La Guardia Civil ha detenido en Melilla a cuatro individuos, uno de ellos “un especialista” desplazado desde Alicante, por intento de secuestro de un hombre de nacionalidad española que pactó con ellos traficar con drogas con una embarcación que pusieron a su nombre y que finalmente desistió al encontrar trabajo estable. Según informó ayer la Comandancia de Melilla, los hechos se iniciaron a pleno día del pasado día 23 de noviembre, en el barrio de El Real, cuando un joven melillense es abordado por una persona a la que conoce y tras entablar conversación con él, llega al lugar un vehículo turismo con otras dos personas en el interior, se bajan del mismo y por la fuerza tratan de introducirlo en su interior. Los presuntos secuestradores no consiguieron su objetivo en este primer intento al lograr el hombre “zafarse, gritar y pedir el auxilio de los viandantes, consiguiendo de esta manera que los autores del hecho delictivo se diesen rápidamente a la fuga”.
Esa misma tarde, la víctima denunció los hechos en la Comandancia de la Guardia Civil, “exponiendo con sinceridad las razones que subyacían en el asunto, que lo tenían controlado y amenazado y que temía seriamente por su integridad física”, iniciándose en ese momento la llamada “Operación Riquen”, que ha desbaratado este intento de secuestro de un arrepentido de la droga.
Plan antisecuestro
Dispuestos a ejecutar el secuestro, la organización lo intentó con posterioridad al día siguiente, desplazándose al lugar de trabajo de la víctima, donde la Guardia Civil había establecido un discreto cordón de seguridad y protección con agentes de paisano, que observaron cómo a la hora que finalizaba su jornada laboral, llegaba un vehículo de las mismas características ocupado por tres personas, el conductor y otras dos en el asiento trasero, “dejando libre el del ocupante delantero”. A su vez, otro individuo se aproximaba a pie con “movimientos extraños” y se apostó junto a la puerta por donde debía salir, “no realizando esa acción ya que estaba advertido y se había refugiado en un domicilio de un vecino”.
El portavoz policial ha asegurado que al ser inequívoco lo que acontecía y que se iba a ejecutar el secuestro, “se abordó la operación, dando como resultado la detención en ese momento de los tres ocupantes del vehículo, no así del cuarto que había llegado a pie y permanecía junto a la puerta, que logró darse a la fuga”.
Sin embargo, las investigaciones realizadas con posterioridad determinaron su identificación y detención días más tarde, en el barrio de Reina Regente, donde se había refugiado, “tratándose posiblemente del líder de la organización, que se había desplazado ex profeso desde Alicante para ejecutarlo y que cuenta con antecedentes de delitos de detención ilegal, secuestro, trato degradante y lesiones”.
La “Operación Riquen ”se ha saldado con la detención de las cuatro personas que conformaban el grupo organizado, dedicada a actividades relacionadas con el tráfico de drogas. Los cuatro arrestados han pasado a disposición judicial como presuntos autores de un delito de detención ilegal en grado de tentativa, tráfico de drogas y delincuencia organizada. El Instituto Armado también ha intervenido la embarcación deportiva, tipo semirrigida, atracada en el puerto deportivo de Melilla, de seis metros de eslora, con un motor fuera borda de potencia, “de las utilizadas usualmente para tráfico de drogas por su rapidez y maniobrabilidad”.
Arrepentimiento
Un portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil ha explicado las causas del intento del secuestro. Así, ha señalado que la víctima, debido a la mala situación económica que atravesaba, entabló amistad con los autores del intento de secuestro, los cuales le pusieron a su nombre “una embarcación deportiva con la cual realizarían operaciones de tráfico de drogas”.
Sin embargo, y con posterioridad, al lograr un puesto de trabajo y estabilidad económica, el hombre que iba a ser secuestro indicó a esas personas que quería cambiar la titularidad de la embarcación y que no estaba dispuesto a realizar “los actos ilícitos pactados”, consistente en transportar droga a la Península en dicha embarcación.
En principio “sus jefes” fueron permisivos hasta que llegaron las amenazas tanto telefónicas a él y como a su familia, advirtiéndole que si no cumplía “tendría serias consecuencias para su persona”, como un secuestro que sin embargo ha sido abortado por la Guardia Civil, según informó el portavoz policial.
