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FÚTBOL-2ª DIVISIÓN B

El Melilla claudica en la recta final del encuentro

melillahoy.cibeles.net fotos 1210 SAN ROQUE 8

El C.D. San Roque remontó en los instantes finales con dos goles de Iván Aguilar y Son en los minutos 85 y 87, respectivamente, superando así por 2-1 al Melilla, que se había adelantado en el marcador por mediación de Braim, a los 48 minutos. Con anterioridad, en la primera mitad, desperdició una maxima pena, a los diecisiete minutos del primer tiempo, cuando el cancerbero onubense detuvo una el lanzamiento de David Sánchez. Los melillenses pagaron muy caro la lesión de Koeman en la segunda parte, pues tras realizar los tres cambios realizados se quedó con un futbolista menos. Hay partidos que se ven venir desde el calentamiento. La intensidad, la sonrisa en la cara, un paseo por el prado. Es lo que da no jugarse nada, aunque acudamos al tópico de que queda el honor. Así saltaron al Ciudad de Lepe tanto el C.D. San Roque como la U.D. Melilla, sonriendo, uno con más motivo que otro. El equipo lepero cumplió con el objetivo máximo, el de la permanencia, hace dos semanas, y el melillense se clasificó para la Copa del Rey. Así las cosas, tenía más motivos para la felicidad el equipo local, ante un conjunto visitante que se quedó sin opciones de Play-Off en esta última jornada.
A los 15 minutos de partido, después de percatarse los protagonistas de la apertura de puertas y ventanas, sin presión, con marcajes distendidos, a la salida de un córner, Hornillo, incorporado a vanguardia, remató fuera, rozando el palo izquierdo de la portería de Jesús. Fue la primera ocasión, con sensaciones de que no sería la única. Y así fue.

Penalti errado por David Sánchez
Dos minutos más tarde, un error de Juanma provocó una contra del Melilla que concluyó en el punto de penalti. Derribo claro de Isaac sobre Pedro Conde, y error de David Sánchez o acierto del portero, que adivinó la intención del centrocampista y le paró la pena máxima. Todo ello en medio de llegadas a una y otra área, con fabricación de toques y triangulaciones que difícilmente se ven en partidos con algo de por medio.
Con el paso de los minutos, aún en la primera mitad, con la temperatura en aumento, el ritmo fue en claro síntoma decreciente y eso condujo al partido a la planicie, con llegadas, pero sin dientes, con balas de fogueo, y con el árbitro empeñado en alimentar un fuego que no existía. Enseñó dos tarjetas que no vinieron a cuento y despertó la ira de un público tranquilo que la tomó con él por el despropósito. Así se llegó al final de la primera parte, con los jugadores pidiendo agua y oxígeno, deseando que acabase la Liga.

Los goles, en la segunda parte
Al regreso de vestuarios, oxigenados, los protagonistas volvieron a exhibir frescura, y eso dio para una de las jugadas más bellas de todo el encuentro. Galopada de Juanjo por todo el carril derecho, llegada a línea de fondo y elevación del cuero cuando el espacio era nulo para poner un balón increíble al recién incorporado Braim, que sólo tuvo que empujar la pelota al fondo de las mallas aurinegras. Un golazo por la estética de la jugada.
Fueron los minutos de Braim, que al margen del gol, agitó el escenario en los primeros compases de la reanudación como alma que lleva el diablo. Partiendo desde la izquierda, sus diagonales descentraron a la cobertura lepera una y otra vez. De hecho, armó un chutazo desde la frontal, algo escorado, que salió rozando el palo izquierdo de Isaac.
Tras el gol del Melilla, Alejandro Ceballos, técnico del San Roque, movió el banquillo buscando una reacción en la parcela atacante. Retiró a dos defensas y apostó por comenzar a desnudar el once por la parte más adelantada. Se fueron Germán y Llanos, y metió a Juan Gómez y Fran Ávila.
El caso es que el Melilla interpretó que tenía que vivir a la contra tras adelantarse en el marcador y el San Roque asumió que su responsabilidad era intentarlo, eso sí, más con el corazón que con fútbol, porque a estas alturas, cuando uno tiene la sensación del deber cumplido, es complicado activar células sin chispa. Teniendo en cuenta los inconvenientes, el caso es que el San Roque lo intentaba, una y otra vez, casi al empujón, lo que provocó cierto retraso de líneas en el Melilla, que ni encontraba el sitio ni la grieta para salir a respirar y acercarse a Isaac.
Lesión de Koeman
La noticia triste del partido la originó Koeman, que en un encontronazo fortuito con Hornillo cayó lesionado, por lo que el Melilla acabó con diez. Y esa coyuntura la aprovechó el San Roque para empatar por medio de Iván Aguilar en el minuto 85, y voltear el partido dos minutos después con el gol de Son.
Fueron cinco minutos de locura, en correspondencia al corazón local, que nunca se dio por vencido, en el ánimo de ofrecer la victoria a su entrenador Alejandro Ceballos, que huele a despedida tras varios años, dividido en dos etapas, de éxitos concluyentes.
Tras los dos mazazos del San Roque, el Melilla, con uno menos, ya no tenía fuelle para regenerarse de nuevo, sobre todo porque los locales se montaron a galopar en su extraordinario estado de ánimo y manejaron todos los tempos del partido como el que pasea y disfrutar del prado. Fue el final soñado para el San Roque, mientras que el Melilla, que se vio ganador durante muchos minutos, se marchó cabizbajo.

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