El consejero de Fomento, Juventud y Deportes, Miguel Marín, hizo ayer un llamamiento a los comerciantes del barrio de El Real para que hagan oídos sordos a los partidos de la oposición que “de manera torticera” están criticando la obra que se está haciendo para convertir la calle La Legión en un bulevar donde el peatón y el ciclista tengan “preferencia absoluta” sobre los vehículos. Marín aseguró que los partidos de la oposición están intentando “sacar rédito político” de este asunto, aprovechando un problema de suministro de la empresa constructora, que ha tenido varios días paralizado el trabajo con las calles cortadas al tráfico.
Según dijo ayer el consejero, ese inconveniente ya se ha solucionado y la obra se ha reanudado, pero ha hablado con “los responsables directos” de la empresa adjudicataria, en Madrid, para exigirle que no vuelva a repetirse esa situación. “Entendemos que no pueden actuar de esta manera, dejando tramos cerrados al público sin trabajadores en la obra”, explicó Marín, que una vez más defendió este polémico proyecto porque permitirá “un cambio de fisonomía en la zona de Melilla con mayor población”.
“Un hito en Melilla”
Así, subrayó que este proyecto va a marcar “un hito en Melilla” junto con una obra similar que también se está ejecutando en la calle Carlos Ramírez de Arellano, basada en la ausencia de barreras arquitectónicas y la presencia de los vehículos únicamente para circular a una velocidad máxima de 20 kilómetros por hora. Además, los vecinos de El Real podrán ir caminando hasta el paseo marítimo “sin tener que subir ni bajar ningún escalón”.
Con estos proyectos, el Gobierno está “transformando Melilla con barrios del siglo XXI”, enfocados hacia la movilidad sostenible, como ya han hecho en otros lugares con gran rentabilidad social, especialmente para los vecinos y comerciantes de esas zonas, ya que han mejorado en calidad de vida y han visto revalorizadas sus propiedades. Por ello, pidió una vez más a todos los que viven o trabajan en la zona un poco de paciencia porque “no hay una obra en el mundo donde no se ocasionen molestias, pero a cambio se van a multiplicar por mil los beneficios para el futuro”.
Según Marín, las críticas de la oposición no son nuevas porque el resto de partidos se han estado negando a la mayoría de los proyectos de nuevas infraestructuras que el Ejecutivo ha puesto en marcha en los últimos años, sobre todo en las obras emblemáticas, como es el caso del Teatro Kursaal o la plaza de San Lorenzo. En su opinión, esto se debe a que pretenden que Melilla sea una ciudad “oscura, cutre y que no progrese”.
