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Pilar Muñoz: “Entregué mi vida y mi alma al baile”

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Pilar Muñoz, más conocida como “la señorita Pili”, ha dedicado su vida al baile. Desde que era una niña ha sentido una gran pasión por la danza. De la mano de ella descubrió un nuevo amor que fue la enseñanza. Desde la escuela de danza enseñó a miles de niñas melillenses a bailar. Decía la bailarina y coreógrafa, Martha Graham, que "los grandes bailarines no son geniales por su técnica, son geniales por su pasión". De esa pasión, amor y entrega al baile, sabe mucho Pilar Muñoz, "señorita Pili" para los melillenses. Su nombre significa aquí, en Melilla, danza, y permanecerán unidos para siempre.

“Toda una vida”
50 años, "toda una vida", de esta "melillense de los pies a la cabeza" dedicada a la pasión de bailar. Siendo una niña empezó a "picarme el gusanillo" del baile, "no tenia música, todo era de oída, me aprendía la música de memoria y, la cantaba y bailaba con el ritmo que yo me tatareaba". Ya con 3 años, sabía que la danza llenaría su vida: "Cuando era pequeña pertenecía al baile de la sección femenina de Falange. En aquellos tiempos, aquí no había nada para bailar", contó Pili a MELILLA HOY. Ya de niña empezó a despuntar, "fui creciendo, y la gente ya vio en mí unas cualidades. Entonces, mis padres que siempre me apoyaron, porque sabían que yo sólo valía para bailar, me mandaron a Málaga y a San Fernando (Cádiz) a hacer cursillo de baile", relató Pilar Muñoz.

Mis otro amor: La enseñanza
A golpes de tacón, fueron pasando los años y el amor por la danza, le descubrió un sentimiento aún mayor. "Lo mío ha sido la enseñanza, yo he vivido más para la enseñanza que para bailar. Mi devoción era ser maestra de baile, es lo que más me ha gustado. Para mí, es más difícil transmitir; es muy difícil, te tiene que gustar mucho. Y a mí, me ha gustado". A la corta de edad de 14 años, la señorita Pili, comenzó a instruir a miles de niñas melillenses en el baile, se sacó por libre el título para poder ser profesora de danza. Pilar Muñoz llegó a impartir clases hasta en diez centros escolares a la vez, y también en el Lope de Vega de Nador. "Empecé a dar clases en los colegios, e iba a todos los colegios de Melilla. Ya dijeron de abrir una escuela de danza, hubo que hacer un examen; al que se presentó mucha gente de fuera, y yo, también, me presenté. La plaza fue para mí, no hubo discusión. Le dí una clase magistral al jurado. El jurado no bailó de chiripa", recordó, con nostalgia.

Casi 20 años, enseñando a bailar, llegando a ser directora de la escuela de danza, que abrió sus puertas en los años 90. Allí, creó uno de sus espectáculos más recordados y que tiene a la ciudad de Melilla como protagonista, y a la que llevó por toda España, y más allá. "Las 4 culturas", que componen la ciudad. "Formé mi baile de "Las 4 cultura" que ha dado tanto renombre, y lo he llevado por toda la Península, Alemania y Nápoles. Representando lo que tenemos en Melilla, las culturas: hindú, hebreos, musulmanes y el español, la danza de Melilla".

Desde la niñez
La exhibición la formaban un grupo de 18 chicas, "que las tenía desde pequeñita y estaban conmigo en la escuela". El espectáculo contaba con la música de Ángel Lasheras, director de la banda de Melilla, y la coreografía por parte de Pilar. "Se buscaron videos de los bailes hindú y hebreo, para coger ideas en ropa y pasos. Para el baile español, elegí el regional de Melilla, que es muy bonita y señorial, y se baila con castañuelas".

Presentando esta obra en Nápoles, le ocurrió una de las anécdotas más divertidas que recuerda. "Con las niñas, cuando viajábamos me gustaba ponerme mis tacones a la hora de saludar al publico, al final del espectáculo y, yo tenía unas babuchas con un bordón para estar por bambalinas. Estaba vestida bien, hasta la hora de salir que me cambiaba las zapatillas por los tacones. Se me olvidó y estábamos todas saludando cuando yo miro abajo y me veo las zapatillas que no me las había quitado", recordó Pili entre risas.

Durante el relato de sus vivencias la añoranza la invade, "fueron unos tiempos muy bonitos y preciosos que no van a volver". Después de 50 años, abandonó la enseñanza. "No quise jubilarme, pero, empiezan a salir los dolorcitos, yo para no poder cumplir al pie del cañón, decidí retirarme. Soy una persona que me ha gustado entregarme siempre, porque he vivido para la danza". Entregó "su vida y su alma" al baile, "aun cuando escucho música, no me puedo aguantar. Me levanto y hago dos o tres pasitos, a lo mejor estoy en pijama, y me emociono mucho", concluyó la señorita Pili.

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Esperanza Geniz

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