La Consejería de Fomento ha empezado a actuar ya en el antiguo edificio de Correos, ubicado en la calle Pablo Vallescá, cerrando todos los huecos abiertos para evitar que pueda ser ocupado por menores extranjeros no acompañados y personas sin techo. Según ha informado a MELILLA HOY el consejero de Fomento, Miguel Marín, desde el mismo viernes ya se empezó a acometer el cerramiento del edificio, que acaba de ser adquirido por la Ciudad Autónoma para destinarlo a uso universitario. Marín defendió que su departamento ya tenía conocimiento del problema antes de que MELILLA HOY advirtiera de este problema en su edición de ayer, y aseguró que empezó a actuar “desde el mismo día que nos enteramos de lo que estaba ocurriendo en el edificio de Correos”. Según su versión, el viernes ya se estaban cerrando todos los huecos que pudiera haber en el edificio para impedir que nadie ajeno a la Ciudad Autónoma pueda acceder a él y causarle daños internos.
De esta manera, en teoría, se acabaría con el problema que se está dando desde que el edificio fue cerrado al público hace casi un año y se empezó a convertir en lugar de cobijo para los menores extranjeros no acompañados y personas sin hogar. Los huecos estaban, fundamentalmente, en las ventanas, que menores e indigentes aprovechaban para acceder al edificio y emplearlo para dormir y pasar el día. Algunos, además, han aprovechado para llevarse todos los objetos de valor que hay en su interior, desde marcos de puertas a sanitarios.
La Asamblea de Melilla aprobó la adquisición de este inmueble en el Pleno celebrado el pasado 31 de marzo para albergar las titulaciones de Enfermería y Fisioterapia, lo que permitirá cumplir una vieja aspiración del Gobierno de Imbroda, que lleva desde 2012 negociando con Correos para comprar este edificio.
La Ciudad Autónoma ha desembolsado 3.099.000 euros, que es la cuantía por la que el inmueble fue valorado por los técnicos municipales. A ello habrá que añadir la rehabilitación, que podría suponer otro millón y medio de euros más.
La Asamblea de Melilla adoptó este acuerdo con los únicos votos del PP para que la Ciudad Autónoma se convirtiera en la propietaria del inmueble, ubicado en la calle Pablo Vallescá, en pleno centro urbano, con 76 años de antigüedad.
