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El Reglamento de Convivencia multará la prostitución en la calle y a sus clientes

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El Reglamento para la Garantía de la Convivencia y la Protección del Espacio Urbano, que entrará en vigor dentro de unos días cuando sea publicado en el BOME tras ser aprobado de manera definitiva en la Asamblea el pasado lunes, recoge entre las numerosas conductas incívicas objeto de sanción la prostitución que se ejerza en la vía pública. Concretamente, en las zonas residenciales o cercanas a colegios, parques infantiles u otros lugares donde se lleven a cabo actividades comerciales o empresariales. La multa será tanto para quienes ejerzan la prostitución como para quienes reclaman estos servicios, y puede llegar a un máximo de 750 euros por ser considerada una infracción leve. El consejero de Seguridad Ciudadana, Francisco Javier Calderón, admitió ayer que el Barrio del Real es “la zona más sufridora” de la prostitución en la vía pública, y dijo comprender las numerosas quejas de los vecinos, que se remontan a mucho más de una década atrás, primero en la calle Mar Chica y después en Jiménez e Iglesias y calles aledañas. Con la llegada del buen tiempo, las quejas se han intensificado en los últimos días. Calderón defendió que la Delegación del Gobierno y la Ciudad Autónoma están intentando erradicar la prostitución “de la manera más contundente”, aunque el golpe de efecto a este problema endémico podría llegar con este nuevo Reglamento de Convivencia por la sanción considerable que podría acarrear tanto a prostitutas como a sus clientes. El hecho de que buena parte de quienes ejercen este oficio en la calle sean mujeres del país vecino no será un impedimento, ya que el Reglamento establece los mecanismos necesarios para que los extranjeros también asuman las consecuencias de las conductas incívicas consideradas como infracciones. Por lo tanto, esta normativa no se circunscribe a los melillenses, sino a todo aquel que protagonice actitudes incívicas. El Reglamento para la Garantía de la Convivencia Ciudadana y la Protección del Espacio Urbano, al que ha tenido acceso MELILLA HOY, pretende “preservar el espacio público como un lugar de encuentro, convivencia y civismo”. A lo largo de sus 35 páginas, la Consejería de Seguridad Ciudadana ha recogido todo tipo de normas de conducta y las correspondientes sanciones para quien no las cumpla. El artículo 36 especifica claramente la prohibición de los “usos inadecuados del espacio público”, entre los que destaca el ejercicio de la prostitución. “Se prohíben las prácticas sexuales y el ofrecimiento, solicitud, negociación y aceptación directa o indirecta de servicios sexuales en la vía pública cuando éstas afecten a la convivencia ciudadana”, reza literalmente el reglamento. Y continúa especificando las situaciones en las que la convivencia se ve afectada por la prostitución: “cuando se lleven a cabo en espacios situados a menos de 200 metros de centros docentes, educativos, parques infantiles, zonas residenciales o de cualquier otro lugar en el que se realicen actividades comerciales o empresariales”. La Ciudad Autónoma ya manifestó su intención de erradicar la prostitución de las zonas residenciales sancionando a quien ofrece el servicio y a quien lo recibe, es decir, los clientes. La multa con este reglamento, será de hasta 750 euros para ambas partes. Hasta 3.000 euros La prostitución es solo una de las múltiples infracciones leves recogidas en el Reglamento de Convivencia, que establece sanciones máximas de hasta 750 euros para la mayoría de las infracciones leves, aunque las multas pueden llegar hasta los 1.500 o incluso 3.000 euros si son consideradas graves o muy graves, respectivamente. Entre las infracciones leves recogidas en el Reglamento, se encuentran defecar, orinar y escupir en la vía pública. La sanción será considerada grave si se da en espacios de concurrida afluencia de personas, frecuentados por menores, o en lugares como mercados, monumentos y edificios protegidos, en cuyo caso la multa oscila entre 500 y 1.500 euros. Lo mismo se establece para otras actitudes incívicas que se ven a diario en nuestras calles: arrojar, abandonar o dejar residuos en la vía pública, entre ellos colillas, cáscaras, papeles, chicles, restos de comida, envases, bolsas “o cualquier desperdicio”. El reglamento recuerda que el suelo no es lugar para dejar todo esto, sino “las papeleras dispuestas al efecto”. Al hilo, se prohíbe también tirar la basura sin bolsa o fuera del contenedor y, por supuesto, fuera del horario establecido. Tirar cartones