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Impasse veraniego

Habrá que esperar, por tanto, que finalicen los festejos patronales del mes de septiembre y que la ciudad recupere su curso natural para poder analizar, si es que los hay, los cambios que introduzca el nuevo gobierno melillense. La tensión política que se acumuló en la primera etapa del estío melillense, a consecuencia de la ya habitual impugnación sobre el resultado de las urnas por parte de Coalición por Melilla, CpM, que retrasó más de un mes la creación del Gobierno local, ha dado paso a un período de calma tan solo roto por el proceso de acoplamiento entre el Partido Popular (PP) y su socio en el ejecutivo local Partido Populares en Libertad (PPL). El acuerdo logrado entre las dos formaciones políticas es objeto de revisión a través de una comisión de seguimiento encargada de comprobar el buen desarrollo de su contenido. Y fue precisamente en dicha reunión cuando el PP se comprometió, a petición del PPL, a disminuir el número de viceconsejerías para abaratar los gastos del Gobierno autonómico. Salvo esta discordancia puntual aún por solucionar, ya que no se ha producido de momento ninguna reducción en las áreas que componen el ejecutivo, el panorama político transcurre con el tradicional relax de agosto. De hecho, en la sesión plenaria de la jornada de ayer destacó la ausencia de debate.

Un impasse, el veraniego, que se extrapola prácticamente a todos los ámbitos. En lo deportivo y finalizada la Semana Náutica, el máximo evento de la vela a nivel local y nacional, la ciudad ha experimentado un parón que se rompe la próxima semana con el inicio de la liga de fútbol donde la UD Melilla continúa en el grupo cuarto de la segunda división B, mientras que los seguidores del deporte de la canasta deberán esperar hasta octubre para disfrutar o sufrir con los encuentros del Club Melilla Baloncesto.

Y donde sin duda se nota con gran incidencia el receso innato al verano es en la programación cultural, en la actualidad prácticamente inexistente, salvo la posibilidad de visitar alguna que otra exposición inaugurada en primavera y que ha experimentado una ampliación de su apertura al público para cubrir estos meses, como son los casos de las muestras que ofrece el Hospital del Rey, el Museo Militar o la Biblioteca Pública. Se acabaron las conferencias, sesiones teatrales, jornadas literarias, históricas o actividades musicales, entre otras manifestaciones artísticas. De hecho, los únicos conciertos de los últimos meses enmarcados en el ciclo denominado “Música a la luna… por los rincones del Pueblo” no llegan de la mano de Cultura sino que tienen su procedencia en el área de Turismo.

Habrá que esperar, por tanto, que finalicen los festejos patronales del mes de septiembre y que la ciudad recupere su curso natural para poder analizar, si es que los hay, los cambios que introduzca el nuevo gobierno melillense. Mientras tanto a disfrutar de los últimos retazos veraniegos a los que en Melilla pone fin la Feria de septiembre y la celebración del Día de Melilla.

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