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Algo hay que hacer con los menores

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“Con casos como estos, no cabe la menor duda de que muchos de los menores que nos llegan a la ciudad no son niños desamparados sino adolescentes que rozan la mayoría de edad, cuya única aspiración es colarse en los barcos que unen Melilla con la Península” Dos hechos ocurridos en estas últimas fechas con los menores extranjeros no acompañados acogidos en Melilla nos dicen que la situación de estos no puede seguir así. El último y más reciente, el motín protagonizado en la tarde del 31 de diciembre en el Centro del Fuerte de la Purísima, cuando un grupo de unos de 60 menores acogidos reaccionaron con violencia enfrentándose a los cuidadores y educadores con amenazas y esgrimiendo objetos contundentes como cuchillos, barras de hierro, piedras, cristales y otros objetos contundentes que iban recopilando, a la vez que procedían a la rotura de mobiliario. Todo porque no se les permitió la salida en Nochevieja a los que fueron interceptados en el puerto queriendo ir de polizones en el barco. Tuvo que intervenir la Policía Local y los antidisturbios de la ARS de la Guardia Civil para sofocar el incidente. Nueve menores, los cabecillas, fueron detenidos. El otro hecho ocurrió el pasado domingo 21 de diciembre cuando la Guardia Civil tuvo que rescatar en el puerto de Melilla a siete menores extranjeros no acompañados que pretendían llegar a Europa escondidos en una batea destinada al transporte de chatarra. Dos de los menores estaban atrapados y con síntomas de asfixia, por lo que tuvieron que ser auxiliados por los Bomberos y reanimados por los servicios sanitarios en el mismo muelle. En lo que va de año, el Instituto Armado ha frenado a casi 7.000 magrebíes en su intento de llegar a Europa como polizones, casi la mitad menores de edad.

Con casos como estos, no cabe la menor duda de que muchos de los menores que nos llegan a la ciudad no son niños desamparados sino adolescentes que rozan la mayoría de edad, cuya única aspiración es colarse en los barcos que unen Melilla con la Península.

Para las fuerzas de seguridad es verdaderamente desalentador ver cómo las "redadas" que hacen con frecuencia no sirven de nada, porque los menores que recogen en la escollera, entre las rocas y en el puerto como aspirantes a polizones, una vez que son llevados al Centro de Acogida, nuevamente salen sin ningún problema y regresan de donde se les retiró.

España debe mover de nuevo este asunto y lograr que Marruecos cumpla con el tratado de readmisión de estos chavales, que donde mejor pueden estar es con sus padres y no jugándose la vida un día sí y otro también, queriendo introducirse en el barco al precio que sea.

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