Me susurraba la conciencia que, la voluntad de servicio hacia los demás puede llegar a ser cohibición en terceros. Y bien sabe Dios que mis intereses son únicamente acicates para evitar que otros perdieran el tiempo, como antaño yo lo perdí.
A veces pienso (sigo pensando de momento) que cuando se vuelcan en uno segundos enseñantes, pueden llegar a ser éstos, opresivos. Tú te crees que aún puedes, cuando la verdad es que te consienten, dado que llega el momento en el que tú eres solo un recuerdode enseñante o de ejemplo, siempre piensas que bueno, y según los tiempos que el futuro te depare puede ser malo. A veces una costumbre dentro del meollo de lasupervivencia, cambia el contexto de la forma de hacer o de actuar y más aún cuando los resultados son a largo plazo, lo cual significa que no eres tú el enseñante, sino que eres un mero eslabón de la conciencia dirigente de un entonces; siendo hoy, un desfase en los conceptos interpretados como de libertad. ¿Y qué es la libertad?… ¿Lo que dice el diccionario en el tiempo?… ¿Y qué es a su vez la moral? ¡Todo cambia!
El resultado es que te has convertido sólo en un semáforo con una sola luz, el ámbar, a la cual hace caso muy esporádicamente el peatón con calma. Esto hace que, sin pensarlo mucho, actúes como si tal cosa no fuera contigo, aunque la sientas. Lo peor es que, no se piensa en la tensión de los demás, sea ésta endógena o exógena, ambas provocan estrés que por circunstancias está acumulado en nuestro interior y que rompe cuando menos se piensa. Puede ser válido en la vida social, aunque contraproducente.Supónganse si esto fuera factible en un político…
Esto nos lo muestran fácilmente cuando entran en el juego del poder, llegan con el pelo de color (entiéndase no teñido) y al poco tiempo están llenos de canas o blanco, este cambio es consecuencia de la cantidad de preocupaciones que se tienen que tragar por no dar un reventón (sería mal visto). En el plano social sería esto causa de otra educación arraigada y diferente a la del materialismo de hoy en día, donde todo vale, eso sí, muy finamente. Por otro lado tenemos que, de cierta manera te haces sin pensarlo, un egoísta inconsciente. Y por eso pensamos alguna vez, de boquilla para adentro, si estoy siendo una carga porqué no me voy a hacer puñetas. Políticamente sería ¡dimito!, pero no, vuelves a demostrar una vez más que eres un egoísta, te aferras al puesto aunque ya no pintes nada por no poder depender sólo de ti o de lo que representas, y aguantas el tirón, contra viento y marea. ¿Qué pasa? Que cada vez más es desvalorada tu acción anterior, haya sido ésta buena o mala, pero en la que sí demostraste un cierto valor y un servicio para aquellos otros tiempos pasados, los que hoy te observan ¡Pecador!
Vamos que, con la que está cayendo a estas alturas entre crisis incluida, números rojos en la cuenta corriente, la hipoteca implacable, las comisiones bancarias imperturbables, el cinturón más ceñido o en el último agujero y constreñido, te hace estreñido, depositando cada dos días. Y si encima te vas consumido, dejas viuda a menos del 50% de la prestación por jubilación (si es que llega). Entonces, sólo entonces, pensándolo bien, te das cuenta que tan peligroso es que mueras como el que vivas, y terminas preguntándote ¿Para qué coño he nacido?Pues es tal el materialismo estatal que hemos creado que, con el 0,25% de aumento por carestía de vida, termina nuestra metamorfosis convirtiéndonos en simples camaleones, tanto por la alimentación como por el mimetismo del color que defendías, la cuestión es disimular nuestra existencia autóctona. Y tú pecador, te confesarás por haber contribuido a tanto egoísmo. Cuando tú lo hacías todo, por un bien común. Sin ERES, Bárcenas, chorizos y ladrillos, aeropuertos muertos, paraísos fiscales y otras múltiples raterías, entre incendios y más incendios intencionados.
Qué engañado estabas tú…
