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Ingesa desmiente a la Policía, la Justicia y los testigos sobre la actuación del 061

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El Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) desmintió ayer la noticia ofrecida por MELILLA HOY respecto a la actuación del personal de una ambulancia del 061 en la calle Fernández Cuevas, en el barrio del Tesorillo, donde después de intentar reanimar sin éxito a un hombre de avanzada edad que había sufrido un infarto, mostró su intención de sacar el cuerpo sin vida de la ambulancia para dejarlo en la acera o en el domicilio del fallecido. Con un comunicado, el Ingesa negó la versión coincidente de las fuentes policiales, fuentes judiciales, testigos e incluso del propio gabinete de prensa del Ingesa que recabó este Diario antes de publicar la noticia, suficientemente contrastada. Todas estas fuentes -excepto el Ingesa- se mantuvieron ayer en su versión tras conocer el desmentido de la Administración sanitaria. Tres de los cuatro párrafos del comunicado que ayer remitió el Ingesa a todos los medios de comunicación contienen afirmaciones alejadas de la realidad, tal y como ha podido comprobar MELILLA HOY y constatan también las fuentes consultadas por este Periódico, al que el Ingesa intentó ayer desmentir. Sin embargo, lo que consiguió en realidad fue perder su credibilidad como fuente oficial al ser su versión contradictoria con la de las otras tres partes que intervinieron en este asunto: la Policía, la Justicia y los testigos.

Según relata el Ingesa, a raíz de la noticia aparecida en este Diario, requirió información a los profesionales sanitarios que acudieron a este servicio y saca como conclusión que “en ningún momento el servicio médico dio la indicación de dejar el cadáver, y mucho menos sobre la acera”.

Fuentes policiales insisten en que la doctora encargada de la ambulancia transmitió a la Policía que no iba a trasladar el cuerpo al Hospital Comarcal y que su intención era dejarlo de nuevo sobre la acera, donde lo había encontrado, o bien introducirlo en su domicilio.

Según ha podido saber MELILLA HOY, esta versión aparece también reflejada en el atestado policial y es la que fue transmitida al juzgado de guardia por parte de los policías que se trasladaron hasta el lugar.

La versión oficial de la Policía, reflejada en dicho atestado, constituye ya de por sí una prueba de los hechos, tal y como indica el artículo 137.3 de la Ley 30/1992: “Los hechos constatados por funcionarios a los que se reconoce la condición de autoridad, y que se formalicen en documento público observando los requisitos legales pertinentes, tendrán valor probatorio”.

La versión de un testigo
Un testigo directo de los hechos también lo corrobora. Se trata de un trabajador de una tienda de ultramarinos situada justo al lado de la casa del fallecido, que ayer habló con este Periódico y dijo ser quien avisó al 061, al que tuvo que llamar dos veces “porque tardaban”. Él fue el primero en atender a su vecino, que empezó a sufrir el fallo cardiaco mientras estaba sentado en su puerta, hasta que llegaron los profesionales sanitarios, que intentaron reanimarlo dentro de la ambulancia.

Tras el fallecimiento, el personal médico y la Policía “estuvieron media hora discutiendo” porque “la ambulancia lo que quería era que como había pasado en la vía pública, meterlo de nuevo en su casa”, a lo que se negó el agente porque el fallecido vivía solo y no tenía familia en Melilla. El testigo pudo escuchar cómo la ambulancia se negaba a trasladar el cuerpo al hospital porque allí “había mucho trabajo y tenían mucho trajín”. Sin embargo, asegura que el depósito “estaba vacío” porque solo estaba su vecino.

Este testigo asegura que después del fallecimiento, y a raíz de la discusión entre la doctora encargada y la Policía, se sucedieron las llamadas de teléfono. La patrulla contactó con la Jefatura y de la Jefatura al juez de guardia, que ordenó el traslado del cadáver al hospital o de lo contrario citaría a declarar al juzgado a todos los trabajadores de la ambulancia para que explicaran qué indicios de delito o muerte violenta habían visto para no certificar la causa de la muerte, como están obligados a hacer legalmente. Fuentes judiciales corroboraron este hecho, tal y como ya informó ayer este Diario.

El levantamiento del cadáver
De esta manera, queda también en entredicho el tercer párrafo del comunicado del Ingesa, según el cual los trabajadores de la ambulancia aplicaron el protocolo, según el cual ante “muerte de origen desconocido” deben llamar al juez de guardia y esperar su autorización para el levantamiento de un cadáver. Fuentes judiciales explicaron ayer que el levantamiento de un cadáver debe hacerlo un médico forense y no el 061, y que se realiza por autorización del juez de guardia cuando hay indicios de delito. Sin embargo, en este caso parecía no haber dudas de que se trataba de una muerte natural por un fallo cardiaco que los profesionales del 061 habían atendido. Fuentes policiales aclararon, además, que fue la Policía la que llamó al juez y no el personal del 061.

Contradicción del Ingesa
La última versión contradictoria del Ingesa la da acerca de sí mismo. En el último párrafo de su nota “aclaratoria”, el Ingesa reitera que “sus líneas de comunicación y sus responsables siempre están dispuestos para toda aclaración y confirmación a los medios de comunicación sobre cualquier información o noticia que pueda resultar confusa o innecesariamente alarmante para la ciudadanía”. Pues bien, precisamente por eso MELILLA HOY se puso en contacto con el gabinete de prensa del Ingesa, primero telefónicamente, relatando con detalle los extremos de los hechos, y después por escrito a petición suya, en un e-mail en el que nuevamente se relataba la secuencia de los hechos, incluido lo de la intención de la ambulancia de dejar el cadáver sobre la acera.

MELILLA HOY pedía la versión del Ingesa y esta institución, horas más tarde y por teléfono, se limitó a decir que se habían seguido los protocolos. En ningún momento desmintió nada, ni siquiera lo de que la ambulancia manifestó su intención de dejar el cadáver sobre la acera.

Noticia contrastada
Por lo tanto, este Periódico cumplió con su deber de contrastar la noticia con todas las partes y de ofrecer una información fidedigna, no para alarmar a la ciudadanía como acusa el Ingesa, sino para informar de un hecho que nunca debería haberse producido, probablemente porque el protocolo de actuación al que alude dicho organismo sanitario no es el adecuado.

Si piensa cambiarlo, quizá debería continuar con el resto de protocolos para no volver a caer en la tentación de matar al mensajero, aun a riesgo de desmentir a la Policía, la Justicia y los testigos de los hechos. Eso es lo que ha hecho el Ingesa, que si hubiera llamado a todas esas partes como ha hecho dos días consecutivos MELILLA HOY, en vez de quedarse simplemente con la versión de los profesionales de la ambulancia, habría evitado retratarse como un organismo incoherente.

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Redacción

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