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Tribuna política

“La hora de la sensatez”

melillahoy.cibeles.net fotos 1209 antonio gutierrez

Tengo que confesar que el título que figura en el frontispicio de estas líneas se lo he tomado prestado del muy muy afamado jurisconsulto riojano don José Felix Pérez – Orive Carceller.

Pero en esta hora crucial a pocas horas, a pocos días, de la cita comiciable, en la que tanto nos jugamos los melillenses, conviene siempre,hasta en los títulos del marbete, recurrir a los maestros. A partir de ahí, todo será más fácil. Hilvano estas reflexiones, porque entiendo que así aporto mi grano de arena para ayudar a mi partido popular, y también porque varas más altas en el mismo, estimaron que la manera más eficaz de plasmar esa ayuda era esta. Con esa doble tranquilidad, de convencimiento y obediencia encaro la travesía de estas líneas.

Yo decía en una rueda de prensa reciente que veía con preocupación no exenta de desdén, para que voy a engañar a estas alturas, el carácter " frentista" de la campaña electoral desde sus comienzos, por parte de los partidos denominados de " oposición, " acompañados en esta ocasión de satélites sorprendentes, baúles repletos de ocurrencias, ayunos de proyectos reales para esta ciudad querida, y no sólo repletos de ocurrencias, sino también de una codicia manifiesta, con el fin de desalojar al partido popular y a su candidato, el archirefrendado presidente Imbroda del gobierno de Melilla.

También sugería a mis compañeros que no " entrasen al trapo" de esta estrategia miope y cortoplacista, porque de una refriega semejante no se sacaría nada en claro y la ceremonia de la confusión con tanto ahínco por otros buscada, podría enredar aún más la campaña, aumentar los dicterios y aburrir a los electores.

Al encarar estos finales días, soy de la opinión que las elecciones se ganan- y estoy convencido de que las ganara el partido popular-, presentando objetivos de calidad y rezumando cercanía. Las campañas, estos días en los que agonizaran tantas falsas esperanzas, obligan a hacer lo correcto: ambición, introspección , pedagogía,comunicación,y rectificar lo que haya que rectificar, porque nadie es del club de los sabios de Grecia. Dejemos a los otros la obcecación de sus delirios y de sus resentimientos incurables. Vayamos a lo nuestro.

Decía también en otras líneas de días anteriores que a veces ha podido existir escasa sutileza, pero aún así, la labor del gobierno de Melilla ha sido positiva. No voy a decir que también ha sido ciclopea en la transformación de nuestra capital, porque no quiero llevarme una gran lanzada de los que me creen muerto. Arrestos tengo para desmentir tal desmesura, pero eso ya se verá.

Lo que quiero ahora decir es que Melilla no puede perder los próximos cuatro años sumida en el disparate centrifugo de los codiciosos
. No podemos perderlo, y esto es de exclusiva responsabilidad de los votantes de nuestro partido, por un enfado mal curado, por entender que hemos sido objeto de algún gesto displicente, por la altanería de algún monterílla fatuo o estúpido. Para mí, que llevo algunos años en estas correrías, sería una estupidez. Siempre he creído que respondiendo a las preguntas difíciles es ganar votos. Responderlas cada uno con su estilo, pero responderlas.

Creo que en esta campaña, las cosas se han explicado con mesura, tranquilidad y aunque ha habido algunas enervaciones pasajeras, lo cierto y verdad que el partido popular ha dejado escrita la vitola de sensatez y de mesura.

Es natural que así sea porque los satélites que acompañan a las oposiciones de siempre, unos pretenden acabar con todo, también con la Constitución por supuesto, y los otros son unos republicanos emboscados con un líder ocurrente, discurso económico incomprensible, ausencia de cuadros, y sin experiencia de gobierno, igual que el otro y Melilla no está para aficionados y es urgente protegernos de lo que no es más que metal que resuena y platillo que aturde.

Por eso decía que es llegada la hora de la sensatez, la hora de pensar de que dentro de una semana mal contada, no tendrá solución nada. Yo pienso, y eso es responsabilidad mía, que sensatez no es votar aventuras, ni votar por frivolidad o revancha; ni mucho menos abstenernos por una discusión o un desengaño. Mi tiempo en la política pasado, presente y sí Dios quiere futuro me ha hecho torear a los desengaños que tal actividad conlleva, administrando, paciencia, elegancia y desdén. Son manos de santo.

Hora de la sensatez; hora de que todos, nos impongamos la cordura a favor nuestro, a pesar de nosotros, o, si preciso fuera, contra nosotros mismos. De algún modo es votar pensando en lo que más le convendrá a Melilla. Y desde luego reiterar lo que tantas veces hemos ya explicado. De nosotros depende que el proyecto del partido popular salga de nuevo de las urnas, revitalizado por la confianza de la mayoría de los melillenses que merecemos un futuro de certezas y de esperanzas.

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