Tras la experiencia de 1994 en que el Ayuntamiento dedicó 40 millones de pesetas a la conocida como Prestación de Asistencia Social, PAS, y otros treinta dedicados a los vales de alimento, en ambos casos destinados a familias sin ningún recurso, el Gobierno de la Ciudad Autónoma había decidido suprimir los vales de alimentos e incrementar los fondos de la PAS a la que iba a dedicar, por tanto, 80 millones de pesetas y además iba a exigir a las familias beneficiadas, que serían 130, la asistencia a unos cursos de formación de seis meses de duración, sobre distintas materias como corte y confección, hostelería o albañilería. Una exigencia que a tenor de la experiencia del año anterior había dado excelentes resultados y que permitía contemplar la PAS, como un intercambio.
