El presidente de la asociación Guelaya-Ecologistas en Acción, Manuel Tapia, dejó ayer claro que el hecho de que una playa tenga Bandera Azul "es bueno", aunque, eso sí, "siempre que se consiga con razón". Lo dijo en declaraciones a MELILLA HOY, en las que aseguró que en las playas de la ciudad se incumplen al menos tres premisas de las que son necesarias para obtener este galardón. En concreto, la inexistencia de los datos sobre la calidad del agua, la limpieza del fondo de la bahía, y el emisario de fecales. El consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, ha adelantado a este Diario que el día 21 se izará la Bandera Azul en la playa de la Hípica. Ayer, en declaraciones a MELILLA HOY, el presidente de la asociación Guelaya-Ecologistas en Acción, Manuel Tapia, dejó claro que una Bandera Azul "es buena para todos, siempre que se consiga con razón".
En este sentido, Tapia explicó que la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), que es la entidad que concede la Bandera Azul a puertos y playas, deja claras una serie de premisas para obtener este galardón que, en el caso de Melilla, "no se cumplen de manera flagrante".
Entre ellas, el máximo responsable de Guelaya-Ecologistas en Acción destacó tres. Una de ellas es que no aparecen los datos de calidad del agua, que deberían mostrarse en un panel que hay en la puerta de la caseta de Salvamento. Según Tapia, este panel "se mantiene en blanco todo el año".
Otra de las premisas que según Tapia no se cumple es la de la suciedad que tienen los fondos de la había. En opinión del responsable ecologista, "es verdad que se tienen una especial atención a la limpieza de las playas, pero no se limpia el foco de la suciedad, que es el fondo de la bahía". En concreto, "llegan plásticos y lo que se tira desde los diques de manera verdaderamente bestial todos los días", señaló el presidente de Guelaya-Ecologistas en Acción, que recordó la limpieza "testimonial" llevada a cabo por la entidad en el Dique Sur, "del que salieron varias toneladas de basura".
Según Tapia, la suciedad que hay en el fondo de la había está localizada en ciertos puntos. "Sería muy fácil limpiarla", reconoció el ecologista, que se comprometió a que su asociación, "siempre que tenga permiso", hará una limpieza del fondo de la bahía un día para que "se vean la cantidad de plásticos y residuos" que hay.
Y la tercera premisa que no se cumple para que Melilla tenga una Bandera Azul es el emisario. Resaltó Manuel Tapia que, aunque existe un plan antiguo para sacar el emisario de fecales del centro de la bahía, lo cierto es que, a día de hoy, "sigue estando ahí y sigue vertiendo puntualmente aguas fecales, con lo que la calidad del agua de baño se resiente".
La Bandera Azul es un galardón anual y un sistema de certificación de la calidad ambiental desarrollado por la FEE (Foundation for Environmental Education) desde 1987. Promueve y premia la participación en iniciativas ambientales voluntarias de las autoridades municipales, la población local y visitante y los agentes del sector del turismo. Los criterios para obtener la Bandera Azul, tal y como aparece en la web de la FEE, se agrupan en cuatro áreas: Calidad de las aguas de baño, Información y educación ambiental, Gestión ambiental y Seguridad, servicios e instalaciones.