fuera de sus respectivos contenedores, reparar o lavar vehículos en la vía pública y verter escombros son otras de las prohibiciones que contempla el borrador del reglamento, que también advierte de sanciones máximas de hasta 750 euros a los dueños de animales domésticos que no recojan los excrementos. Botellón y aparcacoches El botellón, una de las actividades que más quejas suelen suscitar por el ruido y suciedad que generan, tiene su apartado propio en el Reglamento para la Garantía de la Convivencia Ciudadana y la Protección del Espacio. Hay hasta 750 euros de multa para quien consuma bebidas alcohólicas en espacios públicos (excepto veladores y terrazas con licencia) y para los establecimientos comerciales que las dispensen fuera del horario establecido para la venta. También para quienes compren la bebida en un bar y se las lleve para tomarla fuera y los que tiren al suelo la lata, la botella o el vaso una vez terminada. En este apartado, el reglamento indica que los agentes de la autoridad “podrán facilitar a las personas en estado de embriaguez el acceso a los servicios de salud o de atención social correspondientes”. Si la Ciudad Autónoma empieza a poner en práctica con mano de hierro este Reglamento de Convivencia, podrían tener los días contados determinados servicios no autorizados ni demandados que pudieran estar siendo ofrecidos “de manera persistente o intimidatoria”, entre ellos “tarot, videncia, masajes o tatuajes, así como la venta ambulante, aparcamiento, ordenación y vigilancia de vehículos”. También se prohíbe convertir las calles en un escaparate para la venta de vehículos, algo que también es muy frecuente en Melilla, sobre todo en el centro. En estos casos, la sanción es de hasta 750 euros. De manera similar a la norma anterior, el Reglamento de Convivencia propone la prohibición de conductas que “bajo la apariencia de mendicidad, representen actitudes coactivas o de acoso que obstaculicen e impidan de manera intencionada el libre tránsito”. En este caso concreto, la infracción será considerada grave y será sancionada con multa de 750,01 a 1.500,00 euros “cuando se ejerza directa o indirectamente con acompañamiento de menores o de personas con discapacidad, sin perjuicio de lo dispuesto al respecto en el Código Penal”. Vandalismo El vandalismo es, probablemente, uno de los actos incívicos que más molestan a los ciudadanos por lo que afecta al patrimonio de todos. Hasta tal punto es así, que las primeras normas de conducta que se establecen en el reglamento de convivencia aluden a los graffitis, pintadas, manchas, etc. La multa es de hasta 750 euros, pero la eleva a la categoría de infracción grave (de 750 a 1.500 euros) si se hacen en elementos de transporte público, parques y jardines públicos y señales de tráfico. Más adelante incluye más prohibiciones a infinidad de formas de vandalismo, todas derivadas de actuaciones sobre el mobiliario urbano contrarias a su uso o destino o que implique su deterioro, como arrancar, romper, desplazar o manipular farolas, arquetas, bancos, placas, elementos decorativos, rótulos identificativos, vehículos de transporte público, monumentos, papeleras, contenedores y un largo etcétera en el que también se incluyen las plantas, los árboles y las zonas verdes. Ruidos Los ruidos también están presentes en este reglamento. Dentro de los edificios debe “reducirse al mínimo” entre las 10 de la noche y las 8 de la mañana, horario en el que los animales deben estar en el interior del domicilio. En este apartado se especifica que los ruidos deben mantenerse “dentro de los límites del respeto mutuo, del derecho al descanso y a la intimidad” del convecino.

También para menores y extranjeros
Este reglamento no es solo para los adultos que viven en Melilla. También están obligados a cumplirlo los menores de edad y los extranjeros que vengan a nuestra ciudad, mayoritariamente los vecinos marroquíes.
Sobre los menores, el Reglamento de Convivencia establece que “responderán solidariamente con él de los daños y perjuicios causados sus padres, tutores, acogedores o guardadores legales o de hecho, por este orden”. Respecto a los extranjeros, que en un principio no estaban incluidos en el borrador y finalmente han sido incluidos por las propuestas de la oposición, el reglamento indica que si no pagan la multa en el momento de que se la pongan, la Ciudad Autónoma comunicará dicha infracción a la embajada o consulado correspondiente y a la Delegación del Gobierno, así como la identidad de la persona y su sanción.

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Redacción

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