Decenas de melillense acudieron ayer a la Iglesia del Sagrado Corazón para participar en el Día de la Vida Consagrada, una misa que dirigió el vicario episcopal Roberto Rojo y estuvo concelebrada por los sacerdotes melillenses y con la colaboración de los religiosos y religiosas representantes de las congregaciones que durante casi cien años han realizado su labor en la ciudad.
Según el representante eclesiástico, el objetivo de esta ceremonia que tuvo lugar ayer por la tarde era "dar gracias a Dios y a todas estas personas que durante casi cien años han contribuido en Melilla al bienestar, la formación y la vida" de un sin número de melillenses.
Señaló el vicario que de los religiosos que se dedican a la vida consagrada "se sabe lo que hacen, la labor que desarrollan, su dedicación al Señor y a los pobres, pero no se sabe nada sobre esa llamada que Dios les hizo al servicio de Él y los hombres o de la vida en comunidad", cuando en la práctica "son una familia que se abre a las demás familias del mundo".
En estos momentos no son muy numerosos los religiosos y religiosas que residente en la ciudad, entre los que se cuentan los cinco hermanos de La Salle, las cinco religiosas de la Divina Infantita, las tres de María Inmaculada y las nueve del Buen Consejo. "Son personas que viven en comunidad y a pesar de no ser muy numerosos, realizan una labor muy grande, por eso en este día queremos darles las gracias".
Sin ellos, indicó, "no existirían en la ciudad centros docentes religiosos, ni se hubiese atendido a huérfanos y desamparados, ni existido centros de formación para ayudar a personas a encontrar un trabajo o atendido a mujeres en riesgo”.
