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Melilla: Suspensa en Filosofía

Desde que empezó a gestarse la LOMCE (Ley de Mejora de la Calidad Educativa) allá por el 2012, advertimos una especial animadversión, cuando no inquina, hacía los estudios de filosofía por parte del gabinete del Excmo. Ministro de Educación el señor José IgnacioWert, cuya fama y prestigio es por todos de sobra conocida. Los intentos de la Red Española de Filosofía (REF) por mejorar la inaudita situación en la que quedaban los estudios de filosofía mediante el diálogo y la negociación fueron respondidos sucesivamente con proyectos de ley, tres concretamente, a cada cual más lesivo para la enseñanza de la filosofía. El resultado final ha sido que la actual ley LOMCE (en proceso de aplicación) contiene el ataque más radical que se ha producido contra la enseñanza de la filosofía y las humanidades desde que empezó el periodo democrático vigente en 1978. Dice el ministro que asignaturas como la filosofía, la música, las artes plásticas y visuales "entretienen y distraen" de lo fundamental. Desde la Asociación de Profesores de Filosofía de Melilla entendemos que lo fundamental es, en efecto, saber leer y escribir, sumar, restar, dividir y multiplicar, pero a esto nos vemos forzados a añadir que, en primer lugar, con otras asignaturas como la filosofía también se aprende a leer y escribir, muy bien por cierto o a comprender el sentido de las sucesiones aritméticas, como la música, que es la base de la armonía. En segundo lugar, no se puede pretender aumentar la calidad educativa, reduciendo los profesores, limitando las materias troncales, simplificando la oferta de materias optativas, aumentando las ratios de alumnos por aula, o precarizando aún más, la ya de por sí precaria situación de gran parte del profesorado. Esto es, a todas luces, un intento de engañar a la opinión pública.

La filosofía es y ha sido, desde sus orígenes, fundamento de paz, fuente de hábitos democráticos, laboratorio de ideas, catálogo de conceptos científicos. Allí donde ha habido filosofía la ciencia ha avanzado, los pueblos han luchado contra el oscurantismo y la superstición, han evolucionado irreversiblemente hacía los grandes logros de la humanidad como La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, La Declaración de los Derechos Humanos Universales, la formación de la ONU, el surgimiento de los Estados Modernos, libres ya del peso de las teocracias medievales o el nacimiento del pensamiento ilustrado. La labor de crítica, cuestionamiento y revisión que ejerce el saber filosófico es indispensable para toda sociedad que se reconozca democrática y para toda educación que pretenda llamarse "de calidad". La filosofía constituye la base de la civilización occidental y su valor es recurrente e insustituible. Perder la filosofía es optar por el empobrecimiento cultural, democrático y social de un país. Uno aprende a leer y escribir para poder cuestionarse el mundo que le rodea, para argumentar, participar, intervenir, disentir, opinar, plantear sus propias ideas, para analizar críticamente su entorno, no solo para hacer y decir lo que le dicen que ha de hacer y que ha de decir, actitud propia del borreguismo más servil, común a toda sociedad tribal sin armazón legislativo alguno y sin garantías jurídicas. Esta labor de constitución de la competencia social y ciudadana y de la autonomía e iniciativa personal es irrealizable sin una educación filosófica adecuada. La LOMCE contradice sus propios preceptos, las tres primeras líneas de su preámbulo afirman: "El alumnado es el centro y la razón de ser de la educación. El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio". Y después de esta declaración de principios, opta por suprimir el 70 % del currículo de filosofía, además de reducir otras muchas materias.

No se puede afirmar que se persigue una educación integral de calidad, cuando se elaboran unos itinerarios educativos destinados a la empleabilidad (no se sabe de qué tipo) del educando y no a la formación integral de su personalidad, dotándole de los instrumentos necesarios para que él o ella puedan tomar en libertad sus propias decisiones. Así lo reconoce la UNESCO en su tratado del 2011 La filosofía, escuela de libertad.También la Carta del Consejo de Europa sobre educación para la ciudadanía democrática y de los Derechos Humanos (2010) en la que llama a los países comunitarios a "Hacer de la Educación para la Ciudadanía Democrática y la Educación en Derechos Humanos un objetivo prioritario de la política educativa y de sus reformas" (*Memorandum al Consejo de Europa sobre el proyecto del gobierno español de supresión de a Educación para la Ciudadanía democrática y los Derechos Humanos del currículo Escolar). Opiniones similares contiene la publicación de Amnistía internacional Educación para los Derechos Humanos, algo más que una asignatura. Hasta el mismo Consejo Escolar de Estado en su informe no vinculante sobre la LOMCE, advertía al gobierno actual sobre la necesidad de ofertar como obligatorias materias que en el anteproyecto figuraban como optativas, en concreto, la necesidad de incluir en alguna fase del aprendizaje una asignatura referida a la formación ético-cívica como obligatoria, para cubrir los requerimientos del artículo 27.2 de la Constitución. Del mismo modo se pronunciaba también sobre la conveniencia de mantener el carácter obligatorio de una asignatura de largo recorrido en el sistema escolar como es la Historia de la Filosofía. Ninguna de estas recomendaciones, consejos y advertencias han sido escuchadas por el gobierno en ningún momento, imponiendo una ley elitista y antidemocrática, y continuando con su política de tierra quemada. Cuando se gobierna usando como principales instrumentos el engaño, la coacción, el miedo o la difamación los resultados no pueden ser buenos, así se levantó en el país uno de los movimientos de protesta más amplios que se recuerdan en educación: la marea verde, que consiguió aunar en sus protestas, como hecho histórico, a la enseñanza primaria, secundaria y universitaria.

