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Cartas al Director

Aturdimiento

Sr. Director:
Me permito recabar su atención por el aturdimiento que siento al leer las constantes noticias que nos acosan cada día desde todas las esquinas de la información.

Leo: "España no nos quiere" y yo, que acabo de cumplir 71 años, me pregunto, después de una vida de trabajo y contribuir al desarrollo del país, en la humilde medida de mis posibilidades como tantos otros de mi generación, ¿cuándo me he sentido querido por España? Nunca he recibido la carta, la palmada en el hombro, el mensaje de "España me quiere": pero puesto a pensar, me he dicho: cuando circulo por las autovías, mi país ha mejorado los medios de transporte; cuando he estado enfermo (y mis hijas, mis nietos, mis sobrinos…), los hospitales públicos me han acogido y me han devuelto la salud; cuando me ha pillado una revolución por esos países de Dios, la embajada española me ha recibido y ayudado; cuando repatriamos a un contaminado de una epidemia fatal,…y así…Entonces, España sí que me ha querido. Noto que su amor falla ,en casos como los de conciudadanos míos aquejados por la talidomida que no reciben una ayuda que diga que su país se conmueve con su sufrimiento y les quiere, por una prescripción técnica, cuando su mal no tiene prescripción; quienes tampoco han debido de sentirse queridos han sido aquellos ciudadanos que tanto en Cataluña como en el País Vasco no han recibido el apoyo firme, claro y decidido para recibir una enseñanza en la lengua común y se han sentido discriminados …Pero con nuestros fallos, en líneas generales, mi país me quiere, y no hablo de Hacienda por no hacer un chiste fácil.

Por eso me tengo que preguntar cuando oímos voces procedentes de Cataluña, que dicen que España no les quiere. ¿En qué se basan? y pienso: cuando después de la guerra, que nos afectó a todos, se trasladó el polo de desarrollo de Extremadura a Barcelona, ¿por qué fue?; cuando después de haber jurado lealtad a Felipe V se le traicionó por los austracistas (no solo catalanes sino madrileños, valencianos, aragoneses, extremeños….) y Felipe V se vengó como solo los Borbones saben hacerlo, no fue sólo a Barcelona sino también a Valencia a quien les quito sus fueros, arrasó ciudades y modificó sus territorios…Pero también hizo desaparecer las aduanas entre los antiguos reinos, favoreciendo el comercio catalán y su expansión en el resto del estado. Nunca lo oigo mencionar.

Cuando la Olimpiada del 92, financiada por el resto del Estado, recuerdo que la publicidad de la Generalitat publicaba un mapa con solo el territorio de Cataluña enmarcado en una península en blanco (como si fuera San Marino), obviando el resto de España, como si sin ella hubieran podido realizar aquel esfuerzo económico. El Ave, la ampliación del aeropuerto, el puerto de Barcelona…por no citar más que ejemplos recientes. Más reciente todavía, está el hecho de que los responsables políticos catalanes han preferido mantener sus oficinas de representación en otros países y dedicar todo su esfuerzo hacia la instrumentación de la independencia y cerrar hospitales y centros de enseñanza, no pagar a las farmacias y tener las nóminas de los funcionarios pendientes de un hilo. Mientras, una campaña orquestada por el presidente de la Generalitat y coreada por el defraudador Pujol, nos los presentaban sonrientes y desafiantes con jarras de café en las que ponía "Espanya ens roba". Y mientras, "Madrit" aportando fondos para el gasto farmacéutico, para pagar a los funcionarios, etc… En realidad ellos sí que robaban a los catalanes (Liceo, comisiones, etc.).

Pero todo ésto no consigue sino hacernos reflexionar: ¿por qué hemos llegado a esta situación? Nuestros políticos señeros (creo que fue Ortega) ya nos dijeron que toda negociación con los nacionalistas, nunca era definitiva, pues solo conseguía metas momentáneas. La realidad es que los causantes de la degradación de las relaciones del Estado con la administración catalana han sido los partidos gobernantes desde la Transición hasta hoy. En ningún momento, por los partidos alternantes en el gobierno, se ha hecho prevalecer la razón de estado y la cohesión nacional, sobre el interés sectario del partido gobernante dispuesto a vender parcelas, pequeñas sí pero estratégicas y de largo alcance, a cambio de asegurar su gobierno para una legislatura. ("Pascual, óyeme bien: yo aprobaré lo que salga del parlamento catalán", es la más paradigmática).

