Fueron de nuevo las trayectorias profesionales y humanas de Maribel Verdú y Ángela Molina, sobre las que giró gran parte del contenido de la ya tradicional mesa redonda de los directores y actores, sin duda, una de las secuencias más esperadas de la programación del evento melillense en la que participaron desde Manuel Gutiérrez Aragón que aportó su veteranía y caché hasta la joven Natalia de Molina que acaba prácticamente de irrumpir y de forma exitosa, en el panorama cinematográfico nacional. Junto a ellos, Carmelo Gómez, ocurrente y genial y las interesantes apreciaciones de Raúl Arévalo y Pablo Berger.
Una oportunidad de contractar las vivencias tanto de directores como de actores sobre ese mundo de imaginación, fantasía realidad que rodea el espectáculo del cine
Y una oportunidad a la vez de enriquecer el bagaje de los interesados por el séptimo arte, a través de unas anécdotas y vivencias a las que no se suele tener acceso fuera de estos interesantes y amenos foros.
Todo adobado en torno a una conversación fluida y amena auspicada, una vez más, por el hilo conductor que con tanto tacto y maestría aporta Luis Alegre.
