Este recinto, gestionado por la empresa de Control de Fauna El Quinto S.L., inició sus actividades hace casi una década y, desde entonces, ejerce una importante labor de conservación y recuperación de especies protegidas, tanto de Melilla y sus alrededores como de otros lugares del mundo. Además, su horario de visitas permite que pequeños y mayores se diviertan durante un circuito guiado, mientras descubren los secretos mejor guardados de la fauna melillense. El Centro de Recuperación de Aves colabora con el Servicio de Protección a la Naturaleza y con el Patronato de Turismo en diversos proyectos y actividades. Al llegar al Centro de Recuperación de Aves nos recibió, con una gran sonrisa, Javier Ramos. Él es el gerente de la empresa de Control de Fauna El Quinto S.L., que gestiona el Centro de Recuperación de Aves Rapaces, así como el Control de Aves en el Aeropuerto de Melilla. Para empezar, nos explicó en líneas básicas como surgió esta iniciativa y cómo se ha desarrollado hasta nuestros días: “En el año 2007, nuestra empresa El Quinto S.L. quiso poner en marcha este proyecto a través del Servicio de Protección a la Naturaleza, y se nos fueron cediendo aves con la autorización del Aeropuerto. Posteriormente, tuvimos una cantidad de aves que era imposible mantener, así que, a través de la Consejería y el Patronato de Turismo, se firmó un convenio de colaboración para que este centro trabajase en dos sentidos: el primero, como centro de recuperación de aves rapaces, y el segundo, en el ámbito turístico y de educación ambiental. Así, a través de Javier Mateo y su equipo, buscamos un lugar que se adaptara lo mejor posible, y que se pudiese embellecer para atraer visitantes”. Así, se diseñaron esta instalaciones, que actualmente cuentan con una notable batería de aves y de otras especies, ya que este año se han incorporado un mono y un pequeño zorro.
Más de 9.000 visitas este año
A la hora de hacer balance, Javier afirmó que “entre nosotros, adaptamos un centro de recuperación que necesita una atención muy amplia (veterinario, biólogo, etc.), y lo que buscamos es hacer un centro para las necesidades que de una ciudad como Melilla”. El recinto pasó por varias fases hasta convertirse en lo que es hoy. La primera que tuvo el centro fue una batería de algo más de veinte aves rapaces, y, como destaca el gerente, “en nuestro primer año tuvimos entre unas 6.000 y 7.000 visitas concertadas. Viendo el resultado y el éxito del centro, se hicieron una segunda y una tercera fase, y a día de hoy, hemos recibido unas 9.000 visitas a lo largo de todo el 2015”.
La forma de hacer las visitas es simple: se solicita mandando un correo electrónico a [email protected], y el centro envía la confirmación al Patronato de Turismo. Además, al visitar el centro, los interesados podrán rellenar una encuesta para valorar el centro. Para los interesados, pueden obtener toda la información posible en el Fuerte de Rostrogordo, y el Centro de Recuperación está abierto todos los días de la semana, con un horario de visitas que va desde las 10:30 a las 13:30 horas.
Una de las grandes ventajas de visitarlo es, de hecho, descubrir algunas de las hermosas especies que habitan en Melilla y sus alrededores. Algunas de las más identificativas son el halcón agarote, una especie protegida, así como el cernícalo vulgar o el mochuelo. Pero lo cierto es que el centro recibe también diversas aves que migran de otros lugares del planeta y, por diversas circunstancias, no pueden continuar su marcha. “Durante el paso migratorio, algunas aves buscan las zonas más cálidas para reproducirse, y algunas suelen llegar con deshidratación y otros problemas. Intentamos que tengan el menor vínculo posible con el ser humano para no crear un vínculo antes de ponerlas en libertad”, apuntó el responsable del centro, que resaltó al cernícalo común como una de las aves que más cuidan: “Suelen estar muy introducidos en las zonas urbanas y a veces se golpean con los edificios”.