Así, entre otras cosas, pero de gran relevancia como se demuestra hoy, la coordinación de la educación fue dejada de lado y hoy asistimos a la enseñanza de 17 historias de España, a cual más esperpéntica. Ya pueden nuestros sesudos historiadores (Cortazar, Fusi, Iglesias, Pérez y una pléyade), señalar las mixtificaciones de 1714, del mito de Aitor, de las 4 barras de Güifred el Pilós, o, en estos últimos días, de la polémica en torno del insigne marino y héroe extraordinario que fue Blas de Lezo. Casi 40 años de enseñanza dirigida y focalizada en un objetivo (la desinformación y la creación de una nueva "historia") han producido que tanto en el País Vasco como en Cataluña, la gente de entre 30 y 40 años tengan un desconocimiento total de la realidad histórica. Pero si con una nueva redacción ahondamos en esa inobservancia, dentro de 25 años ya nadie sabrá nada de nada y estas mentiras, a base de repetición y orquestación, se convertirán en verdades fundamentales. El trabajo realizado por el Omnium Cultural ha sido digno de un Maduro, un Goebbels o un Stalin.

Los nacionalistas-soberanistas tienen una hoja de ruta, fijada hace muchos años, a la que se atienen férreamente. No hay más que acudir a las hemerotecas: hace unos cuantos años el señor Joan Tardá, reclamaba en las Cortes que se aprobara una disposición por la que el ejército español se abstendría de penetrar en Cataluña. Mas recientemente, al hablar de separación, reclamó que se le entregara a Cataluña su parte del armamento del ejército, pero el más moderno, no los tanques obsoletos….La deriva hacia el independentismo estaba ya marcada desde hace muchos años. Solo la negligencia y la desatención de nuestros gobernantes han coadyuvado a su florecimiento.

Ahora nos dicen que para que Cataluña se sienta bien, el 60% de los catalanes quiere que se hagan cambios en la Constitución. Que en realidad, el defecto vino con el "café para todos" porque esto no permitió una diferenciación de unas autonomías de otras. Hemos asistido a la "humillación" que han debido de sentir al sentirse tratados igual (?) que el resto del país… Se habla de un camino hacia el federalismo, pero un federalismo "asimétrico": todos federales, pero unos más federales que otros…

La realidad es que, si bien es cierto que hay que cambiar algunos elementos de la Constitución, es más cierto que es necesario empezar por cumplir todos los extremos previstos en su actual redacción. Es necesario respetar la separación de poderes, es necesario hacer respetar las sentencias de los tribunales, hay que sancionar las respuestas chulescas de los responsables de la gobernanza de las autonomías y exigir su respeto a los presupuestos, a la enseñanza de la lengua común y de la historia común, a la coordinación legislativa entre las autonomías (¿es posible que se hayan publicado más de 100.000 disposiciones legales en las diferentes comunidades, muchas veces contradictorias de una a otra?). Nos hablan de un federalismo, cuando la realidad de nuestra política ha sobrepasado el concepto federal para ir hacia un concepto confederal: hoy los presidentes de las comunidades autónomas se creen presidentes de (¿mini?) estados, con capacidad para negociar de tu a tú con la administración central del estado lo que son competencias exclusivas de esta última. Desafían las sentencias de los Tribunales Supremo y Constitucional, los límites de endeudamiento, la explotación de los recursos necesarios, etc…

