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La Columna de Salido

Melilla en mi recuerdo. Más sobre nuestra Semana Santa

melillahoy.cibeles.net fotos 1167 Antonio Salido

Ya le tenemos ahí, creo que después de las vacaciones estivales, éstas son las más importantes y las que más hoteles, restaurantes, procesiones, calles, carreteras, playas y montañas concentran. Cada cuál a su manera intenta disfrutar lo mejor posible de estas fechas, que incluso más que las navidades, mayor número de días festivos seguidos concentran. Son días grandes, celebraciones llenas de religiosidad, devoción y colorido. Algunas en España son muy tradicionales, famosas y con gran número de visitantes. Cuenca, Toledo, Hellín con su gran “Tamborada”, en Calanda también, las famosas procesiones en Málaga, algunas bien acompañadas por los caballeros legionarios melillenses y su “Novio de la Muerte” en algún acto. Yo cuando escucho ese canto/himno/rezo tan sentido, no puedo evitar emocionarme y se me pone la carne de gallina. Qué pasión tan grande se siente en toda Sevilla por sus cientos de miles de creyentes totalmente identificados con sus pasos y cofradías, multitud de saetas adornan y engrandecen el ambiente ante una gran cantidad de sevillanos/as sobre todo, que con lágrimas en los ojos siguen muy de cerca esas procesiones.

En aquellos años 50 y 60 que yo viví en Melilla, las seguía como espectador, además de las dos ocasiones en la que participé vistiéndome de “capuchino” con algún amigo. Si no recuerdo mal, creo que se concentraban todos los pasos en la Plaza de España y subían en procesión por la Avenida. Supongo que todavía será así, pero, lo desconozco, incluso, creo recordar que la del Domingo de Resurrección era diferente, partían desde arriba de la Avenida en aquel ensanche grande. La Madre (Virgen María) iba detrás del paso de su hijo (Jesús) resucitado y al llegar a la Plaza de España, giraban al contrario hasta que se producía “El Encuentro” con todos los asistentes y feligreses rompiendo en grandes aplausos.

En aquellas fechas franquistas y con la iglesia con todo su poder, en esos días con el Señor muerto (mejor dicho asesinado y sacrificado en la cruz), se cerraban las discotecas y en la radio y televisión la música era clásica, de cámara, sacra y religiosa, menudo aburrimiento para los jóvenes, por lo menos hasta los años 67 en adelante poco a poco fue cambiando la mentalidad. Si en aquellos días querías escuchar otro tipo de música tenía que ser con el magnetofón y alguna cinta con poco volumen y con la puerta cerrada, en caso contrario te jugabas la denuncia.

Otra tradición de aquellas fechas y más concretamente a partir de las 0’00 horas de la madrugada del sábado al domingo de Resurrección, era la concentración de de chavales y algunos algo más mayores, en nuestro caso, en la cuesta de Cándido Lobera desde arriba en Ataque Seco. Todos portábamos latas atadas con cuerdas y chapas grandes, ese acto lo denominábamos precisamente “arrastrar las latas” por el motivo y alegría de la Resurrección del Señor, decir que estaba prohibido por las autoridades y buenas carreras nos dábamos delante de los “grises” y no lo digo de forma peyorativa, dos hermanos mayor que yo ya lo eran y estaban en el cuerpo de la policía armada de aquellos tiempos.

Cuando la cosa se ponía fea o “chunga”, yo tenía la buena costumbre de retirarme a tiempo para evitar algún que otro porrazo (no recuerdo pelotas de goma en aquellas fechas), pero, con la “defensa o porra” te podían dejar bien marcado, creo que participé en esos actos desde los 13 a los 16 años aproximadamente. En una ocasión y a esas horas nocturnas, a un vecino más atrevido de unos 21 años lo cogieron detenido, lo metieron dentro de Correos en el vestíbulo/hall (entonces había servicio nocturno de trabajo) y cuando lo soltaron, vimos bastante asustados que lo habían “calentado” y bien (o mal), tenía multitud de moratones, en cara, brazos y cuando se quitó la camisa, los tenía por todo el cuerpo, lo tuvimos que llevar a “la Casa de Socorro”. Supongo que recibían órdenes superiores de que si alguno “se pasaba en hacer ruido” que le diesen un escarmiento “ejemplarizante” para quitarle las ganas y claro, según de quien se tratara el policía en cuestión, era más o menos celoso cumplidor de su obligación, pero, no había derecho (en aquellos tiempos ninguno) para que por esa nimiedad te diesen esas palizas tan injustas. Eran otros tiempos, pero, ahora estamos asistiendo con preocupación que en ocasiones pagan justos por pecadores (manifestantes pacíficos, periodistas y vecinos circunstanciales), cuando algunos vándalos desalmados actúan salvajemente y la actuación policial, en algunos casos es desmedida y con demasiada brutalidad también en estos tiempos de democracia.

En aquellos años 60 salíamos a la calle, como en lo relatado, por la alegría del Señor Resucitado, luego, a partir de los años 72/73 para exigir democracia, libertad, amnistía de presos políticos, legalización de partidos y elecciones libres y democráticas en nuestro País, ahí ya me pilló a mi en tierras catalanas, en Manresa donde trabajaba de Cartero y en muchas ocasiones nos tocó correr de nuevo delante de los “grises”.

Para terminar con el tema principal del escrito, la Semana Santa, respeto y animo para que sigan así a todos aquellos que tienen tan arraigadas raíces de tradición y devoción y esa entrega en cuerpo y alma desde sus parroquias, cofradías y hermandades. Todas esas manifestaciones religiosas tan sentidas, participativas y pacíficas, indudablemente son muy seguidas por muchos miles de personas en nuestro País, e incluso, en otras partes del mundo, Melilla, Sevilla, Málaga o Granada por poner ejemplos más cercanos, son fiel testimonio de esa grandeza de la Semana Santa religiosa.

En cada ciudad se celebran con sus matices similares, distintos y/o peculiares según costumbres del lugar. Las de Melilla, creo que siempre han sido muy parecidas a las de Andalucía. En otros lugares, algunos se “flagelan” voluntariamente, o se ponen coronas de espina, en Filipinas son aun más atrevidos y temerarios. Allí algunos son crucificados, clavados por sus manos y pies en la cruz, tremendo, allá ellos.

Nada más amigos, sobre gustos y pareceres no hay nada escrito, o mucho realmente. Queridos paisanos y paisanas, mucha salud y que cada cuál lo disfrute lo mejor posible como libremente se le antoje y pueda. Saludos desde Castellón, donde si el tiempo acompaña pasaremos esa Semana Santa en familia, con amigos y dando buenos paseos por la playa y si el calor aprieta, como cada año por estas fechas, el primer baño en el mar me espera, aunque ya con la edad (casi 63 años) cada vez me cuesta más esta tradición mía, ya veremos.

PIE DE FOTO:
Foto publicada por Jesús Martínez en el grupo de FB ‘Fotos antiguas de Melilla’

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