatos y la Patronal, y poner sobre la mesa la misma base salarial que en la actualidad, pero establecer una "Paga de beneficios" al trabajador, que implique el complemento de liquidación del 50% de beneficios de la empresa, ya pagado al obrero por el empresario.

Lo normal es que dicha paga se haga de forma anual, pero creo que la situación económica y sobre todo social en la que se encuentra el país en estos momentos, implica una crisis política sin precedentes desde la creación de nuestra Constitución. Así que se debería aplicar de forma semestral hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Y esta medida se haría con la intención de incentivar al consumo, ya que con ello surgirá la necesidad de aumentar la producción, debido al aumento de una demanda comercial. ¡Y no solo eso! Sino por el hecho de dignificar al trabajador e ilusionarlo.

Una empresa que pague mal a sus trabajadores y que éstos vean que con su miseria se enriquece su jefe, es muy difícil que sea competitiva. Y es por eso por lo que escribo este artículo, porque la economía no puede desprenderse nunca del factor humano.

Cuando la ciudadanía tenga un mayor nivel adquisitivo, obtenido gracias a sus méritos laborales, entonces comenzará, precisamente lo que tanto le gusta o al menos debería gustarle al empresario, lo que se denomina una "economía de expansión", donde habrá un sustrato social atractivo, consumidor y fiable para la creación de nuevas empresas y la apertura de nuevos negocios, y será entonces cuando nuestro poder político tenga que intervenir de firme para dar facilidades a dicha creación empresarial, pero eso, queridos lectores, si se hace, eso ya será otro artículo.

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