La U.D. Melilla fue incapaz de empatar en Jaén, donde cayó derrotada por 3-2, en un partido que debe llevarle a la reflexión, porque pocas veces tendrá una situación tan ventajosa para puntuar. El campo de La Victoria, casi siempre propicio para los melillenses, no lo fue esta vez, después de una gran primera parte y pese a contar con superioridad numérica. Pero el Real Jaén puso más ganas en el segundo tiempo, después de un partido con muchas alternativas en el que el conjunto melillense se vino abajo incomprensiblemente en el segundo período cuando lo tenía todo a su favor. El análisis del partido se debe focalizar en la primera mitad, en la que el conjunto jiennense puso en franquicia el partido antes de la media hora con dos goles. Una buena jugada de Sutil culminada por el mismo jugador y un contragolpe conducido por Bryan y rematado por Santi Villa puso el partido muy favorable para los locales.
Meritoria reacción
Pero a partir de ese momento, el equipo de Fernando Curras sacó el orgullo para empatar el partido. Un penalti claro sobre Nacho Aznar en el minuto treinta y tres hizo que el Melilla se metiera en el partido, ya que el gol logrado por David Sánchez venía a poner justicia al empuje del equipo melillense en los últimos minutos de esta primera parte, en la que incluso podría haberle dado la vuelta al marcador.
El mediocampo del equipo melillense, liderado por David Sánchez, junto a Sufian, comenzaba a estar muy por encima de los centrocampistas del Real Jaén. El Melilla tocaba con mucha calidad en la zona ancha para que Nacho Aznar, Manolo y Chota llevaran mucho peligro a la portería de Toni. Se palpaba el empate en La Victoria y este acabaría llegando, en un centro de Sufian que después de varios rechaces fue rematado por Juanjo para lograr el empate a dos goles.
Un jarro de agua fría para la hinchada local y una enorme alegría para los visitantes, que veían como levantaban un partido que se había puesto muy difícil y que a partir de ese momento entraba en una nueva e ilusionante dimensión.
Tarjeta roja a Fran Miranda
La suerte para el Melilla y la desgracia para el Jaén fue cuando el colegiado mostró la segunda amarilla al ex azulino Fran Miranda nada más empezar la segunda parte, por lo que durante casi todo el segundo período el cuadro andaluz estuvo en inferioridad numérica. Todo apuntaba a que el Melilla dispondría de una magnífica oportunidad para hacerse con el encuentro ante un rival muy condicionado por la situación.
Sin embargo, ocurrió algo absolutamente extraño en fútbol. El Real Jaén se convirtió en el protagonista absoluto del partido, mientras que el Melilla dimitió sin que se sepa aún por qué. Dio la sensación de que los de Fernando Currás no supieron como jugar ante un rival con diez y nunca encontraron la manera de demostrar que eran superiores.
Un Jaén con orgullo
Fue el equipo local el que tenía el balón, el que creaba ocasiones y el que mandaba en el centro del campo, mientras que la U.D. Melilla estaba agazapada atrás intentando buscar alguna contra sin demasiada convicción. Pese a todo y en su única ocasión, estuvo muy cerca de adelantarse en el marcador. Fue en una falta botada por David Sánchez, pero el balón se estrelló en la escuadra de forma tan espectacular como ineficaz, porque no sirvió para ponerse por delante en el marcador.
Lo peor es que esa iba a ser la única oportunidad del Melilla en todo el segundo tiempo, ya que los de Fernando Currás apenas pasaron de su campo. Del posible 2-3 se pasó al 3-2 cuando sólo quedaban seis minutos, gol que hizo Sergio Molina de penalti, una pena máxima que el árbitro no pitó en principio, pero que sí hizo poco después de consultar con el asistente, que sí que vio una mano de Guille Roldán dentro del área.
Contrarreloj
A partir de ese momento, le entraron las prisas al Melilla, que tuvo que jugar contrarreloj para intentar lograr el gol que no había hecho en los minutos anteriores. Pero se encontró con un Jaén encerrado en su área que supo cerrar muy bien todos los espacios y que no dio opción a los de Fernando Curras, que se precipitaron con un fútbol desordenado que nunca pudo sorprender al Real Jaén.
