La Cofradía del Cautivo está de celebración. Este próximo Jueves Santo llevará a cabo la liberación número quince de un reo. Se cumplirá así una tradición instaurada a comienzos del presente siglo y que nació en 1999 de la mano de la denominada Plataforma por la Liberación del Preso de la Cofradía del Cautivo. Su objetivo era que la Cofradía pudiera recuperar una costumbre que únicamente pudo llevar a cabo en 1950 y que se materializara en el año 2000, fecha del cincuenta aniversario de la primera salida procesional del Santo Titular de la hermandad. Pero hubo que esperar un año más, con el arranque del nuevo milenio, para que finalmente viera la luz. Gregorio Castillo, gestor delegado de la Cofradía del Cautivo, manifestó a este diario que para los componentes de esta hermandad del barrio de la Victoria, "esta celebración (del quince aniversario) nos llena de alegría por que si echamos la vista atrás comprobamos que aquella iniciativa que surgió de forma un tanto temerosa, hoy es una realidad tangible y fundamental para la Cofradía", dijo.
Aniversario
Afirmó que "a lo largo de estos años se ha conseguido que catorce personas se hayan reinsertado gracias a la mano que le hemos tendido tanto la Cofradía como el Centro Penitenciario y el Voluntariado Cristiano de Prisiones". Una cuestión fundamental es que hasta ahora, ninguno de los hombres y mujeres beneficiados con esta medida "ha vuelto a reincidir y eso es importante".
"Les hemos conseguido trabajo, incluso empleo indefinido en algunos casos, y hemos mejorado las viviendas de aquellos que lo necesitaban. Lo hemos hecho con nuestros recursos y con la ayuda del Voluntariado Cristiano de Prisiones. Aunque con la caridad nunca te puedes sentir satisfecho porque siempre queda mucho por hacer, estamos relativamente contentos y damos gracias a Dios porque podemos ejercitar esta fe", afirmó Gregorio Castillo.
La incorporación del acto de liberación del reo ha venido a enriquecer la Semana Santa Melilla. "El Jueves Santo de Melilla tiene un referente ya que es el acto de liberación durante la Procesión del Cautivo; pero lo que ayuda a engrandecer más nuestra Semana de Pasión es la generosidad del pueblo de Melilla, porque cuando la Cofradía o el voluntariado acude en demanda de ayuda o colaboración a cualquier institución, comerciante o empresario en aras a atender alguna necesidad de estas personas, hemos encontrado siempre los brazos abiertos y hemos tenido una respuesta positiva, y eso es realmente lo importante", apostilló.
Instituciones penitenciarias
Tal como establece la fórmula instaurada desde 2001, en el acto de liberación la secretaria judicial da lectura al auto, en el que suele dejarse constancia de que el acto de liberación se ha convertido en "una tradición consolidada". Además se ha recordado siempre que las dos organizaciones, como son la Cofradía y el Voluntariado de Prisiones que son los que formulan la petición de liberación y que tutelan al liberado durante un año, "se constituyen en eficaces colaboradores de la Administración Penitenciaria en orden a la reinserción social del preso que cada año, con tal motivo se libere, y de lo que muy buena prueba han dado con ocasión de las liberaciones de este tipo ocurridas en años anteriores".
Se destaca también que "esta extraordinaria manera de contribuir a la reinserción de un preso ha merecido tanto el respaldo de la sociedad melillenses desde sus comienzos, como el reconocimiento de la Administración", ya que en 2002 se le concedió a la Cofradía y al voluntariado, la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario.
Hasta el momento se han liberado a catorce personas: siete de los liberados eran personas de confesión musulmana y siete cristianos, y del cómputo total sólo se han beneficiado tres mujeres. Hasta el momento ninguna ha sido reincidente. Estos resultados ponen de manifiesto el acierto de aquella Plataforma por la Liberación del Preso de la Cofradía del Cautivo que comenzara a trabajar a finales de los años 90 para conseguir traer para nuestra ciudad una tradición que existe en muy pocos pueblos de España.
Aunque resultó imposible instaurarla en el año 2000, coincidiendo con el 50 aniversario de la primera salida procesional del Cristo Cautivo, sí pudo llevarse a cabo el 12 de abril de 2001 el primer acto de liberación, un premio que se ha venido concediendo desde entonces cada año de forma ininterrumpida.
Acto
El paso previo suele darse sobre el mes de septiembre, coincidiendo con la celebración de la Virgen de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias, que es cuando la Cofradía solicita formalmente la incoación del expediente por el que se hará efectivo el adelantamiento del tercer grado a uno de los reclusos de la cárcel melillense y que será liberado en la estación de penitencia de la mencionada hermandad el próximo Jueves Santo.
El Miércoles de Ceniza, con el que se inicia la Cuaresma que terminará en Semana Santa, los representantes de la Cofradía acuden al centro penitenciario para hacer entrega de la túnica, el capirote y la faja de esparto que lucirá el interno beneficiario de esta medida.
El Jueves Santo, sobre las 21,30 horas el protagonista, vestido de penitente y tras leerse el acta de liberación, tocará la campana del trono. En ese momento, los portadores elevarán al cielo a la talla de Jesús Cautivo. Si el interno declina participar en la estación de penitencia, podrá delegar en otra persona, y si no es posible, un cofrade vestirá estas prendas en la jornada en cuestión.
Historia de la Cofradía
A comienzos de un lejano 1948 nacía en Melilla la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima del Rocío, que fue erigida canónicamente en la Parroquia de Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, aprobándose sus estatutos el 14 de marzo de 1949 por el entonces Obispo de la Diócesis de Málaga y Melilla, monseñor Ángel Herrera Oria. A lo largo de estos 65 años la hermandad ha sufrido distintas etapas de desaparición y refundaciones, pero siempre se ha mantenido viva.
Tras su desaparición en el año 1956, resurgió en 1983 elaborándose unos nuevos estatutos que fueron aprobados el 1 de febrero de 1985 por el entonces Obispo de Málaga y Melilla, monseñor Ramón Buxarrais. Desde entonces, la dirección espiritual la realizan, tradicionalmente, los sacerdotes de la Parroquia de Santa María Micaela, lugar en el que tienen su sede tanto la hermandad como donde reposan los santos titulares de la populosa agrupación melillense.
