Pedir su retirada supone un acto de pura de demagogia e irresponsabilidad, y sobre todo viniendo de personas que no lo van a sufrir en sus propias carnes Melilla vivió un viernes de una intensa presión migratoria en la que unos 300 subsaharianos intentaron acceder por la valla por la zona comprendida entre los pasos fronterizos de Beni-Enzar y Barrio Chino, que fueron rechazados por las fuerzas auxiliares marroquíes, mientras otros 14 sí lograron saltar la alambrada en zona norte de la ciudad, entre Los Pinares y Aguadú.
Viendo lo que ocurre, queda más en evidencia peticiones como las que realiza uno de los partido políticos que ha irrumpido con fuerza en el panorama político español, Podemos, beneficiado por la crisis económica que sufre el país y sobre todo por los grandes casos de corrupción que han afectado a la clase política tradicional.
La formación que dirige Pablo Iglesias propone la retirada de la valla que separa Melilla de Marruecos y una de las últimas dirigentes de este partido que ha hecho pública esta solicitud ha sido la eurodiputada y mujer llamada a ser candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía por Podemos, Teresa Rodríguez. Nada más terminar la cabalgata de Reyes en Melilla, pasadas las nueve de la noche del 5 de enero, la europarlamentaria escribía el siguiente tuit: "Los #FelicesReyes serían más felices si se acabasen los CIES (Centros de Internamiento de Extranjeros) y no existiera la infame valla de Melilla". Una frase que acompañó con una foto de Melchor y Gaspar sosteniendo una pancarta en la se puede leer "Soltad a Baltasar".
Ayer, ya en Melilla, otros dos eurodiputados criticaban la valla, en este caso Marina Albiol y Ernest Urtasun, de los Grupos de Izquierda Unitaria y Verdes, en las que además de denunciar las "condiciones deplorables" de los inmigrantes en Melilla, mostraban su rechazo a la alambrada. Así Albiol, también en las redes sociales, publicaba anoche una fotografía en la que decía lo siguiente: "Junto a la valla de Melilla, esa valla de la vergüenza donde día tras día se violan los derechos humanos".
A todos, o al menos a una inmensa mayoría, no nos gusta que exista la valla, porque además de fea, refleja las amplias diferencias que existen en el mundo, pero de ahí a pedir que se quiten dista mucho. Porque, de ese modo, ¿cómo se controlaría la inmigración irregular? Melilla no tiene una capacidad ilimitada para atender a los millones de africanos que buscan una vida mejor. Por ello, solicitar su retirada supone un acto de pura de demagogia e irresponsabilidad, y sobre todo viniendo de personas que no lo van a sufrir en sus propias carnes porque viven muy lejos de Melilla, en sus cómodos sillones de eurodiputados, en Bruselas, Estrasburgo o Luxemburgo. Así es muy fácil realizar determinadas peticiones..