Tanta inobservancia, tanta negligencia, tanto descontrol, tanto perseguir fines sectarios y partidistas, han acabado por permitir el desarrollo de una corrupción tan extensa que ha infestado todas las estructuras del país, permitiendo un clima de tolerancia tanto por omisión del deber de vigilancia como por una decidida actuación de encubrimiento. En lugar de provocar la arcada y el vómito, no se ha actuado hasta que la justicia, superando una auténtica carrera de obstáculos, ha conseguido arrinconar a los responsables más directos, mientras los también responsables por su colaboración necesaria por acción u omisión, permanecen emboscados todavía. Así el caso Gürtel, así el caso Barcenas, así los casos de los Ere, de los cursos de formación, de las cantidades indebidas cobradas por los sindicatos, el Lliceu, las ITV, los Pujol, el 3%, Matas, pero también el mantenimiento de la Munar en Mallorca, aquella feria de Zaragoza, Granados, Acebes, el caso Urdangarín -Borbón, Malaya, Pantoja, las recalificaciones de terrenos, la proliferación de altos cargos, enchufados, aforados, tarjetas opacas… ¿quién devuelve un euro? Se ha robado directamente al pueblo español, se la ha quitado el dinero del bolsillo, se le ha quitado la comida de la boca a millones de parados de larga duración y la esperanza de un trabajo a generaciones de jóvenes. ¿Pero donde está todo ese dinero? ¿Alguien puede contabilizar la suma de todos los latrocinios cometidos y lo que se ha quitado al pueblo español? ¿Son conscientes los sindicatos que el desvío de fondos destinados a la formación es doblemente punitivo, tanto por el montante, como por privar de una educación o en enseñanza que podría haber encauzado el derecho a un trabajo digno de todas esas personas?¿Hasta cuando Catilina abusarás de nuestra paciencia? se preguntaba Cicerón. ¿Es que los principales responsables de nuestros partidos políticos no se dan cuenta que el pueblo español con gran sentido común no puede soportar ya más los desafueros del mirar hacia otro lado y de echar la culpa al "otro"? ". ¿Es que habremos de pensar que las últimas Cortes franquistas fueron ejemplares, hasta el punto de aceptar su disolución para dar paso a la democracia sin pedir nada a cambio? ¿Por qué este Parlamento no quiere abordar los problemas de frente, en lugar de ver quien puede capitalizar mejor la llamarada del movimiento Podemos?
Hoy nos inundan con nueva moda Podemos, el gran elefante blanco: está de moda llamarlos utópicos, desmenuzar su por el momento inexistente organización, etc. etc. está en los periódicos. La culpa no es de Iglesias, Monedero, Errejón, Sánchez y tantos otros jacobinos. La culpa es de nuestros partidos y de nuestros políticos que como en tantas otras cosas, han hecho caso omiso de la demanda de transparencia, honradez, coherencia judicial, dimisiones o expulsiones fulgurantes. No comulgo con el bolchevismo emboscado de Podemos, pero me felicito por su aparición si con ello se logra sacudir la manta repugnante que inmoviliza a nuestras clases políticas. ¿Pero no se dan cuenta que no se trata de descalificar a Podemos? ¿Que lo que los españoles estamos esperando es una regeneración política y que para ello nuestros responsables políticos en todos los órdenes deben asumir sus responsabilidades y dar paso a sangre nueva con voluntad de honradez? ¿Como podemos sentarnos con dignatarios de otros países que obligan a la dimisión de representantes que han copiado en su tesis doctoral -Alemania- o han recibido ayudas de 300€ -Japón- indebidamente en su campaña electoral? ¿Es que al entrar en política, hoy, se pierde la vergüenza? Clintonianamente podríamos decir, "es la corrupción, imbécil". Analistas políticos nos recordaban que la responsabilidad de la aparición de un Chaves era consecuencia de la corrupción acumulada por los gobiernos venezolanos y en especial del último Carlos Andrés Pérez. Observemos el paralelismo-
En fin, Sr. director, perdóneme por esta larga misiva, pero creo que es necesario que los españoles exterioricemos nuestra desazón y nuestro disgusto por la situación actual y el discurso con el que intentan atontarnos. Muchas gracias
Melilla, a 30 de noviembre de 2014.

FRASE:
“Pero todo esto no consigue sino hacernos reflexionar: ¿por qué hemos llegado a esta situación? Nuestros políticos señeros (creo que fue Ortega) ya nos dijeron que toda negociación con los nacionalistas, nunca era definitiva, pues solo conseguía metas momentáneas. La realidad es que los causantes de la degradación de las relaciones del Estado con la administración catalana han sido los partidos gobernantes desde la Transición hasta hoy”

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