El Melilla Baloncesto sigue intratable en el Pabellón Javier Imbroda, un escenario donde ayer encadenó su cuarta victoria consecutiva, tras derrotar al Clínicas Rincón por el resultado de 86-75. Por tanto, los azulones no pudieron comenzar mejor tanto el nuevo año como la segunda vuelta del campeonato, en un duelo en el que los locales mostraron su mejor versión en ataque en los primeros veinte minutos, alcanzando el medio centenar de puntos, aunque en otras fases del choque la excesiva relajación les pudo costar muy caro. El Melilla Baloncesto sigue intratable en el Pabellón Javier Imbroda, un escenario donde ayer encadenó su cuarta victoria consecutiva, tras derrotar al Clínicas Rincón por el resultado de 86-75. Por tanto, los melillenses no pudieron comenzar mejor tanto el nuevo año como la segunda vuelta del campeonato, en un duelo en el que los locales mostraron su mejor versión en ataque en los primeros veinte minutos, alcanzando el medio centenar de puntos, aunque en otras fases del choque la excesiva relajación les pudo costar muy caro.
Quique Garrido tuvo el honor de inaugurar el electrónico con un triple, encontrando rápida respuesta por parte de Romaric Belemene, que anotó desde la línea de 6.75. Los malagueños llegaron a colocarse por delante en el marcador, con una acción de 2+1 de Sabonis (3-6). A partir de ahí, y tras un parcial de 6-0, los locales tomaron la iniciativa en el luminoso, aunque los visitantes serían capaces de nivelar la contienda, de nuevo, minutos después (16-16), tras dos tiros libres convertidos por Carlos Corts.
Los de Alejandro Alcoba volvieron a dar un arreón para adquirir seis puntos de renta (22-16), aunque Andrej Magdevski recortó las distancias en el último segundo con una canasta, que servía para establecer el 22-20 con el que finalizó este primer acto.
En el segundo cuarto, el decano fue imponiendo su teórica superioridad con el paso de los minutos, abriendo las primeras diferencias. Así, dispuso de cinco puntos a 8’12, después de un lanzamiento de tres anotado por Eloy Almazán (29-24), aunque si por algo destacaron los costasoleños en su paso por Melilla fue por su combatividad, consiguiendo en apenas dos minutos un parcial de 1-7 (30-31), culminado con un triple de Sabonis.
Los jugadores del Melilla Baloncesto llegaron a situarse otra vez arriba, contando ahora con dos puntos de ventaja a 3’05 (39-37), una renta que se dispararía en poco más de un minuto hasta los diez puntos (47-37), con un parcial de 8-0. Este segundo periodo concluiría con dos tiros libres anotados por Romaric Belemene (50-42).
A la vuelta de los vestuarios, Adrián Laso volvió a establecer los diez puntos al anotar la primera canasta de este tercer cuarto. Los de Alejandro Alcoba llegarían a adquirir una máxima de once puntos (57-46), con un mate de Devin Wright. Los visitantes, que no bajaban los brazos, reaccionaron de la mano de Sabonis y Belemene, logrando un 0-7 que acercaba a los suyos en el electrónico (57-53). Más se estrechó el marcador con dos puntos de Carles Corts (62-60), aunque al final de este cuarto se llegó con un más tranquilizador 68-62.
En el último y definitivo cuarto, el Melilla Baloncesto siguió mandando, aunque no pudo relejarse lo más mínimo. De este modo, consiguió situarse, de nuevo, con una importante renta de diez puntos (77-67), con aún cinco minutos por disputarse y tras acertar con el aro contrario Spencer Butterfield. Los de Francis Tomé no habían dicho su última palabra y metieron presión al colocarse a seis puntos (81-75), a 2’24 del final.
Sin embargo, los de Alejandro Alcoba mantuvieron la calma y con otro parcial de 5-0, merced a los puntos de Quique Garrido y Adrián Laso, dejaban resuelto el encuentro (86-75).
