Lo ocurrido con Emilio Lamo de Espinosa, de haberse producido como cuenta ABC, no sería ninguna práctica excepcional en Melilla, donde a falta de la existencia de una colegio privado cien por cien, los padres se ven empujados muchas veces a hacer todo lo que esté en sus manos para conseguir la matrícula de sus hijos
Independientemente de si el juez Emilio Lamo de Espinosa haya podido cometido o no alguna irregularidad en el empadronamiento de su familia, con el objetivo último de elegir colegio para sus hijos, como pública ABC, lo cierto es que a nadie en Melilla se le escapa que esta forma de actuar es hartamente conocida entre prácticamente todos los melillenses, sobre todo entre quienes han matriculado o tienen que realizar la matrícula, y saben a lo que se enfrentan.
Es de sobra conocido que hay varios colegios muy apetecidos por los padres de los futuros estudiantes y éstos son capaces de cualquier cosa, para lograr una plaza en el centro que ansían, en el legítimo derecho de lograr la mejor educación para sus descendientes. No es algo exclusivo de Melilla -también es una práctica que se da en muchos puntos del país-, en el que una de las "artimañas" que se suele usar es la de empadronarse en el domicilio de un familiar o amigo que resida cerca del centro educativo que se aspira conseguir, con el fin de lograr los puntos claves por zona de residencia y con ello meter cabeza en dicho colegio.
En nuestra ciudad es "vox populi" que los más apetecidos son los colegios concertados de tradición cristiana, en concreto Nuestra Señora del Buen Consejo y La Salle-El Carmen, donde el día que se exponen las listas se toman imágenes de las mismas por los padres afortunados, para que no se produzca ninguna variación durante el periodo de reclamaciones y en caso de producirse, llegar incluso a acudir a la vía judicial. Otro tanto de lo mismo ocurre muchas veces con los que no aparecen, que denuncian sus casos ante la Justicia. Además de estos dos colegios concertados, que se llevan la palma en las apetencias de los padres, también los hay públicos donde también se produce una lucha importante por lograr plaza, como es el Colegio Eduardo Morillas, acogido a un sistema bilingüe español-inglés, y otra serie de centros públicos que también son muy deseados mientras aquellos que se denominan de "difícil desempeñado", ubicados en la "periferia", son los que menos apetencias tienen.
Por tanto, lo ocurrido con Emilio Lamo de Espinosa, de haberse producido como cuenta ABC, no sería ninguna práctica excepcional en Melilla, donde a falta de la existencia de una colegio privado cien por cien, los padres de familiares principalmente pudientes o que deseen una educación con fuente presencia de la religión cristiana, se ven empujados muchas veces a hacer todo lo que esté en sus manos para conseguir la matrícula de sus hijos, aunque a veces tengan que rayar la irregularidad.
En este caso, y sabiendo las apetencias que hay por este tipo de centros, lo que no se entiende es por qué no se favorece que todos los colegios tengan el mismo nivel que los citados. De logarlo, evitaríamos las escenas que se producen cada año por estas fechas, en las que algunos padres han abandonado incluso Melilla al no conseguir la plaza en el colegio que deseaban para sus hijos.
Se trata pues de un problema que se repite todos los años y que, a la vista de cómo se mantienen las cosas, seguirá repitiéndose este ejercicio con el nuevo plazo de matriculación que está a punto de abrir la Dirección Provincial del Ministerio de Educación.
