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Emotiva exposición en el Hospital del Rey

De viaje con la centenaria Gota de Leche

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Nuestra querida Asociación General de Caridad, conocida cariñosamente por todos como la Gota de Leche, acaba de cumplir un siglo de vida y para celebrar tan magno acontecimiento un buen número de melillenses empujados por el corazón y la razón han dedicado altruistamente su esfuerzo para, a través de la exposición La Gota de Leche. Retrato de la caridad en Melilla, dar a conocer a toda la ciudadanía el noble alma de una institución muy de Melilla que, además de satisfacer las necesidades materiales más básicas (alimentación, alojamiento y ropa) de quienes más lo requerían, siempre ha sabido también derrochar humanidad con los más desfavorecido, dándoles el cariño y afecto propios de una gran familia.
La popular Gota de Leche no surgió de la nada y tampoco su compleja organización se creó al unísono; si no que fue fruto del continuado desvelo de las autoridades locales que dieron prioridad absoluta a sus necesidades, así como del apoyo personal y económico de personajes e instituciones privadas locales. Sobresaliendo el constante auxilio de las diferentes compañías mineras, en especial de la más importante de todas ellas, la Compañía Española de Minas del Rif (CEMR) que además realizó el desmonte del cerro de San Lorenzo y la explanación necesaria tanto para el trazado de las vías de su ferrocarril como para levantar los primeros edificios benéficos. GASELEC igualmente se distinguió como también la firma Juan Lucas que donó una furgoneta de la marca Skoda. Por otro lado, en 1965 podemos reseñar las importantes donaciones de los comerciantes Isaac Salama Benatar, Kishinchand Nenumal Asuvani, Francisco Sánchez Polaina, J. R. Lalchandani, Lilavantibar Bahgwandas Sirvani, María Pello Tur y Verhomal Parsram Nauvani, así como del Casino Español, el Cónsul de Francia y el Tercio Gran Capitán, Primero de La Legión.

El 23 de enero de 1915 se creó el germen de la entidad benéfica melillense, el Comedor Popular Reina Victoria Eugenia, destinado a pobres y obreros con salarios ínfimos. Tres años más tarde fue inaugurada la obra más emblemática y que ha extendido su nombre al resto, la Gota de Leche, que contaba con establos de vacas y cabras destinadas a suministrar la preciada leche envasada en un nutrido número de biberones destinados a una infancia local entonces golpeada por una gran mortandad.

En 1921 se fundó un orfanato que en el verano de 1924 se desarrolló para transformarse en Asilos de Huérfanos y Ancianos, con proyecto realizado por el ingeniero militar Francisco Carcaño Mas, mientras que sus primeras cantinas escolares surgieron en 1923. Eran los inicios de una compleja estructura de caridad que incluso llegó a contar con dos escuelas unitarias que en el año 1965 pasaron a depender del Estado.

Esta magnífica exposición, que se muestra en el Hospital del Rey, se complementa con un muy completo libro-catálogo, donde se recogen numerosas imágenes inéditas y, por primera vez se analiza la historia de la Asociación General de Caridad, entre 1915 y 1977, con textos de Vicente Moga y diseño de Betlem Planells. En esta obra se recoge una detallada historia de la centenaria Institución, ubicando momentos claves de la misma y glosando el papel de personajes importantes del devenir de la ciudad que aportaron conocimiento y tiempo a la más noble de las causas sin esperar nada a cambio. Nos referimos entre otros a los generales José Villalba Riquelme, Francisco Gómez Jordana y García Aldave; a periodistas tales como Cándido Lobera, Francisco de las Cuevas y José María Burgos Nicolás; al abogado José Sánchez del Rosal; y a los alcaldes Eduardo García Sánchez, Rafael Álvarez Claro, Luis Carvajal, José Cabanillas, Francisco Mir Berlanga, Eduardo León Solá y Luis Cobreros. Sin olvidar a los profesionales de la medicina, entre los que sobresalen los doctores Miguel Morales y José María Gómez Montes.

