Casi media hora duró el discurso que ayer pronunció Juan José Imbroda en su quinta investidura consecutiva como presidente melillense. Muchos fueron los mensajes que lanzó desde el atril del Salón Dorado, pero el más emotivo, dedicado a su familia, llegó al final y con un gran esfuerzo. Imbroda, con un evidente nudo en la garganta al hablar, tuvo un momento de debilidad para agradecer a sus seres queridos el apoyo que le han brindado, en especial durante los malos momentos de la última legislatura. Imbroda empezó por sus padres, fallecidos hace algunos años. “Como siempre, los siento aquí conmigo”, dijo con una profunda emoción tras haber recibido un enorme aplauso, el único instante de interrupción de todo el discurso. A ellos quiso agradecerles que le enseñaran “un camino”. Y también a su mujer, Paqui Conde, porque le ha acompañado siempre “en esta apasionante tarea”. “Es una persona muy comprometida con las clases desfavorecidas por su gran inquietud social”, aseguró.
Por último, mencionó a sus hijos Maite, Juanjo, Alejandro, Antonio e Inés, a los que dio las gracias “por su constante apoyo” y a sus nietos Javi y Henar. “A mis hermanos Maribel, Blasje y Javier por estar siempre a mi lado. Especialmente a Blasje, por las mil batallas vividas”, subrayó Imbroda, aludiendo al decano del Colegio de Abogados, que ha sido su letrado en el procedimiento judicial por el que ha estado imputado hasta hace poco.
Imbroda también aludió a sus sobrinos y en general a toda su familia. “Nunca me ha fallado”, concluyó.
