El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aprovechó ayer su viaje a Melilla para transmitir a su población “un mensaje de serena tranquilidad” respecto a la amenaza del terrorismo yihadista, sobre la que dijo que “es global e indiscriminada y nos afecta a todos por igual, tanto a la comunidad nacional como a la internacional”. De este modo, quiso dejar claro que “el riesgo en toda España es idéntico al que padecemos toda la comunidad civilizada” aunque Melilla sea una de las ciudades donde mayor número de operaciones antiterroristas se han desarrollado en esta legislatura. Durante su intervención en el acto de investidura de Juan José Imbroda como presidente de Melilla, Fernández Díaz destacó el esfuerzo que están desarrollando los servicios de inteligencia españoles y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para “combatir” la amenaza del terrorismo yihadista “pero sin un inútil alarmismo”.
Según explicó, estos efectivos de Interior trabajan optimizando los recursos con todas sus capacidades disponibles para “minimizar los riesgos” al mismo tiempo que España está desarrollando un plan de prevención antiterrorista con un nivel de alerta 4 desde los atentados del 26 de junio en Túnez, Francia, Kuwait y Somalia.
Asimismo, mostró su convicción de que no existe el riesgo cero, pero insistió en que se están haciendo “todos los esfuerzos para que ese nivel elevado de comisión de atentado terrorista no se potencialice en ningún atentado”.
Atentos a los rigorismos religiosos
Imbroda también se refirió a este asunto al hacer un llamamiento a los melillenses para que estén “muy atentos a los rigorismos religiosos como riesgo de retorcimiento” de los valores del resto, la tolerancia, la igualdad, la paz, la solidaridad y la liberad y “conducirlos a la perversión más absoluta”.
“Nunca debemos olvidar, y por lo tanto tenemos que cuidar, la pluralidad cultural de nuestra ciudad”, pidió Imbroda para instar a “hacer constante pedagogía” de esos valores que hacen posible dicha convivencia social, “además de remarcarlos en el frontispicio de Melilla”.
Para ello, llamó a luchar para alcanzar mejores condiciones sociales en la juventud “para que no sea elemento de ningún riesgo potencial”, a apoyar a las organizaciones comprometidas en esa lucha desde el punto de vista social o religioso, y a “estar todos atentos para denunciar cualquier comportamiento que sea contrario a esos valores con total decisión”.
