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Condecoran con la Orden del Mérito Civil a cuatro mandos de la Jefatura Superior

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Hace casi 90 años, el rey Alfonso XIII instituyó la Orden del Mérito Civil para distinguir los servicios relevantes en favor de la Nación. Desde ayer, cuatro mandos de la Jefatura Superior de Policía de Melilla lucen en sus uniformes una condecoración de esta Orden, en diferentes categorías, con las que el Gobierno ha querido premiar su valentía y compromiso con los intereses generales de Melilla tras más de 30 años de servicio en el Cuerpo Nacional de Policía. Son concretamente los inspectores jefes Antonio Baena, José Antonio Morillas y José Fernández Cid, que recibieron ayer la Encomienda del Mérito Civil, y el oficial Pedro María Fernández Antón, al que le fue impuesta en el pecho la Cruz del Mérito Civil. Todos ellos tienen en común carreras “muy dilatadas” al servicio de la Policía Nacional, buena parte de ellas desempeñadas en Melilla, que les han llevado a dirigir en la actualidad a equipos policiales de los que depende en gran medida la seguridad de nuestra ciudad.

Estas distinciones les fueron reconocidas el pasado mes de junio en una resolución firmada por Felipe VI, pero no fue hasta ayer cuando se les hizo entrega de ellas en un sencillo acto en la Delegación del Gobierno marcado por la emotividad y el compañerismo. Prácticamente todos los responsables de la Jefatura Superior de Policía estuvieron presentes entre el público, así como otras autoridades que con sus aplausos corroboraron el merecimiento de estas condecoraciones.

Así lo apuntó ayer el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, que en su discurso destacó el reconocimiento que estas condecoraciones del Mérito Civil suponen al celo y esfuerzo con el que Baena, Fernández Cid, Morillas y Fernández Antón afrontan su responsabilidad diaria. “Todos ellos, con independencia de donde nacieran, se criaran o educaran, han terminado por convertirse en melillenses ampliamente comprometidos con los intereses generales de nuestra ciudad”, subrayó el delegado antes de reseñar la participación que estos mandos han tenido “en beneficio de Melilla, de la mayor seguridad de nuestra tierra y de la persecución y esclarecimiento de los delitos”.

Para cada uno tuvo palabras de elogio. De Antonio Baena, jefe de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, destacó la eficacia y capacidad para resolver conflictos de las que ha hecho gala desde que entró a formar parte de la Policía Nacional hace 39 años, precisamente en Melilla, donde hoy continúa como “un funcionario apreciado y referente para el conjunto de sus compañeros”.

El Barkani hizo hincapié en la eficacia de José Fernández Cid, jefe de la Brigada de Policía Judicial, para resolver crímenes, algunos de los cuales forman parte de “la historia negra de nuestra ciudad”. También calificó al inspector jefe José Antonio Morillas, actual responsable de la Sección Operativa de Seguridad Ciudadana, como “un especialista en la gestión de la inmigración irregular” y un policía cercano y ejemplar después de su etapa destinado en la frontera. Por último, subrayó el papel ejercido por el oficial Pedro María Fernández Antón en la desarticulación de organizaciones delictivas dedicadas al narcotráfico y otras operaciones como la que llevó a la mayor aprehensión de oro realizada en España.

El discurso de los premiados
Tras recibir el “profundo e imperecedero agradecimiento” del delegado del Gobierno, el inspector jefe Antonio Baena tomó la palabra en nombre de todos los distinguidos por ser el de mayor edad y antigüedad en el Cuerpo. Quiso transmitir un “sincero agradecimiento” a los superiores por la confianza depositada en los cuatro condecorados, y “saber valorar y reconocer el trabajo diario, el esfuerzo del día a día”. No obstante, tuvo palabras para hacer partícipes de este reconocimiento a los cientos de agentes que están bajo las órdenes de estos mandos, formando “equipos de trabajo perfectamente dirigidos y coordinados”, en una plantilla que “es y será capaz de afrontar cualquier vicisitud, obstáculo, ajuste o recorte que se le ponga por delante”.

La parte más emotiva del discurso de los condecorados, representados por Baena, fue dedicada a las familias: “Les hemos hurtado momentos irrecuperables, gracias por su prudente silencio y su innegable comprensión, y a nuestras mujeres, que hicieron lo posible para suplir las carencias afectivas y el deterioro que nuestras prolongadas ausencias hubieran causado en la estabilidad familiar”.

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Redacción

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