El libro, junto con la exposición, destaca también la impagable labor de sus ángeles guardianes: las Madres de los Desamparados y de San José de la Montaña, desde 1918 hasta el año 1924, cuando se hacen cargo las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Comunidad que el 17 de septiembre de 1996 recibió la Medalla de Oro de Melilla. Unas religiosas que durante muchos años velaron por el bienestar de los niños y ancianos acogidos, así como controlaron la economía y el buen funcionamiento de la Gota de Leche. Presentes en Melilla desde el año 1921, coincidiendo con la Campaña que siguió a la Rota de Annual, cuando llegaron las primeras cincuenta Hijas de la Caridad para prestar servicio en los hospitales militares.

Las últimas cinco Hijas de la Caridad de la Gota de Leche dejaron Melilla el 27 de noviembre de 2011.

En los establecimientos benéficos trabajaron personas muy conocidas en la ciudad, como el siempre recordado masajista Lázaro Fernández, que fue contratado. Del mismo modo, algunos artistas locales dejaron su impronta, caso del médico y escultor Servando Camúñez y de Luis Jurado, que dirigió un taller de juguetes en el centro caritativo, y mantuvieron vínculos con la Asociación General de Caridad que, allá por los años treinta, tuvo en proyecto construir una plaza de toros y crear una imprenta-escuela, esta era una antigua iniciativa de José Mingorance, propietario y fundador del diario izquierdista El Popular de Melilla.

La Rifa de la Caridad
Los populares boletos de la suerte están muy presentes en esta exposición que inaugurada el 23 de abril, en conmemoración del Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, finalizará otro día 23, el de septiembre de este mismo año 2015.

Y es que además de constituir un valioso soporte para el mantenimiento de la Gota de Leche, representa algo más, una de las singulares estampas del costumbrismo melillense que ha superado el paso de los años y sigue con fuerza despertando la atención de quienes nos visitan.

Tanto en los coloristas paneles de la exposición como en el libro-catálogo aparecen reflejadas las figuras de numerosos vendedores actuales de boletos de esta rifa que en sencillos puestos fijos, o recorriendo las calles, hacen visibles a los anónimos e incansables repartidores de ilusión, portadores de pequeños milagros diarios que hacen la vida más llevadera.

Esta rifa benéfica tiene su propia historia, cuya iniciativa surgió acabando el año 1922, con la finalidad de hacer desaparecer la mendicidad de las calles de la ciudad. Si bien en su comienzo despertó escaso interés entre los desocupados, cuando el precio de los boletos era de diez céntimos. Su primer sorteo tuvo lugar el día 6 de enero de 1923 y resultó premiado el número 42, la manzana.

Entonces, veinte vendedores expendieron unas pocas series por valor de 400 pesetas, con las que se otorgaban veinte premios de 10 pesetas (en total 200 pesetas), 100 pesetas correspondían a los repartidores, y las otras 100 era el beneficio obtenido por la Gota de Leche. Alcanzaron tal éxito los sorteos siguientes que pronto los boletos pasaron de la dos a las tres cifras.

La Rifa de la Caridad se inspiró en otra anterior que venía realizándose en Cartagena, así como en varias poblaciones españolas, y que, por carecer de respaldo legal, periódicamente el Gobierno nacional intenta hacerlas desaparecer. Ocurriendo ello en el año 1932, obligando a Miguel Bernardi Tevar, en su calidad de alcalde de Melilla, a desplazarse a Madrid para convencer a las autoridades. Una gestión que tuvo feliz desenlace y fue recompensada con el homenaje que en abril de 1933 rindieron al alcalde los muy agradecidos vendedores de boletos.

También, y como realce de los sorteos, aparecen en numerosos paneles de la exposición unos elementos imprescindibles y cargados de simbolismo, las pinzas de madera utilizadas para sujetar los cupones a la venta.

Otra fuente de ingresos de la Gota de Leche durante muchos años fue el alquiler de sillas en el Parque Hernández, cuando éste era lugar de concurrencia de la población. Unas sillas plegables, de las que se conserva un ejemplar en la Asociación de Estudios Melillenses, y que igualmente se arrendaban a diversas instituciones para celebrar eventos de todo tipo.

Colofón
La muestra que tiene su arranque en el año 1915 se extiende hasta una fecha clave en la homenajeada Gota de Leche, el mes de noviembre de 1977, cuando, a tenor del progreso democrático y de los nuevos aires que corrían, cambia su denominación de Asociación General de Caridad por la de Centro Asistencial de Melilla. Blasón de hidalguía de una ciudad que día a día renueva sus preciados títulos de Humanitaria y Muy Caritativa.

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