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La debilidad del pacto

Imbroda dice que quienes critican el pacto en realidad lo que buscan es "poner palos en los ejes para que esto no ruede". El presidente puede que tenga razón en cierta parte, pero no puede obviar que él mismo contribuye a buscar esos palos porque algunos de los contratiempos han surgido por decisiones suyas En apenas tres semanas de vida, el pacto que firmaron PP y PPL ha dado ya varias muestras de debilidad. La primera, justo al día siguiente de anunciarse que se había alcanzado este acuerdo, llegó cuando el Consejo de Gobierno decidió el 2 de julio aprobar una propuesta de la Presidencia para iniciar acciones legales contra el que todavía era dirigente de PPL, Julio Liarte, "por comentarios contra el Gobierno de la Ciudad Autónoma". Aquello, que se hizo público en la víspera de la investidura de Imbroda vía BOME, derivó en una conversación in extremis entre los dos partidos que llevó a PPL a anunciar minutos antes de la sesión de investidura que no habría denuncia.

A este mal inicio se le sumó el segundo bache ese mismo día, por la tarde, durante la celebración de la investidura. El famoso vídeo del karaoke que se ha hecho viral en Melilla y que ha llevado incluso a abrir una investigación interna para ver quién lo filtró. Lo cierto es que nada tiene de malo ese vídeo, pero sí ha generado asombro e incluso dudas entre los melillenses que lo han compartido en las redes sociales y los móviles acerca del papel de control que se supone que PPL va a hacer para que se cumplan las medidas contempladas en el acuerdo.

El tercer contratiempo que llegó poco después, esta misma semana con la formación del nuevo Gobierno, no hace más que alimentar esas dudas porque supone un claro incumplimiento de una de las medidas principales del acuerdo, como era una reducción del número de Consejerías y Viceconsejerías. Lo primero se ha cumplido, pero no lo segundo, por mucho que Imbroda quiera justificarlo diciendo que ha suprimido tres sociedades públicas, obligado por la lluvia de críticas que ha recibido tras dar a conocer el macrogobierno que le acompañará en la gestión de la Ciudad Autónoma.

Este cúmulo de circunstancias en menos de tres semanas ha generado un lógico malestar en las bases de PPL, dejando en evidencia que los pilares del acuerdo de gobernabilidad no son demasiado sólidos. Imbroda dice que quienes critican en realidad lo que buscan es "poner palos en los ejes para que esto no ruede", impulsados por cierto resentimiento al haberse quedado sin las opciones que tenían de alcanzar el Gobierno. El presidente puede que tenga razón en cierta parte, pero no puede obviar que él mismo contribuye a buscar esos palos porque algunos de estos contratiempos han venido derivados de decisiones suyas.

Además, no tiene razón cuando afirma que a los partidos de la oposición no debería importarles si se cumple o no el acuerdo porque no lo firmaron. En eso se equivoca Imbroda porque no tiene en cuenta que ese pacto concierne a todos los melillenses, pues quienes se comprometieron a cumplirlo, PP y PPL, lo hicieron para gestionar los intereses generales de la Ciudad Autónoma desde un Gobierno estable. La oposición representa también a los ciudadanos, y esta legislatura en mayor medida que en las anteriores, al abarcar 12 escaños de la Asamblea, casi la mitad de los 25. Eso es algo que no debe olvidar Imbroda, que empezó bien la legislatura tendiendo la mano y abriendo la posibilidad de diálogo a todos, una actitud que no debería perder si de verdad quiere que el acuerdo no se caiga cual castillo de naipes.

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