El partido fundado en 2007 por Rosa Díez transita desde hace meses por aguas turbulentas y este pasado sábado se ha dado a sí mismo la que puede ser su última oportunidad para sobrevivir. Tras la retirada de la primera línea de su lideresa, UPyD celebró un Congreso Extraordinario en el que eligió máximo responsable a Andrés Herzog, un abogado conocido en los últimos tiempos por ser quien ha puesto rostro a las querellas que su partido ha presentado en los tribunales por casos de corrupción, por ejemplo, contra Bankia.
El declive electoral de UPyD comenzó cuando tras las elecciones europeas de hace un año, su cabeza de lista al Parlamento de Bruselas, el profesor Francisco Sosa Wagner abrió públicamente el debate sobre la necesidad de entenderse y confluir con Ciudadanos, el partido de Albert Rivera. Aquello provocó un terremoto en UPyD que acabó con la salida de Sosa Wagner del partido. Luego vinieron las elecciones andaluzas, donde UPyD no obtuvo ningún diputado y más recientemente las municipales y autonómicas, en las que obtuvo un 1% de los votos perdiendo gran parte de la representación que tenía, sobre todo en plazas importantes como Madrid. Esto provocó la convocatoria de un congreso extraordinario y el anuncio de Rosa Díez de que no se presentaría a la reelección.
¿Qué futuro le espera a UPyD? Negro, muy negro. En cuatro o cinco meses tendrán lugar las elecciones generales y las expectativas para UPyD no son muy optimistas. Ninguna de las encuestas publicadas en las últimas semanas le otorga representación parlamentaria. Hay que recordar que en las generales del 2011, UPyD obtuvo el 4,69% de los votos y cinco diputados: cuatro por Madrid y uno por Valencia. Si lo que predicen los sondeos se confirma, UPyD tendrá todavía más dificultades, no sólo políticas sino también económicas, de supervivencia de las que tiene en la actualidad.
Es una lástima que un partido que nació hace ocho años para regenerar el sistema político y que ha hecho en ese sentido una labor encomiable, acabe de esta manera. El no entendimiento con el otro partido regenerador surgido en los últimos años, Ciudadanos, no solamente no ha sido entendido por los electores que se sitúan en ese espacio de centro o centro-izquierda, sino que echan más la culpa de que eso haya sido así a Rosa Díez que a Albert Rivera y, en consecuencia, han decidido premiar a este y castigar a aquella. La política es así de pragmática y no atiende a muchas más razones que la utilidad del voto. En este sentido, Ciudadanos es percibido en estos momentos como un partido más útil que UPyD para acabar con la corrupción y con el bipartidismo PP-PSOE y no parece que haya espacio político para dos formaciones que persiguen prácticamente lo mismo.