No es de extrañar que las distintas comunidades autónomas hayan intentado "salvar" de la quemalas asignaturas y los diferentes horarios tal y como los conocemos alcanzando acuerdos de máximos que permiten conservar buena parte del horario adscrito al departamento de filosofía y a otros departamentos. Así ha ocurrido en lugares como Andalucía, Cantabria o Navarra, donde se está ofertando la Introducción a la Filosofía en 4º de la eso (nueva asignatura contenida en el proyecto LOMCE), se conserva también la obligatoriedad de la asignatura de 2º de Bachillerato Historia de la Filosofía, se mantiene la asignatura de 1º de Bachillerato y se permite que la optativa de 2º de Psicología sea impartida por el departamento de Filosofía, compartida con Orientación.

La situación en el territorio de gestión directa del MEC (Ceuta y Melilla) es completamente distinta y más preocupante si cabe que en el resto del país. No entendemos que el gobierno elabore una ley y que después, en el único territorio que controla sin la mediación de los gobiernos autonómicos, sea en el que se aplique de la forma más dañina posible. No se oferta la optativa de 4º en secundaria, no se conserva la asignatura de primero a cuatro horas, como el resto de las troncales, se mantiene la optatividad de la Historia de la Filosofía de 2º bachillerato sin saber si quiera en qué grupos o centros de la ciudad se ofertará. Y nada se sabe sobre la optativa de Psicología. ¿Qué ocurre para que el ministerio reduzca tan drásticamente la oferta de asignaturas en su propio territorio? ¿Por qué precisamente en Ceuta y Melilla no se hace nada, como en el resto del territorio nacional por intentar cuadrar horarios y mantener una oferta similar a la que tenemos? ¿Realmente somos Ceuta y Melilla ciudades de segunda categoría y por eso se propone para nosotros una educación de segunda, sin filosofía? Las incógnitas que suscita el atropello que está suponiendo para la educación en general y para muchos departamentos la implantación LOMCE en Ceuta y Melilla son muchas: ¿Cómo pueden los bachilleres enfrentarse a una reválida de filosofía en 2º de bachillerato (como ya se sabe que habrá) si en territorio MEC se opta por el empobrecimiento educativo, eliminando la correspondiente asignatura de cuarto de la eso y conservando la de 2º de bachillerato solo en algunos centros? ¿Supone esto condenar a los alumnos al suspenso en filosofía? ¿Tal vez bajar la nota irremediablemente de los expedientes más brillantes? ¿Qué ocurrirá con tantos profesores que vienen desempeñando su labor en distintos departamentos (música, plástica, filosofía) durante años (10 y hasta 15 años algunos) cuando esta reforma se implante? Profesores que no pueden encontrar un solo barrio o una sola esquina de la ciudad en la que no les asalte un exalumno entusiasmado para hablar y comentarle cómo le va, o un hermano de éste, o la madre. ¿Están todos ellos condenados al ostracismo educativo? ¿Podríamos usar ya la palabra exilio?Desde la Asociación de Profesores de Filosofía de Melilla venimos denunciando la enorme tropelía y sinsentido que supone esta ley para el sistema educativo. Esperamos que nuestro país y nuestros gobernantes sepan corregir, como tantas otras veces, la historia ha demostrado que han sabido y han podido corregir y enmendar.

La Asociación de Profesores de Filosofía de Melilla ha solicitado una reunión con el Director Provincial y no se nos ha concedido. Nuestras actividades no son meramente testimoniales, estamos en contacto permanente con nuestros compañeros de Ceuta en situación similar y nuestras acciones serán continuadas en función del desarrollo de los acontecimientos, hasta que se reconozca el lugar que debe tener la Filosofía en la educación, como ya se está haciendo en otros lugares. Desde la Asociación de Profesores de Filosofía de Melillanos oponemos íntegramente a la LOMCE, pero especialmente a la desastrosa gestión que se está haciendo con la misma en territorio MEC. No se trata de un simple pataleo corporativo que afecta a algunos compañeros de distintos departamentos, es algo que va mucho más allá y trasciende en importancia las luchas particulares. Se trata del mayor cambio estructural en el modelo educativo desde la reforma LOGSE. Ha sido impuesto, sin negociación, antidemocrático, retrógrado, elitista, clasista y supone una regresión a modelos educativos ya superados y obsoletos. Una auténtica involución democrática.

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