Parece ser que hemos descubierto la rueda y la aspirina. No sé si cómo estamos en Semana Santa se trata de un milagro. Pero ya me dirán ustedes qué explicación puede tener que el contrato marítimo haya quedado dos veces sin adjudicar, la primera por 9’4 millones de euros y la segunda por 15’4 porque las compañías consideraban escasa la cantidad ofrecida y ahora –gracias a la intercesión de algún ángel protector- la compañía Transmediterránea se la adjudica por 7’6 millones cuando la concesión había salido por 25 millones, bajando en más de un 70% la cantidad ofrecida por el Ministerio. Y por una cantidad más baja que en los dos anteriores intentos. A un servidor que se lo expliquen, y sobre todo que se lo expliquen a todos y todas las melillenses.
Pero es que además, como no nos fiamos nada de la peña, resulta que desde hace algunos meses la prensa económica habla y escribe sobre la venta de Transmediterránea por parte de Acciona: “Acciona tiene "avanzado" el proceso de venta de Trasmediterránea que actualmente negocia con varias firmas que se han interesado por la naviera, según indicó el director de desarrollo corporativo del grupo, Juan Muro Lara” que además indica que “Transmediterránea forma parte de los activos que Acciona considera no estratégicos”. Visto lo cual la pregunta que nos tendríamos que hacer es si esta concesión no será más que una estrategia de la empresa para venderla mejor. Y así la empresa acabará por dejarnos contentos ya de por vida a los melillenses con sus desvelos para con nosotros.
Y a partir de ahí la cuestión es que si Transmediterránea deja de prestar servicios como naviera y desaparece, qué pasará con la concesión.
Muchos interrogantes para un gobierno que en quince años no ha mejorado el transporte ni por tierra, ni por mar, ni por aire. Después de 5.500 días de gobierno Imbroda estamos dónde ustedes ven. Y ya iría siendo hora que las cosas cambiaran.
