La situación de la U.D. Melilla era crítica, tras darse a conocer el doble embargo de la subvención de 40 millones de pesetas que el Ayuntamiento acababa de concederle por parte de la Seguridad Social, en dos millones, y de los ex presidentes Francisco Benítez y Diego Bernal por más de treinta millones de deudas adquiridas por el club con ellos durante los periodos en los que dirigieron la entidad. Las perspectivas económicas del club no podían ser peores y todo apuntaba a su inmediata desaparición, si no se producía un movimiento popular de ayuda como el que se empezaba a vislumbrar. En este sentido, se pedía la apertura de una suscripción popular de apoyo a la U.D. Melilla, para conseguir al menos 15 millones de pesetas para que el equipo pudiera finalizar la temporada.
