Los diputados del PP Miguel Marín y María Antonia Garbín fueron dos de los grandes protagonistas en la sesión constitutiva de la Asamblea. Su situación judicial es desde el jueves, cuando se firmó el acuerdo PP-PPL, incompatible con la posibilidad de volver a ser miembros del Gobierno al que pertenecen desde hace más de 12 años. Aún forman parte de él en funciones hasta que Juan José Imbroda constituya su nuevo equipo dentro de dos semanas, pero cuando salgan de él trabajarán en el seno del Grupo Popular, del que ambos han sido nombrados portavoces. Garbín, además, será también asesora. Marín y Garbín, números 2 y 10 de la lista del PP, respectivamente, anunciaron sus nuevas responsabilidades en el seno del Grupo Parlamentario Popular tras la sesión constitutiva, en declaraciones a los periodistas. Ambos coincidieron al asegurar que su decisión de renunciar al Gobierno ha estado motivada por el objetivo de lograr la estabilidad política, social y económica de Melilla, para lo que el PP necesitaba como mínimo un voto más en la investidura.
“En el día de hoy, lo más importante es que la ciudad de Melilla ha salido ganando con una estabilidad de Gobierno”, manifestó Garbín para dejar claro que eso es lo que “va a seguir haciendo progresar” a Melilla y es “lo que más preocupaba” a todos los diputados con responsabilidad en la Asamblea. “Lo demás son temas accesorios”, dijo Garbín, que instó a que cada uno se ponga a trabajar “en su misión”, unos desde el Gobierno y otros en la Asamblea, pero con una cosa en común, y es que todos lo harán “por la ciudad de Melilla”.
Garbín ha anunciado que una vez fuera del Gobierno volverá a su puesto de trabajo como asesora del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea, responsabilidad que asumirá junto a la Portavocía que compartirá con Marín, mientras que Daniel Conesa será portavoz del Gobierno.
La todavía consejera de Bienestar Social en funciones reconoció que la ovación que recibió al jurar su cargo como diputada fue “muy emotivo” y agradeció el apoyo recibido por parte de sus compañeros y familiares, reflexiones con las que coincidió Miguel Marín.
El acta, a disposición de Imbroda
Marín, que lleva en el Gobierno de Melilla 14 años, los 12 últimos como vicepresidente primero, afirmó que ahora “se abren nuevos retos” que afronta con mucha ilusión “y muchísima humildad”, porque considera que es una persona de partido que se debe a él y estará donde el PP crea conveniente que puede hacer mejor sus funciones. Y siempre “trabajando con mucha seriedad, con honestidad y honradez”.
Asimismo, aclaró que el miércoles 24 de junio, hace 10 días, puso su acta de diputado a disposición del presidente de su partido, Juan José Imbroda, antes de que hubiese sobre la mesa un ofrecimiento de acuerdo por parte de PPL, para que hiciera con ella lo que creyese conveniente “por el bien de Melilla” al ver que era imposible llegar a un pacto de Gobierno.
“Melilla lo que más necesita, como cualquier ciudad, es una estabilidad política porque da estabilidad social y económica y un mayor bienestar al conjunto de los melillenses”, señaló Marín tras afirmar que él, como melillense que quiere “con locura esta tierra”, no podía permitir que Melilla “tuviese cuatro años de incertidumbre”. Por eso quiso dejar claro que su decisión no ha sido “in extremis”, sino “muy meditada y analizada de manera pormenorizada” porque “lo mejor para Melilla y los melillenses es que exista un Gobierno estable como el que va a haber desde 2015 a 2019”.
En cualquier caso, puntualizó que técnica y jurídicamente no está procesado, dado que presentó un recurso de reforma que está pendiente de resolución por parte del juez. Además, también avanzó que no piensa renunciar a su acta de diputado si finalmente se abre juicio oral por el caso Arquitectos, aunque insistió en su convicción de que “es materialmente imposible” que exista prevaricación administrativa cuando hay varias sentencias y dictámenes que le dan la razón en este asunto.
