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Los menores que llegan a la península como polizones generan un ‘efecto llamada’ que desborda ‘La Purísima’

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Los menores y jóvenes marroquíes que logran llegar a la península ocultándose como polizones en los buques que conecta la ciudad con Málaga y Almería, puede estar generando el "efecto llamada" que provoca que en estos momentos el Centro de Acogida del Fuerte de la Purísima esté muy por encima de su ocupación, con 205 residentes. Así lo dejó de manifiesto ayer la consejera de Bienestar Social, Mª Antonia Garbín, que además de anunciar que se van a realizar obras para ampliar la altura de los muros del centro, afirmó que se está en contracto con el Gobierno nacional para lograr que Marruecos cumpla el acuerdo de readmisión firmado en 2013 y así poder reintegrar a los menores que llegan a la ciudad. En estos momentos el Centro de Acogida de la Purísima acoge a 205 menores extranjeros no acompañados, superando con crecer su capacidad óptima de 160 plazas. Así lo reconoció ayer la consejera de Bienestar Social y Sanidad, Mª Antonia Garbín, que se trata de unas "cifras muy altas".

Polizones
En su opinión, la causa del incremento de residentes que se ha producido en menos de un mes, cuando se rondaba los 180 tutelados, puede deberse al éxito de los polizones, el que haya menores y jóvenes irregulares que "a pesar de las medidas y controles de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y poniendo en peligro su integridad física, logran subir a los barcos como polizones y llegar a la península".

Desde allí estos jóvenes alertarían por teléfono o Internet a amigos y compañeros tanto en Melilla como al otro lado de la frontera, animándolos a seguir su ejemplo. Esto conduciría a la llegada a la ciudad de más menores, que acceden "por los puestos fronterizos ya sea a la carrera o bien ocultándose entre la gente o vehículos".

Seguridad
Afirmó Garbín que no se trata de menores en protección, sino niños de la calle "que vienen a cruzar el mar en barco, con perfiles no adecuados, no por decir otros términos, que no se adaptan al sistema de protección, por eso es razonable que sean devueltos a Marruecos". Reiteró que la Ciudad Autónoma va a seguir trabajando "con el Gobierno central para que Marruecos ponga en marcha el tratado que entró en vigor en 2013 de devolución de estos menores, que es la solución definitiva".

Este objetivo, el lograr viajar como polizones fue la causa del motín que se vivió el 31 de diciembre en el centro Purísima al impedir a un grupo de estos jóvenes salir a la calle y también la razón de que muchos de ellos abandonen el centro saltando los muros o se oculten en las escolleras del puerto. Mientras se trabaja para lograr la reintegración a Marruecos, la Consejería ya ha reforzado las medidas de seguridad del Centro Purísima, tanto en número de vigilantes como de cuidadores, al tiempo que en breve saldrá a concurso la ejecución de una obra para elevar la altura de los muros del recinto. "Lo malo es que tengamos que invertir en medidas de seguridad para que no se marchen, en vez en protección". Las obras tendrán un coste aproximado de entre treinta y cuarenta mil euros. Se adjudicará en febrero.

"Un problema real"
Por otra parte el vicepresidente Miguel Marín, se solidarizó ayer en Onda Cero con una vendedora de la Once que se quejaba de la presencia de menores extranjeros no acompañados en su punto de venta. Afirmaba la mujer que tanto ella como algunos clientes habían sido asaltados por estos jóvenes, por lo que el número de clientes seguía en descenso. La mujer exigía que la Ciudad lograra que esos niños no estén en la calle.
"Creo que todos los melillenses compartimos la preocupación" de esta mujer, "lo compartimos porque es un problema real que tenemos en Melilla", dijo. Manifestó el también consejero de Fomento, que hasta que no se consiga modificar la Ley del Menor, "no vamos a tener posibilidades jurídicas para poder atajar el problema, porque a esos niños no los puedes retener en el centro, porque lo prohíbe la ley, aunque se porten mal".

Ese cambio en la legislación daría a la administración local la posibilidad de "reglamentar y poder tener un propio régimen interno que regule a estos menores, y creo que hasta que esa herramienta no esté a disposición de la Ciudad, lo vamos a tener muy difícil, porque la ley ampara a estos menores". "Estamos muy preocupados -reiteró el consejero- y compartimos la queja porque es un problema real".

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Jesús Andújar

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