El docente investigador de derecho internacional, Miguel Ángel Acosta, ha realizado su segunda vista a Melilla con el fin de avanzar en sus estudios sobre las fronteras marítima, terrestre y aéreas de, entre otras, de la Ciudad Autónoma. En este caso, Acosta adelantó a MELILLA HOY algunas conclusiones sobre su último trabajo titulado ‘Un caso paradigmático de co-participación de aguas portuarias: el régimen de navegación en los puertos de Melilla y Beni Enzar’. En este analiza la actual situación jurídica de la coyuntura de ambos puertos en las que como conclusión hace alusión a la necesidad de una cierta regularización y cooperación de las autoridades de ambos países, dejando atrás el debate sobre la soberanía del terreno melillense.
- ¿Cuáles son algunas de las conclusiones de este trabajo?
El establecimiento del puerto de Beni Enzar es una estructura de navegación bastante compleja específicamente en cuanto a que no hay ningún tipo de contacto ni cooperación entre el Puerto de Melilla y el de Beni Enzar.
Esto da lugar a que lo que hay son unos usos generalizados aceptados por las dos partes para dividirse lo que es el control de los buques que van hacía el puerto español y los que van al puerto marroquí.
Aún no ha pasado ningún incidente relevante pero el día que suceda, sobre todo en la propia entrada de la bocana que comparten, puede haber algún tipo de protesta a nivel diplomático que origine una nueva disputa y pueda afectar a las relaciones bilaterales.
- ¿Por qué no existe dicha cooperación?
En los años 70, el país vecino decidió establecer unas líneas de base recta para delimitar sus espacios marítimos, dado que Marruecos desde origen no reconoce la soberanía española de ciudades, islas y peñones en el norte de África pues en la zona de Melilla ha cerrado desde Mar Chica hasta el Cabo de Tres Forcas todo el territorio en una línea de base recta. Por ello, para Marruecos en la práctica Melilla es marroquí, no española. Esto hace que cualquier tipo de cooperación que pueda implicar el reconocimiento de España sobre el territorio melillense en su conjunto es totalmente inaceptable por Marruecos.
- ¿Qué tipo de mecanismo propone el estudio para la resolución del conflicto?
La propuesta gira fundamentalmente a una solución diplomática, partimos de una situación en la cual Marruecos a fecha de hoy no va a aceptar de ningún modo reconocer la soberanía española de Melilla, por lo que cualquier posibilidad de un convenio internacional bilateral de limitación de fronteras es actualmente inviable. Otra opción es diferenciar lo que es la reclamación de soberanía, de lo que es la propia jurisdicción o control técnico y operativo sobre la navegación portuaria.
Es como si dijéramos que buscamos una solución para la complejidad existente en la doble bocana entre el Puerto de Melilla y de Beni Enzar.
Una de las soluciones para que funcione la entrada y salida de barcos del Puerto de Beni Enzar y el puerto de Melilla, sería a través de una comisión mixta o de competencias, pero es necesaria cierta regularización que no tendría que ser ni a partir de un tratado internacional, sólo tratado técnicos, que no conlleven ninguna responsabilidad internacional por ninguna de las dos partes. Incluso se podría acudir a simples acuerdos técnicos, que ni implicarían acuerdos a nivel de estados.
- ¿Cree que la ampliación proyectada para el Puerto puede provocar alguna protesta por parte de Marruecos?
La práctica de aquí de Melilla es que cualquier melillense cuando coge un barco de recreo tal y como sale del puerto de Melilla iza la bandera marroquí, a pesar de que España considera que Melilla tiene mar territorial al menos de 7 millas en la aplicación de la normativa.
La ampliación del puerto, de una zona que de acuerdo con la legislación española es parte de las aguas portuarias y por tanto aguas interiores, sería que España reconociese que las aguas afectadas por esa ampliación son de su soberanía. Sin embargo, actualmente esas aguas son controladas por las autoridades marroquíes. Esto puede dar lugar a una protesta por parte de Marruecos, entendiendo que sin ningún tipo de fundamento jurídico, pero en que el país vecino actúa de forma coherente tanto que no reconoce la soberanía española sobre Melilla. Esto puede afectar evidentemente las relaciones diplomáticas.
Por otro lado, determinar si desde un punto de vista económico es adecuada una ampliación en cuanto a la necesidad real del Puerto de Melilla de ampliarse, a fecha de hoy por lo que me han comentado está al 100% de su funcionamiento, por lo que no sería necesario, además de la carga económica que correspondería.