Visitas y equipo de trabajo
El Centro de Recuperación no escatima en gastos para hacer que las rapaces tengan la mejor calidad de de vida posible. Así pues, el recinto cuenta con dos cetreros, o adiestradores de aves de presa, que se dedican en exclusiva al cuidado y adiestramiento de estos animales. También cuentan con un centro veterinario, que colabora con el recinto para mejorar las salud de las aves y ponerlas en libertad lo antes posible. No obstante, el gerente nos explicó que en el Centro de Recuperación se encargan prácticamente de todo, “y acudimos al veterinario en casos más graves, como operaciones que necesitan los animales”. Por otro lado, el recinto también cuenta con un técnico medioambiental, que se preocupa en preparar las visitas y los proyectos para cuando acuden niños de diferentes edades, o aquellos que necesitan una atención especial. Por último, el biólogo realiza diversos estudios sobre las aves del centro.
El tiempo de estancia de las aves antes de ser liberadas siempre depende de muchos factores. El responsable del recinto nos explicó que, por ejemplo, “en el caso de que un animal llegase con síntomas de deshidratación, se le hace una cama cerrada para que no pueda tener contacto con el ser humano, se le alimenta e hidrata y, cuanto antes pueda estar en libertad, mejor. De hecho, en este tipo de casos, las sueltas ni siquiera se programan, informando con antelación al Servicio de Protección a la Naturaleza y al Patronato de Turismo para que las aves puedan regresar rápidamente al entorno natural. Con las que tienen un proceso más largo, por el contrario, el centro sí organiza sueltas para que se observe el trabajo de recuperación de calidad de vida de las aves.
Algunos animales, por desgracia, deben quedarse viviendo en cautividad. “Las aves que llegan al centro las dividimos en dos: recuperables e irrecuperables. Estas últimas son animales que no pueden solucionar sus problemas de forma quirúrgica, o que han tenido un gran vínculo con el ser humano. Con este tipo de animales, el centro procura que disfruten de la mejor calidad de vida posible durante el tiempo de vida que les pueda quedar. Además, de alguna forma, valoramos alternativas para ellos, como llevarlos a la Península o criarlos en cautividad con otras especies”, apuntó Javier.
Ante la gran demanda solicitada por los diferentes colegios melillenses para realizar visitas, el centro ha buscado potenciar su actividad para llamar la atención de los más pequeños. “En un año se trajo un mono, en otro los loros, el año pasado se trajo el zorro y en este tenemos un cuervo. Con esto, intentamos hacer que el centro sea más atractivo de cara a los visitantes y a los niños que vienen desde los distintos centros”, indicó el gerente.
Incidiendo en las visitas de los pequeños (y mayores), lo cierto es que siempre acaban resultando divertidas y enseñan a la gente a valorar más la naturaleza que nos rodea. De esta forma, las visitas al Centro de Recuperación de Aves se llevan a cabo en tres pasos: inculcar el respeto al medioambiente, explicar la forma en la que debe tratarse un ave rapaz cuando la encontramos en mal estado y, por último, hacer que la gente se divierta interactuando con los animales. Así, los visitantes realizan un circuito mientras un monitor les explica las características de las aves que permanecen en el recinto, a la vez que pequeños y mayores pueden contemplarlas y admirar su belleza y sus características. El circuito finaliza con una exhibición de juegos, en la que se saca al zorro y a un cuervo y a los loros con el único propósito de interactuar con estos animales de forma amena y divertida.
Colaboración y altruismo
A mediados de marzo, El Quinto S.L. organizó una suelta de siete aves rapaces, y tiene previsto soltar a nueve o diez aves rapaces, entre las cuales hay mochuelos o lechuzas, una vez termine la Feria. El centro realiza, a su vez, tres o cuatro exhibiciones anuales, en colaboración con la Ciudad Autónoma y la Junta del Puerto, y tiene un Convenio de Colaboración con el Patronato de Turismo, realizando su trabajo de forma altruista para mejorar la calidad de vida de las aves rapaces.
