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Medidas urgentes

Todo esto nos lleva a pensar que el decálogo de acciones aprobado por la UE es de una dureza muy superior a la empleada por España con los inmigrantes que llegan a través de las vallas de Ceuta o Melilla o en las pateras a las costas andaluzas,

Que tenga que ocurrir una desgracia del calibre de la acontecida en la madrugada del pasado domingo frente a las costas de Libia por el naufragio de un buque que transportaba alrededor de 850 inmigrantes que buscaban desesperadamente un futuro mejor en Europa a través de su introducción por la península italiana para que la UE decida por fin tomar conciencia real del problema, es verdaderamente triste.

En esta ocasión, la cantidad de fallecidos y desaparecidos, próximos al millar, ha sido tan numerosa que desde Bruselas parece que han bajado la mirada de solidaridad hacia los países que formamos parte del sur de Europa. Pero este tipo de desgracias, con la llegada del buen tiempo, son tan frecuentes en esa zona del Mare Nostrum como los saltos por la valla de Ceuta o Melilla. Y si en la ciudad razonablemente nos lamentamos de la situación, podemos llorar por un ojo ya que frente a los 16.000 que intentaron alcanzar territorio español en 2014 y los 2.500 que lo consiguieron, son ya cerca de 300.000 los que cada año lo intentan a través de las costas de Grecia o Italia.

Sin embargo, las llamadas de colaboración de los "sureuropeos" al resto de socios de la UE no cuenta con el respaldo solicitado. Puede resultar en cierto modo comprensible que zonas tan distantes como los países nórdicos consideren el problema como algo lejano que no les afecta directamente, pero no es razón suficiente para mirar hacia otro lado, porque formamos parte de ese todo que es la UE, que en este caso presionada por la petición de los primeros ministros italiano y maltés, Matteo Renzi y Joseph Muscat, apoyados por el presidente del Gobierno español Mariano Rajoy, ha convocado mañana al Consejo Europeo en una reunión extraordinaria para tratar la problemática situación que día a día se recrudece en el Mediterráneo.

Hora es ya de que Europa asumiera su responsabilidad y se pusiera las pilas para intentar solventar el problema. El lunes en una reunión conjunta de ministros de Exteriores y de Interior se aprobaba un plan consistente en un decálogo de acciones a tomar, en respuesta inmediata a la crítica situación mediterránea. Pero no deja de llamar la atención el hecho de que entre las medidas tomadas por la UE, son las que en España han sido siempre muy criticadas porque se trata de las denominadas "devoluciones en caliente", objeto de grandes polémicas en su aplicación en Melilla, es decir, devolver de inmediato a determinados inmigrantes a las autoridades marroquíes. Otra medida del decálogo europeo señala a la destrucción de los barcos que llegan la costa europea, una medida que nunca se ha realizado por parte del Gobierno español o la de atacar a las mafias que traen a los inmigrantes, que no se ha hecho jamás. Todo esto nos lleva a pensar que el decálogo de acciones aprobado por la UE es de una dureza muy superior a la empleada por España con los inmigrantes que llegan a través de las vallas de Ceuta o Melilla o en las pateras a las costas andaluzas.

Lo positivo, que Europa de forma conjunta emprenda una política común en materia de inmigración que desde Melilla se esta esperando desde hace mucho tiempo con medidas de carácter urgente para atajar la situación existente.

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