Decenas de niños, y algunos mayores, participantes ayer en última actividad organizada por el Instituto de las Culturas con motivo del nuevo año Amazigh, el 2965. Fue en el antiguo mercado de abastos (Polígono), donde disfrutaron de una divertida mañana de juegos populares y cuentacuentos de la cultura amazigh. Los pequeños corrieron, saltaron, cantaron, pintaron, practicaron el ajedrez… desde las once de la mañana hasta las dos de la tarde, en un ambiente de fiesta para conmemorar el nuevo año de los imazighen. La presidenta del Instituto de las Culturas, Fadela Mohatar, en su discurso para valorar esta festividad que ha organizado por primera vez de esta una manera tan profusa la Ciudad Autónoma, desde el viernes 16 al domingo 18, ha subrayado que "los imazighen españoles estamos orgullosos de ser ciudadanos de un país democrático, cuya constitución potencia la pluralidad cultural y lingüística y que en nuestra propia ciudad su gobierno hace alarde de la protección y difusión de la cultura común que nos caracteriza".
Fadela Mohatar ha declarado que se trata de una cultura que nos une, nos hace fuertes, nos hace genuinos e importantes y, con la simbología del nuevo ciclo que comienza, en este año nuevo amazigh, "les invitamos a que celebran con nosotros el gran milagro de vivir, gracias a lo que nos une, que es infinitamente más de lo que nos diferencia, en un clima de armonía y entendimiento". La responsable política ha subrayado que se ha festejado esta fecha "en honor a las señas de identidad de nuestros abuelos, de todos esos abuelos que forjaron esta gran ciudad". "Lo hemos hecho estos días -ha añadido- con interesantes charlas que eviten nuevamente echar en el olvido nuestra raíces y a continuación con un lenguaje tan universal y unificador como la música, una música, que se vio en el concierto organizado para la ocasión, encierra influencias y matices de ese maravilloso mestizaje cultural que ha parido nuestra ciudad".
En este sentido, subrayó que "se puede ser amazigh al mismo tiempo que judío, cristiano, musulmán, agnóstico o ateo. Es una identidad cultural, y no religiosa, con unas hondas raíces históricas que se remontan a hace más de diez mil años y que se desarrollaron en parte bajo la misma tierra que hoy pisamos. Melilla puede proclamar con orgullo, dentro de la gran nación española, que su pluralidad cultural es de una riqueza incalculable, cuyos cimientos también tienen que ver con un pueblo que se declaró libre, sin fanatismos, ni ataduras, un pueblo identificado con la poesía, la música, las artes, las ciencias que alumbraron al mundo, la libertad y autonomía de la mujer y que nada tiene que ver, ni quiere tener nada que ver, con corrientes oscurantistas que hoy día pretenden nublar un horizonte que siempre fue de diálogo y franco contacto entre los pueblos".
