Dos guardias civiles resultaron ayer heridos de levedad al tratar de interceptar una patera que trataba de acceder a Melilla de forma clandestina con 17 inmigrantes subsaharianos a bordo, entre ellos dos mujeres embarazadas y dos menores de edad. Según explicó el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, por razones de seguridad y para evitar riesgos para los inmigrantes, la Guardia Civil optó por remolcar la embarcación hasta el puerto comercial, si bien cuatro de los subsaharianos quedaron detenidos, tres de ellos por enfrentarse violentamente contra los agentes y un cuarto por ser el patrón de la embarcación, acusado de por un delito contra los derechos de los trabajadores extranjeros. Hacía casi seis meses que no entraba ninguna patera en nuestra ciudad. La última que alcanzó la costa melillense fue el 3 de junio, cuando llegaron irregularmente 24 inmigrantes. La Guardia Civil impidió posteriormente la entrada de otras dos pateras, una ocupada por 21 inmigrantes el 16 de agosto, y otra el 8 de octubre en la que viajaban 25. Ayer el instituto armado intentó hacer lo mismo, pero la situación de peligro provocada por los inmigrantes, que se negaban a ser interceptados, no lo permitió.
Según informó la Delegación del Gobierno en una nota de prensa, los hechos ocurrieron a las 10.20 horas, cuando el servicio de impermeabilización fronteriza de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla avistó la llegada de una patera desde mar adentro en dirección al litoral melillense a la altura de la playa de la Hípica.
Una primera embarcación de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil logró interceptarla para ponerla en situación de aseguramiento y comprobar el estado de sus ocupantes, que eran un total de 17 personas de origen subsahariano, de los cuales 13 eran varones adultos, 2 mujeres adultas y embarazadas y 2 menores de edad.
Se desata la violencia
La llegada de una segunda embarcación de los GEAS desató una actitud de “violencia” por parte de algunos de sus ocupantes. Dos de ellos optaron por tirarse al mar y tuvieron que ser rescatados por la Guardia Civil. Otros tres inmigrantes se enfrentaron a los agentes, en un caso con un ancla, en otro con un palo y, en un tercero, rociando y tirando gasolina contra los guardias.
Según la Delegación del Gobierno, estos tres inmigrantes provocaron lesiones leves, salvo complicaciones, a dos de los guardias de la Agrupación de Reserva y Seguridad, incorporados como refuerzo de los GEAS. Uno de ellos sufrió policontusión en las extremidades superiores como consecuencia de los golpes recibidos y, el otro una contractura en el cuello, fruto del forcejeo con uno de los agresores.
La Guardia Civil detuvo a los tres ocupantes que adoptaron “la actitud violenta”, y también al patrón de la embarcación. Los cuatro serán puestos a disposición judicial, en el caso del patrón por un delito contra los derechos de los trabajadores extranjeros, y en el caso de los 3 ocupantes que se enfrentaron a la Guardia Civil por delitos de desobediencia, resistencia y atentado contra los agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones.
El resto de ocupantes de la embarcación fueron conducidos al muelle del puerto comercial, donde fueron atendidos por Cruz Roja sin que ninguno de ellos inicialmente presentara un cuadro grave. Después fueron conducidos a la Jefatura Superior de Policía en aplicación de la Ley de Extranjería.
Según la Delegación del Gobierno, la llegada de esta patera “ha escrito un nuevo capítulo en la dramática presión migratoria sobre Melilla” por la violencia desplegada por algunos de los ocupantes de la embarcación una vez interceptada por la Guardia Civil.
