Apuntó Juan Paredes, presidente del Banco de Alimentos en Melilla, que en la ciudad "malviven" cerca de treinta mil personas que, en su mayoría, carecen de la documentación necesaria para ser visibles de cara a la administración. El colectivo más numeroso lo integran mujeres de origen marroquí con hijos a cargo, abandonadas o separadas, que sólo cuentan con la ayuda en forma de alimentos que les proporcionan las ongs que se nutren de lo que les facilita el Banco de Alimentos. En estos momentos el Banco de Alimentos se encuentra en plena recepción de distintos palés de alimentos procedentes de la red de bancos de toda España que, una vez clasificados, serán almacenados de cara al gran reparto que se hará antes de Semana Santa.
El Banco carece de presupuesto por lo que la llegada de la mercancía vía marítima, es gracias a la buena predisposición de las compañías transportistas. Por ese motivo deben esperar a que de forma paulatina puedan llegar a la ciudad los 24 palés que esperan en el puerto de Málaga.
"Nos llegan unos tres o cuatro diarios, que hay que clasificar y tenemos pocas manos y poco espacio de almacenaje. Nos tienen que llegar palés de los bancos de Logroño, Ávila y Málaga. Una vez tengamos los productos, se envasarán en cajas de entre 15 y 16 kilos que entregaremos a las 25 organizaciones que trabajan con nosotros y que a su vez harán llegar los productos a las familias que atienden", explicó Juan Paredes en declaraciones a este diario.
Labor diaria
Explicó Juan Paredes que el Banco reparte productos "todos los días, siempre que haya disponibilidad", al margen de las operaciones especiales que se realizan en Semana Santa, Navidad o el verano. "Cuando la federación de bancos nos manda productos los repartimos cuanto antes. También hay fábricas que nos envían algunos palés como una envasadora que envió 30 cajones de papilla para niños".
Añadió el responsable de la entidad que a veces se dan casos especiales, "como el Super Sol de Madrid que me envió todo un lote de bandejas de filetes de pollo que no estaba en malas condiciones, sólo que había un fallo en el etiquetado. El material lo distribuimos cuanto antes".
Otro ejemplo de solidaridad, el desarrollado por el Vº Pino, que "nos donó todo el producto que quedó en cocina en una gran celebración y eso lo llevamos al piso de acogida de mujeres maltratadas. Esta es la labor del Banco de Alimentos, prestar ayuda a quien lo necesita".
Manifestó el presidente del Banco de Alimentos que en estos momentos no tienen abierta ninguna campaña de donación de productos, "porque no queremos agobiar ni a los establecimientos ni a los melillenses", aunque sí que están abiertos a cualquier acto solidario.
Lo que sí queda claro es que todo cuanto llega se da a las 25 organizaciones que colaboran con el Banco y que a su vez reúnen del orden de nueve mil beneficiarios oficialmente.
Indocumentados
Señaló Juan Paredes que entre Cruz Roja y el Banco de Alimentos, se presta ayuda a un importante número de organizaciones humanitarias y ellas, a su vez, a cerca de veinte mil personas de forma oficial, pero dijo que las necesidades son muy superiores y que hay un contingente importante de personas indocumentadas que precisan de esta ayuda para subsistir. Estima Paredes que se puede estar hablando de unas treinta mil personas, en su mayoría sin la documentación necesaria para ser visibles a los ojos de la administración.
"Son cifras terribles, pero es la realidad de Melilla y cada año aumenta más, por lo que nosotros seguimos en la búsqueda de alimentos para ayudar, porque no se lo negamos a nadie", dijo. No obstante, reconoció que por muy solidarios que sean los melillenses, el banco y las organizaciones sociales "no tenemos capacidad para atender a tanta gente", indicó Paredes.
Manifiesta Juan Paredes que no existen cifras reales sobre el grado de marginalidad que se da en Melilla, pero estima que se puede estar hablando de que unas treinta mil personas se encuentran en esta situación, y "si no tienen documentos, no pueden trabajar, y sin ingresos no pueden vivir, por lo que se apañan con lo que les cae, con lo que les podemos ayudar para ir malviviendo".
Las organizaciones humanitarias buscan llegar precisamente allí donde no puede hacerlo la administración, atendiendo a aquellos colectivos vulnerables que precisan esta atención y que incluso Bruselas promueve para que puedan acceder a productos de primera necesidad.
Ese contingente de residentes sin papeles lo formarían, según Paredes, un heterogéneo grupo de personas, entre ellos jubilados con pensiones mínimas, parados de larga duración con cargas familiares, pero en especial, mujeres marroquíes "que tienen dificultad para tener la residencia y que han sido abandonadas por sus maridos dejándolas al cargo de los hijos". "¿Qué hacemos con esas personas?, pues se les intenta ayudar. Nosotros no somos ni políticos ni policías, somos personas que intentamos ayudar al que lo necesita y estas personas lo necesitan. Sólo nos fijamos en los sirios, en los inmigrantes que saltan la valla, en los menores de la escollera, pero en estos treinta mil nadie se fija", denunció.
Placa al Mérito Social
El presidente del Banco de Alimentos señaló que por el momento no ha recibido ninguna notificación oficial sobre que la Ciudad Autónoma vaya conceder a la organización la Placa al Mérito Social, pero "estas cosas son satisfactorias, porque el Banco no soy yo, sino el grupo de personas que lo forman, y que haya un reconocimiento a la labor que hacen todas estas personas, siempre es agradable. Desde que me lo dijeron los medios de comunicación, francamente, me ha agradado mucho".
Juan Paredes comparte este galardón con todas las organizaciones y voluntarios que trabajan en la ciudad en la atención a las personas sin recursos, "porque lo que hacemos es una labor de conjunto".
