Los Pinares de Rostrogordo fueron ayer una fiesta. Miles de personas acudieron a este “pulmón de la ciudad” para celebrar la Romería del Rocío, en un evento festivo-religioso que se celebró por todo lo alto y con un gran ambiente propiciado por una multitudinaria presencia, tanto en el camino como en la propia Romería. Una fiesta que este año gozó de un clima benigno, con un sol radiante durante buena parte del día para después ir tornándose a nublado. La jornada empezó muy temprano para los muchos ciudadanos que se acercaron hasta la Iglesia de Santa María Micaela para participar en el Rosario de la Aurora como inicio de la Romería del Rocío, que les llevaría hasta los Pinares de Rostrogordo, en un camino en el que tomaron parte cientos personas, en un evento organizado por la Ciudad y la Hermandad de la Cofradía de Nuestra Señora del Rocío.
Pasado el mediodía comenzaron a hacer aparición en el Pinar los primeros peregrinos, que durante todo el recorrido fueron venerando a la Virgen del Rocío en un trayecto sin sobresaltos donde el colorido de las carretas y los trajes rocieros tiñeron la caravana kilométrica durante las cuatro horas que tardó en completar el itinerario.
Fue entonces, cuando la Virgen del Rocío entró al Fuerte de Rostrogordo, el momento en el que dio comienzo una fiesta en la que no faltó la música por sevillanas, los premios para reconocer el esfuerzo de los participantes y, sobre todo, la comida en las distintas barras colocadas por más de una decena de entidades sociales, vecinales, religiosas y políticas que participaron en la romería de ayer.
Además, fueron también muchos los melillenses que, de manera independiente, celebraron en familia la Romería ubicándose en el perímetro del Fuerte de Rostrogordo.
Uno de los momentos más importantes fue la entrega de premios y distinciones a entidades y personas que han contribuido a que la Romería de Melilla sea posible.
