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Adil Choukri, un concejal melillense en Francia

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Como tantos otros jóvenes melillenses, Adil Choukri salió de su ciudad con apenas cumplida la veintena por la falta de expectativas y con el objetivo de labrarse un futuro. Ni de lejos imaginaba adonde llegaría, ya que actualmente forma parte del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Béziers, una ciudad de 80.000 habitantes al sur de Francia. Adil Choukri, con Melilla en la sangre, es el concejal de Nuevas Tecnologías desde el año pasado, cuando Robert Ménard, fundador y exjefe de Reporteros Sin Fronteras (RSF), fue elegido alcalde de Béziers y le pidió que se uniera a su equipo. Choukri, a cientos de kilómetros de Melilla y con ligero acento francés en su habla, sigue teniendo muy presente la ciudad donde se crió. De hecho, vuelve todos los veranos en vacaciones para ver a sus padres, que han tenido toda la vida un establecimiento comercial en la calle Margallo. Este año, como el anterior, procurará venir en septiembre, un mes grande para Melilla, que celebra la festividad de su Patrona, la Feria y el día de su fundación como ciudad española.

Adil Choukri nació en realidad en Marruecos, pero él es español, como así indica su DNI, que aún conserva la dirección de Melilla. Es de los pocos políticos de Francia que han llegado a ocupar un puesto de responsabilidad sin haber accedido antes a la nacionalidad gala. En el Ayuntamiento de Béziers, Choukri no es el único concejal extranjero, ya que también hay otra procedente de Bélgica.

Su etapa política
En declaraciones a MELILLA HOY, este joven melillense explica que esto es posible porque los ciudadanos de la Unión Europea, además de votar en las elecciones municipales y europeas que se celebran en Francia, también pueden presentarse como candidatos, a diferencia de lo que ocurre en las legislativas. Sin embargo, también reconoce que su caso es poco habitual, ya que él lleva viviendo en Francia solo 5 años.

Pese a que es muy poco tiempo, tuvo la suerte de que su partido ganó las elecciones y el conocido mundialmente Robert Ménard confió en él para formar parte del Ayuntamiento de Béziers después de haber trabajado juntos durante la campaña electoral.

De hecho, Adil Choukri fue el primer nombre que desveló públicamente el recién elegido alcalde de su lista de designaciones tras dejar el periodismo por la política. “Él quería hacer un equipo con gente joven procedente de diferentes partes del mundo”, apunta al otro lado del teléfono este melillense, que ya era conocido en la ciudad por ser el presidente de la asociación Béziers City.

Habla de la ciudad en la que reside con entusiasmo. “Es más o menos como Melilla”, explica cuando se le pregunta por Béziers. Ambos municipios tienen una población similar, en torno a los 80.000 habitantes, y están situados al sur de sus respectivos países. Allí lleva cinco años, pero antes estuvo viviendo en Las Palmas, Portugal, Polonia y Barcelona. Sus hermanos también han viajado mucho, pero sus raíces en Melilla siguen muy fuertes porque los padres de Adil Choukri siguen en la ciudad autónoma.

El apego por Melilla, por lo tanto, lo sigue conservando. “Echo de menos el periodo de la Feria, es algo que se queda en la cabeza y siempre recuerdas cuando estás en otro país”, apunta el joven político. Desde que hace un año fue nombrado concejal, ese sentimiento por la tierra se ha acrecentado e incluso admite que le gustaría poder contribuir a que surja algún convenio entre la Ciudad Autónoma y el Ayuntamiento de Béziers, como recientemente ya se hizo en aquella ciudad francesa con Barcelona para colaborar con el proyecto Smart City.
“Es el concepto que están usando todas las ciudades importantes del mundo para imaginar la ciudad de mañana utilizando para ello las nuevas tecnologías. Se trata de tener el mejor servicio al ciudadano y estar en contacto continuo con la administración usando esas herramientas”, explica Adil Choukri, que lidera este proyecto desde su departamento en el Ayuntamiento de Béziers.

Barcelona es la primera ciudad con la que han contactado en su objetivo de profundizar en la Smart City, y una de las razones por las que la eligieron fue por estar en España, el país de procedencia de Adil Choukri. “Cuando fuimos a su ayuntamiento, la primera cosa que me vino a la cabeza fue pensar cuándo podríamos hacer algo con Melilla”, reconoce el joven concejal, que no pierde la esperanza de que algún día pueda ocurrir, ya que “todo es posible y queda todo por hacer” con su ciudad de origen.

Escuchando a Choukri, es fácil adivinar que vive con ilusión su nueva etapa como político, que compagina con su trabajo como agente de escala en el aeropuerto. “Aquí en Francia la política es totalmente diferente, no se hace política para ganar dinero, porque aunque tenemos indemnizaciones por ello, todo el mundo conserva su trabajo y reparte su tiempo entre sus obligaciones laborales y el cargo de concejal”, puntualiza antes de dejar claro que “cuando alguien se presenta en política, lo hace para defender sus opiniones, no para hacerse rico”.

La nostalgia por Melilla
Esa fue una de las cosas que le empujó a empezar esta nueva etapa, aunque no es el objetivo de su vida “hacer política allá donde esté”. En realidad, su razón de vida es poder desarrollar su día a día donde realmente quiera, dar lo mejor de sí mismo y seguir siendo embajador de Melilla, como lo ha sido desde que salió de ella para buscarse la vida hace ya unos cuantos años.
“Cuando salimos fuera y hacemos algo, siempre nos cuelga de dónde somos”, comenta este melillense tras darse cuenta de que tiene este sentimiento común con los muchos paisanos que se ha ido encontrando por el camino, incluso en países lejanos como Polonia
“Yo fui uno de esos jóvenes que se marcharon de Melilla por la falta de expectativas, pero no me fui para hacer política, sino para buscar un mejor futuro, más posibilidades y desarrollar una carrera profesional. Si salimos de Melilla no es porque no queramos estar allí, más bien al contrario”, aclara muy convencido de que a todos los melillenses que como él se han visto ‘condenados’ al exilio les encantaría volver después de haber conseguido acumular una valiosa experiencia personal y laboral.

A él también, que desde Francia sigue con nostalgia toda la actualidad de su ciudad de origen, aunque hace apenas unos meses no tuviera que recurrir a la prensa de Melilla para saber de ella debido a la fuerte presión migratoria. Reconoce que le ver su ciudad en la primera página de los medios franceses por lo que ocurría en la valla le impactó en su momento.
“Me hubiera gustado que hablaran de Melilla por otra cosa que no fuera la valla, sobre todo en un país que no conoce la ciudad”, comenta resignado. Eso es algo que sabe que tiene en común con sus paisanos, con los que volverá a reencontrarse, ya pisando suelo melillense, dentro de apenas dos meses, como cada septiembre.

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Redacción

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